Jamás fui una puritana, siempre me considere algo atrevida para una sociedad tradicionalista, siempre dispuesta a arriesgarme un poco más, una copa más, un poco más de velocidad, una línea más, una posición nueva... creo que por eso se fijó en mí!
Yo era algo así como su par, su igual, desde su Narcisa visión del mundo, yo estaba a su altura.
Podía sentir como sus ojos se metían bajo mi ropa, mientras yo me humedecía un poco.
Solíamos jugar al límite de lo moralmente aceptable, disfrutando los rostros de despide de los que junto a nosotros compartían. Códigos no acordados, solo recuerdos de ocasiones memorables en nuestro juego erótico.
Yo fui para él una musa, que lo llevo a saborear las fantasías, pero como todas ellas, yo terminaría por marcharme algún día, solo que él se me adelanto.
Huyendo a la rutina, probamos muchas cosas, disfrutando de casi todas pero con una regla muy clara... jamás repetir!
Creo que una situación llevo a la otra, yo nunca decía no!, y a él le excitaba mi falta de miedos; esta noche no hubo acuerdos, ni si quiera un dialogo previo.
No podía evitar mirarla, era realmente exótica, seductora, de labios carnoso, mirada penetrante y largas piernas... la manzana prohibida!
No sé cuál de los dos la noto primero, o simplemente él se dio cuenta de cuanta curiosidad había despertado en mí, no lo niego, me resulto atractiva desde el momento que la vi allí sentada sola, tomando su Martini.
Como buen jugador acepto el reto, puso en marcha todas sus estrategias, era todo un gala, un galán irresistible... pero fui yo quien la conquisto, o tal vez fue ella quien decidió dejarse seducir.
En la primera oportunidad que quede sola se me acerco; de forma sutil roso mi pierna con su mano, mientras  su mirada penetrante se detenía en mi boca,  bajaba hasta mis pechos, sentía que me quemaba. hasta que el regreso, nos había estado observando.
Después de un corto dialogo, que más parecía retos de niños en el que yo me convertir en el objetivo, nos marchamos los tres; una vez en el auto él parecía un niño por primera vez en el parque, lo quería todo y perdía el objetivo, ella me miraba y en su rostro se dibujaba una sonrisa cómplice a la que yo respondía.
La verdad no me siento para nada culpable, fue su decisión.
No somos niños, sabemos las consecuencias, mas su excitación los cegó.
Solo basta con ver sus rostros para entenderme, para entenderlo todo!
Ya en el apartamento, una copa más, una línea más y todo fue fuego, ella lucia tan dispuesta, creo que solo estaba aquí por mí, lo disfrute todo con ella, habría podido dormir el resto de mi vida entre sus piernas, después de sentirla, él estuvo de más. No conozco el remordimiento pero me habría gustado continuar con ella.
Él lo pedía todo!... yo solo lo complací.
Yo los complací a ambos! Disfrutaron como seguramente jamás lo habían hecho en su vida, gemimos, gritamos, sudamos, vimos el éxtasis en simultánea, pero yo sé cuándo detenerme.
Usted puede en este momento sacar muchas conclusiones, pero la autopsia le aclara todas sus dudas, por ahora no puede retenerme aquí...  lo siento pero ahora necesito un trago, y nunca bebo dos veces en el mismo lugar.