Setamor (Novela) Captulo 54.
Publicado en Mar 28, 2011
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- ¡Volvemos a tu patria! -le informó, con enorme entusiasmo por la labor llevada a cabo y el rotundo éxito obtenido, el anciano de las barbas blancas al joven licenciado que se acababa de levantar de la cama.
Había dormido en el domicilio de aquél.
- ¿No le estoy diciendo más de una vez que mi verdadera patria es un pequeño rincón llamado Universo?.
- ¡Perdona, jovenzuelo, quise decir a tu país de origen!.
- Ahora no puedo regresar todavía.
- ¿Qué motivo, razón o causa te impide regresar ahora?.
- Me interesa más quedarme aquí hasta poder hablar con ella.
- ¡No te preocupes tanto por ella!. ¡Es muy importante que regreses a tu amada ciudad!.
- ¿Y cuál es mi amada ciudad si voy sembrando gorriones grises de hablan de amor y de paz por todos los lugares por donde voy?.
- ¡A la ciudad donde creciste!.
- ¿Cuál de las tres?.
- ¿Es que creciste en tres ciudades distintas?.
- Cierto que sí. En una me engendraron, en otro salí del vientre de mi madre y en la tercera me crié siempre.
- Pues a la tercera va la vencida. Me refiero a la tercera; a la que tienes grabada en tu corazón. Porque tienes grabada en tu corazn a la gran capital de tu país... ¿no es cierto?. La gran capital... recuerda... la gran capital... ¿Por qué amas tanto a tu gran capital?.
- Por sus paseo con rosales pintados en los cuadros de la bomemia... porque allí Don Qujote habló conmigo.
- Debe haber algo más...
- Yo sí lo sé... pero no importa... sólo es alguien que penetró en mi corazón sin yo darme cuenta.
- ¿Un secreto acaso?.
- No es un secreto. Es algo más. Es un misterio cristiano. ¿cómo es que me pregunta usted a mí sobre un misterio cristiano siendo usted un ministro de Jesucristo?.
- A veces no puedo entenderte. Te comprendo a la perfección pero a veces no entiendo nada de lo que te sucede.
- Entonces... ¡deje que me quede aquí!.
- Imposible. ¡Te prometo que es por tu bien!. ¡¡Volvemos a la gran capital de tu corazón!!. Allí donde un alcalde te vio crecer... allí donde la pizarra era mucho más interesante verla a cierta distancia mientras los profesores y profesoras te admiraban o te odiaban pero a ninguno ni a ninguna dejaste indiferente... allí donde un duque llamado Juan te nombró parte de entre los Grandes de España entre letras de canciones, poemas y un sinfín de escrituras... allí donde serviste siempre con lealtad al general más importante de todos y allí donde tuviste la valentía de decirle adiós a todos los envidiosos dejando el Banco donde te quisieron amarrar sin conseguirlo.
- Pero... ¿cuál es el motivo, razón o causa que tengo para volver a la gran capital?. Estoy totalmente seguro de que voy a volver... pero... ¿precisamente ahora?
- Siento decírtelo... pero me han avisado de que tu padre se está muriendo y te llama porque te necesita a su lado.
- ¿Le ha dicho alguien que la muerte no existe?.
- Bien... no tengo más remedio que correjir para ser totalmente exacto. Quiero decir que te necesita a su lado antes de dormir...
- Está bien. Si es por ayudar a mi padre volvamos a la gran capital de mi amado país cuanto antes.
- Hoy mismo. Ya tengo los dos billetes de avión.
- Pero... ¿cómo consigue usted los billetes de un día para otro y para el destino que necesita?. Eso casi nadie lo puede conseguir...
- Muy fácil. Tengo amigos por todos los países y muchos de ellos gracias a ti.
- ¿Cómo es eso de que tiene usted amigos verdaderos gracias a mí?.
- No sólo verdaderos sino amigos para siempre, lo mismo que titulaste a la serie de televisión escrita por ti solamente y no por esos envidiosos que pretendían ser sus autores. No te podrán robar lo que es tuyo... el juicio de Dios caerá sobre ellos como tú escribiste en tu gran obra teatral, tuya por supuesto, titulada "El Juicio de José". ¡¡Ha sido muy fractífero todo el tiempo que has pasado entre nosotros en el ecuador de tus creatividades literarias!!. Lo tuyo es tuyo y de nadie más.
