Roxanne, hechicera, dueña de conjuros y formulas, de embrujos y manuscritos forzados. Posee el más dulce deleite jamas conocido, el más embriagador beso escondido, el sabor más irresistible nunca deleitado y el aroma hechizante de ángeles e infierno que atrapa y retuerce hasta su mas mínima expresión, debilitando. 

Camina con un andar imaginado, simulando cual ángel volando, lento y rápido, hipnotizando a todos en su paso. 

Mira fijo y profundo, ausente y transparente, descifra pensamientos al parecerle, que la voz tartamudea al verle. Mira y mata, encontrarle la mirada en un atardecer te atrapa, ojos negros y claros, que incitan a amarle de nuevo, toda la tarde, toda la noche, hasta dejarle sin besos los labios, y las caricias sin manos. 

Toca y arde, duele, gozas... Te toca suave, tierno, sin prisa, todo el cuerpo, hasta dejarte sin aliento, enloquece la espalda con el frío de sus dedos, y saborea con la palma sus deseos... 

Revuelve. Oh dios, revuelve tu cabello, te pierde en el verso que plasmas sobre su cuerpo, sus manos proclaman la victoria en el cielo, su respiración y sus palabras resuenan en el eco de un corazón acelerado, de un arrebato violento de un amor desenfrenado, sin limites, a su mayor expresión, casi, matando. 

Sus labios marcan la pertenencia de los tatuajes de tu cuerpo. Besa gloria, besa lento, sin cordura, besa a su modo, como ninguna, besa, besa, te derrite en su boca, te sostiene y controla, muerde y provoca, explora y tú... tú le besas la mano deseando eternidad, en ese pequeño instante de lucidez-felicidad. 

Te abraza, desaparece los fantasmas que te atormentan, recuestas tu cuerpo junto al de ella, y la cabeza sobre el corazón que sopla fuego alrededor. 

Y entonces es cuando observas esos ojos por dentro, y de pronto sientes un paraíso en ellos, te das cuenta que no puedes vivir sin ellos, y que, te enamoraste de la mujer ideal, crees en eso. 

Cierras los ojos, te quita una pestaña entre la calma de la revolución, y pides un deseo... detienes al sol entre tus manos, y besas las flores rosas que embriagaron y bendijeron tantas veces tus labios... Entonces llega el momento de marcharse, el sol se oculta y la luna hermosa desde el ultimo piso anuncia, que el cielo se ha acabado... Rescatas cuantos besos puedes de las rosas y esmeraldas que retienes. La abrazas, funde tu cuerpo, sabe que su hechizo resulto, y te vas, de regreso tan enamorada que has olvidado todo. Al llegar, sientes un pétalo de rosa en tu boca, el sabor del amor... 

Y despiertas entonces, creíste por un instante en ese sueño, y recuerdas... que las rosas tienen espinas, que las esmeraldas cegan, y que el sol, por más hermoso que sea: mata. No se puede vivir sin agua, y yo, me he ahogado.