Gente gris que va...gente gris que viene.
Las bocas hambrientas de la tierra
los devora, los mastica, los exprime
y luego los vomita...sudorosos, cabisbajos
y sin alma. los devuelve a sus vidas grises.
 
El avión lejano y gris
espanta a las palomas grises
con un alarido de  metal.
 
La camioneta roja cruza en rojo
cuándo la negra con labios gruesos
conversa a su amiga del hombre
que conoció anoche en el bar negro.
 
La  baliza roja
quiebra la rutina lumínica
de la tarde gris.
 
Hombres de verde
instan al mendigo maloliente
a subir a la máquina de terror,
hombres de verde pasan por mi lado.
 
Una sirena grita furiosa
entre los motores rugientes
...¡yo paso!.
 
El viento lánguido
mece las ramas de hojas verdes; 
piezas de amarillo y ocre caen
y crepitan al romperse en el suelo gris.
 
La tarde gris...la ciudad sigue gris.