- Perdone usted pero lo mío es mío y de ella...
- Cierto. Eso lo reconocemos tus amigos de verdad.
- ¿Amigos de verdad?.
- Por supuesto que sí. Amigos de verdad. Algo así como lo que sucede contigo... que tienes amigos de verdad en muchas partes del mundo.
- ¿Entonces por qué muchas veces estoy en soledad?.
- Porque no son tan valientes como tú.
- Y yo qué he hecho para que me considere usted tan valiente. Posiblemente no sea cierto.
- Es totalmente cierto. Eres el hombre más valiente que conozco gracias a tu corazón .
- Dentro de mi corazón sólo existe lo que existe dentro del corazón de cualquier ser humano.
- Te equivocas. No todos los corazones humanos son como el tuyo.
- ¿Y qué tiene de especial mi corazón?.
- Una caricia de mujer. Una mujer acarició tu corazón y te convirtió en su héroe. Para enamorar a una mujer tan bellísima hay que ser muy valiente. Escucha esta canción mientras desayunas en mi casa.
El anciano de las barbas blancas encndió el DVD y sonó la canción.
- "Llévatela contigo que a mí me está volviendo loco; menuda hembra, cómo es, mucha experiencia hay que tener para domarla un poco. Llévatela contigo que a mí me está volviendo loco; también la quiero conquistar pero es tan brava que al final no puedo yo tampoco. Torero, para estar a su lado hay que ser torero y medir la distancia que va a su cuerpo. No hay que andar confiado ya en su terreno porque, porque pueden herirte sus ojos negros... Torero, hay que ser tan valiente como un torero para ir sin capote a robarle un beso. Para hablarle de cerca, sin burladero, hay que ser
torero, torero, torero. Llévatela contigo que a mí me está robando el sueño porque la quiero enamorar pero me falta habilidad para cambiar su genio. Llévatela contigo
que a mí también me roba el sueño porque no tiene corazón y es peligrosa en el amor;
yo ya le tengo miedo".
- ¿Se ha vuelto usted loco?.
El anciano de las basrbas blancas explotó de risa.
- No... no me he vuelto loco... nada de iglesias ahora... ahora iglesias fuera... iglesias eliminado de nuestro itinerario.
- Pero esto es una locura.
- Sí. En ese sentido me he vuelto tan loco como tú. ¡Bienvenido soy a la locura en este mundo de cuerdos que no saben distinguir entre romance y vicio... porque no saben separar lo bueno de lo malo y, por ignorantes y necios, sólo buscan lo peor y se quedan con lo más feo del mundo!.
Ahora fue el joven licenciado quien rió con ganas y hasta que no paró de reír no continuó hablando.
- ¿Y acaso usted se está creyendo que yo soy perfecto?.
- No. No eres perfecto y por eso eres diferente a todos esos y esas que se creen perfectos. ¿Has visto acaso, en tus años de aventuras, a alguien, hombre o mujer , que sean perfectos?. Además, los que se creen perfectos sólo son autómatas esclavos de la tecnología mundial actual y no viven en libertad como nosotros los imperfectos. No eres perfecto y por eso cada vez eres mejor. Si fueses perfecto ya no te quedaría nada por aprender y eso significaría que tu eres Dios, lo cual no es cierto.
- Efectivamente. No soy Dios ni me creo Dios como sucede con algunas personas que he conocido. Me limito a ir aprendiendo cada vez más para ser cada vez mejor. Y ese es el gran secreto de la vida para quienes no nos consideramos Dios.
El joven licenciado quedó en silencio mientras terminaban ambos de desayunar.
- ¿Por qué has estado tantos minutos callado?.
- Estaba recordando...
- ¿Recordando?.
- Sí. Recordando cosas de fútbol. ¿Le interesa a usted el fútbol?.
- Mucho. Soy un gran fanático de tu forma de jugar.
- No he sido nunca un futbolista perfecto.
- Has sido algo todavía mucho mejor.
- ¿Usted cree?.
- Sí. Has sido siempre, desde pequeñito, el futbolista que más he admirado yo, porque teniendo clase y estilo para repartir a espuertas, o sea para repartir a montones, no te la quedaste sólo para ti sino que la repartías entre todos tus compañeros de equipo. Y eso mismo es lo que haces cuando estás en el terreno de juego o fuera del terreno de juego. No eres perfecto pero sí eres fantástico. Tu forma de jugar al fútbol es la Fantasía llenando un terreno de juego. Sólo un gran capitán puede tener esa Fantasía y repartirla a manos llenas entre todos los compañeros. Eres mejor que si fueras perfecto.
- ¿Por qué?. ¿Por hacer sólo lo que se debe de hacer sobre un terreno de juego y fuera de un terreno de juego?. Yo no creo que eso sea tener mucho mérito.
- Tiene más mérito de lo que crees o supones. Cierto es que te sobraba como para haber sido un verdadero as del fútbol profesional... pero te negaste a ello y te quedaste en las categorías de los aficionados... creando afición a tu lado por esos campos humildes de Dios... por eso hacías triunfar a muchos que apenas sabían jugar. Y repito que fuera de los terrenos de juego haces lo mismo.
- Yo no he realizado ninguna gran hazaña deportiva.
- Eso lo dices por tu modestia. Pero has realizado muchas grandes acciones y las grandes acciones son siempre grandes hazañas. ¿Olvidas cuando todos se pusieron de acuerdo para nombrarte el mejor de todos?.
- Eso fue un regalo de mis compañeros.
- No. Eso fue un reconocimiento de tus compañeros.
- Porque eran amigos.
- No. No porque fueran amigos sino porque fueron sinceros.
- Mejor hablemos de ella... prefiero hablar de ella...
- No te preocupes. Ya no está en el campamento. No debes estar pensando contínuamente en ella.
- Lo siento. Pero pensaré en ella cuantas veces me lo pida mi pensamiento. Por cierto... por su culpa he perdido la oportunidad de poder hablar con ella...
- Aunque no te lo creas es mejor para ti que haya sido así.
- ¿Por qué?. ¿Cómo puede decir usted que es mejor para mí no haber podido hablar con ella?.
- Por una razón muy importante. ¡Había demasiada gente al lado de ella intentando conquistarla!. Y pienso que lo que tú prefieres es hablar con ella a solas y sólo con Jesucristo como testigo.
- Sí. Prefiero hablar con ella a solas y no delante de una multitud ni de nadie más que Jesucristo como testigo. Ni amigos ni enemigos. No deseo hablar con ella a solas rodeado de amigos ni de enemigos. Mantengo la teoría de que para enamorar a una mujer que ya te ha conquistado el corazón lo que se debe de hacer es estar a solas con ella.
- Pues eso...
- Pues eso... ¿qué?.
- Que eso es lo que tienes que conseguir. Hablar con ella a solas. ¿Entiendes ahora por qué no te dejé que hablaras con ella en el campamento donde había tantas personas a su lado?.
- Sí. Ahora entiendo mejor.
- Ya lo entenderás del todo a su debido tiempo. Así que hablemos de ti.
- No. De mí no hay ahora nada de qué hablar.
- Sólo una cosa relacionada con el señor del barrio.
- Efectivametne, también la escribimos ella y yo y, puestos a decir las cosas claras, igualmente sucedió con eso de nunca morir y las aventuras de Gilberto.
- Bien. Nos vamos al aeropuerto.
El vuelo hacia la gran capital , la ciudad que tanto amaba el joven licenciado, no fue nada especial. Fue un vuelo como cualquier otro de los millones de vuelos que se llevan a cabo en el mundo cada año. Apto para ser aprovechada la oportunidad de dormir.
- ¿Es que no duermes cuando vas de viaje? -le preguntó el anciano de las barbas blancas.
- Nunca. Nunca duermo cuando voy de viaje ni por la tierra, ni por el mar ni por el aire.
- ¿Quizás porque no puedas dormir por algo que te duele en tu interior?.
- Jejeje... me hace usted sonreír. No. Nada me impide dormir.
- Entonces... ¿por qué no puedes dormir ahora que casi todo el viaje va a ser de noche?.
- Porque así comprendo mucho mejor a la persona que va dormida a mi lado y porque así entiendo mcuho mejor a la persona que va dormida a mi lado.
- ¡Excelente forma de viajar!. ¡Eso sí que es aprovechar un viaje!.
- Usted puede dormir cuanto quiera...
- Te voy a confesar algo antes de que me entre el sueño. Tampoco eres perfecto ni como escritor ni como periodista pero... ¡no he conocido a ningún escritor mejor que tú ni a ningún periodsta mejor que tú!... ¡He dado ya muchas veces varias vueltas al mundo entero y tú eres el mejor escritor que he conocido y el mejor periodista que he conocido!. Porque cuando escribes lo haces con vida llena para repartir vida plena a todos tus personajes... eres un creador de historias y no sólo un relator de historias... ¿Entiendes ahora por qué para amí eres el mejor?.
- Mi padre siempre dice que la única voluntad válida es la que se desarrolla con el deseo indomable de llegar a lo sobresaliente. Fíjese que no dice matrícula de honor sino sobresaliente. Quizás lleve el razón y no yo...
- Te equivocas. Los dos lleváis razón pero sois totalmente diferentes. Él es un sobresaliente padre y tú un hijo sobresaliente.
- ¿Cómo puedo saberlo?. ¿Acaso usted cree que yo puedo saberlo todo?.
- Es muy fácil saberlo. Ningún ser humano puede saberlo todo pero él te ama a ti mucho y ru también le amas mucho a él. Y ahora, si no te importa, prefiero dormir... aunque sé que mientras duerma tú seguiras soñando con los ojos despiertos.
Al salir del aeropuerto de la gran capital, una enorme muchedumbre de jovencitas y algún que otro jovencito de dudosa especie, rodeaban a un tipo muy esbelto y muy elegante, con eso que se llama glamour, envuelto en los gritos histéricos de las jovencitas y algunos jovencitos de dudosa especie.
- ¿Qué está haciendo?.
- No deja de firmar autógrafos.
- Pero... ¿quién es ese tipo?. -preguntó el joven licenciado.
- Es Galán.
- ¿Otro galán?.
El anciano de las barbas blancas soltó una carcajada ante la supuesta ingenuidad del joven licenciado.
- Sí. Es un galán que se apellida Galan. Es el actual número uno del cine y la televisión y, además, hace mucho teatro.
- Ya.. ya veo que hace mucho teatro...
- ¡Jajajajaja!. Es que necesita hacer mucho teatro para no perder eso de su glamour y de ser el galán número para millones de fanáticas histéricas y algú9n que otro jovencito de dudosa especie. Por si te interesa saberlo, se llama Gabriel.
- ¿Gabriel Galán?.
- Efectivamente. Gabriel y Galán.
- Lo que esoy presenciado en estos momentos, con todas esas jovencitas y algún que otro jovencito de dudosa especie, gritando histéricamente ante ese tal Gabriel Galán me hace recordar el siguiente poema... a ver si adivina usted de quién es....
- Vamos. Adelante. Recita a ver si lo descubro...
- El joven licenciado hizo un esfuerzo de su proverbial memoria.
- Deja la charla, Consuelo, que una moza casadera no debe estar en la era si no está el sol en el cielo. Tu hogar tendrás apagado, y al mozo que habla contigo le está devorando el trigo la yunta que ha abandonado. Mira que está oscureciendo, que en las riberas lejanas ya están cantando las ranas, ya están las aves durmiendo. Que tocan a la oración y hay gentes murmuradoras cuyos ojos a estas horas cristales de aumento son. Y es que los oscureceres son unas horas menguadas que han hecho ya desgraciadas a muchas pobres mujeres. Mira, muchacha, que ha sido la tarde muy bochornosa y va a ser fresca y hermosa la noche que ha producido. Mira que son muy contadas las fuerzas de la memoria, mira que huelen a gloria las mieses amontonadas, y está tu galán delante, y está tu hermanillo ausente, y está el amor en creciente
y está la luna en menguante, y a luz tan débil yo creo que sola a salir no atinas
del laberinto de hacinas donde metida te veo. Tal vez si el mozo me oyera pensara que esto es perfidia, creyera que tengo envidia, que tengo celos dijera, pues con la venda de amor no viera que soy un viejo que solo con un consejo puedo acercarme a tu honor. Vete, muchacha, y no quieras llorar prematuros gozos, que sé lo que son los mozos y sé lo que son las eras; y en tales oscureceres pláticas tales de amores dicen los murmuradores que son de tales mujeres... Y tienen razón, Consuelo, que una moza casadera no debe estar en la era si no está el sol en el cielo.
- ¿De quién es?. No acierto a saberlo
- Ya que hablamos de Gabriel y Galán... es de Gabriel y Galán.
- ¿Jajajajaja!. Ya recuerdo... ya recuerdo... ¡José María de nombre!.
- Exacto. Otro coterráneo mío.
- ¡Sorprendente!. ¡Has dado de lleno en el clavo!. Eso les pasa a muchas de este mundo tan esclavo de los glamures!.
- Se dice glamoures...
- ¡Jajaja!. ¿Y qué son los galmures o glamoures?.
- Debe ser algo que se obtiene con mucha cultura física y un poco de química y algo de medicina con bisturí más algún bistec de por medio.
- ¡Jajajajaja!.
- En este mundo es mentira el que a todas va y las tira... con la escopeta cargada de mala vida encargada... y mire usted que yo digo que no es tan dulce ese higo de la higuera muy tocada y unas mil veces burlada. No hay mujeres más necias que las que son de las ciencias de galanes que son dioses y luego les dan sus adioses tras haberlas bien probado con un falso amor robado. Y qué cosas tiene este mundo que es invidente y mudo... porque ha de saber cada niña que por culpa de una riña se han perdido mil amores entre los sires y lores.
- ¡Jajajajaja!. ¿También de tu coterráneo Gabriel y Galán?.
- No. Este es mío y acabo de improvisar espontáneamente. No lo tengo escrito ni lo he leído. Sólo ha salido de repente... pero como no soy perfecto lo doy por válido y valioso.
- ¡Jajajaja!. ¡Vaya mundo nos ha tocado vivir, jovenzuelo!.
- ¡Cómo está el mundo, Facundo!... Facundo, ¡cómo está el mundo!.
- Que suerte tienen algunos...
- ¿Usted siente envidia de ese tipo de galanes?.
- ¡No!. No tengo envidia de ellos sino que tengo una sana envidia de tí y de hombres como tú que sois capaces de hacer fácil lo difícil y difícil lo fácil.
Nuevas risas soltó el anciano de las barbas blancas hasta que pudo de nuevo hablar.
- Bueno. Hasta aquí he llegado. A partir de ahora nos separamos los dos.
- ¡Ahora que estábamos tan compenetrados!.
- Tienes que hablar con tu padre a solas y con Jesucristo como único testigo. Yo estoy cansado de dar tantas vueltas por el mundo y regreso a mi país a tomarme un largo descanso. Tú tomas mi relevo pero... ¡tengo algo para ti!. ¡Un billete de avión!.
- ¿Otra vez los dichosos billetes de avión?.
- Tranquilo. No protestes y cógelo. No te lo tomes a broma. Coge el sobre...
Y el anciano de las barbas blancas le entregó el sobre al joven licenciado sacándolo del bolislo derecho de su chaqueta de cuero de color negra.
- ¿Otro sobrecito?. ¿Quue hay ahí dentro?. No le digo si lo voy a hacer o no lo voy a hacer. Tengo muchas cosas en mi pensamiento.
- No seas tonto y aprovecha la ocasión. ¡Sólo tienes veinte días para conseguirlo!.
- Yo no tengo por qué seguir indicaciones que no salen de mi pensamiento y sobre todo que no me las explican como es debido.
- Ya las explicarás tú mismo. Házme caso. Coge el sobre. Tú eres quien debe decidir voluntariamente... pero insisto en que cojas el sobre. Contiene un billete de avión para la costa cálida de este país, una reserva de habitación de hotel para veinte días y un buen montón de dinero.
- Espere. Espere. Lo cojo... pero... ¿cuánto dinero tiene en su interior?.
- Exactamente cien mul euros.
- ¡Eso es mucho dinero!. ¡Yo no puedo devolver esa cantidad!. ¿Usted me ha visto cara de millonario?.
- ¿Devolverlo?. ¡Quien te ha pedido que lo devuelvas!. Nada de eso. Es un buen montón de billetes pero lo hacemos como inversión para el futuro.
- Que le repito que yo no puedo devolver esa cantidad de dinero... no sé de qué inversión me está usted hablando.
- Tu vuela hasta la costa cálida y el resto déjalo de nuestra cuenta...
- De cuenta... ¿de quién?...
- De tus hermanos.
- Yo no tengo hermanos.
- Me refiero a tus hermanos cristianos. Los tienes por millones. No ha sido nada difícil pedir un céntimo a cada uno de los interesados en el proyecto.
- Pero... ¿de qué proyecto me está usted hablando?.
- Del Proyecto Vida.
- ¿Y yo qué tengo que ver con ese tal Proyecto Vida?.
- Aunque no te hayas enterado tú lo has ideado en la mente de otra persona y esa persona lo ha puesto en marcha.
- ¿Se puede saber de qué me está usted hablando?.
- Se puede pero no se debe. Quiero decir que no nos debes nada sino al contrario... te debemos mucho... y ahora haz lo que tienes que hacer...
- Está bien... ¡hasta siempre, compañero!.
- Hasta siempre amigo. Pero no me voy todavía.
- Cada vez lo entiendo menos.
- Tú y yo nos vamos de la gran capital mañana por la tarde. Tú con destino a la costa cálida que está muy caliente por cierto y yo a mi país a gozar de unas largas vacaciones. Pero esta noche te espero, a las diez, en la puerta del Teatro Nacional.
- ¿Esta noche vamos al teatro usted y yo?.
- Tan cierto como que soy tu amigo y no sólo tu compañero. Adió. Hasta luego. Tu padre está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Militar.
Y se separaron cada uno en direcciones diferentes. El anciano de las barbas blancas hacia la casa de otro misionero cristiano que le estaba esperando para comer juntos y hacer planes sobre el Proyecto Vida y el joven licenciado hacia el Hospital Militar.
- ¡Hola, qué tal!.
- ¡¡Hola capitán!!. ¡¡Has venido!!. ¡Sabía que no me ibas a dejar solo!.
- Sí. Aquí estoy. Si algún dia te dijeron que caí era mentira porque yo sabía que algún día habría de volver.
- Si te dicen que cai un día volveré... de Juan Marsé... sí... eres tú... no puedes ser otro... eso lo dices siempre tú... ¡¡mi hijo!!...
- Si. Es una vieja costumbre que tengo.
- ¿Cómo has podido entrar aquí?.
- He encontrado en la puerta al doctor, le he dicho quien era yo y me ha dado permiso para estar unos minutos a solas contigo.
- ¿Y tu madre?. ¿No estaba tu madre?.
- No estaba; así que supongo que estará comiendo en el restaurante.
En esos momentos se abrió estrepitosamente la puerta de la habitación.
- ¡¡Hijo mío!!. ¡¡Estás vivo!!. ¡¡Sabía yo que estabas vivo y regresarías a casa!!.
- Un momento, perdona mamá pero espera afuera. Tengo que hablar con papá a solas.
La madre del joven licenciado no tuvo más remedio que salir de la habitación ante la firme orden dada, pero sin levantar la voz, por parte del joven licenciado. Era la orden de un hombre hecho y derecho y había que cumplirla sin rechistar.
- Hijo mío... mañana me voy a levantar de esta cama y vamos a ir, los dos juntos, a beber agua de la Fuente de Los Tres Caños como si fuésemos solamente dos niños nada más.
- Claro que sí, papá.
Pero el apdre del joven licenciado ya sabía que no se levantaría más de la cama en esta vida.
- No. Sólo es un tonto sueño de un viejo nada más. Bebe tú por los dos.
- Eso es fácil. Lo haré. ¿Dónde está La Fuente de Los Tres Caños?.
- Dentro de tu alma. Bebe de la fuente que desees y habrás cumplido.
- Eso es muy fácil, papá. Mi alma está llena de fuentes de agua dulce... ¿es la Fuente de Los Tres Caños de agua dulce?. ¿Te vale la de Villaviciosa de Odón?.
- Si, capitán... sólo tienes que beber de la primera fuente que desees y habrás cumplido con mi ruego. Vale la de Villaviciosa de Odón.
- Yo siempre cumplo la plabra y te doy la palabra de que lo haré pensando en ti y tú estarás allí, conmigo, en mi Fantasía, haciendo compañía real y verdadera a mi Ilusión. Beberé por ti y por mí.
- ¡Haz justicia, José!. ¡¡Haz justicia distributiva!!.
- No, papá... tienes que saber que el dinero no me interesa para nada porque la prefiero a ella mil veces más... un millón de veces más... mil millones de veces más...
- ¿Quén es ella?.
- La que conquistó mi corazón desde el mismo día en que nació cuando yo sólo tenia siete años de edad.
- ¡Haz justicia, José!. ¡¡Haz justicia distributiva!!.
- No, papá. Será Dios quien haga justicia. Yo he venido a esta existencia por amor y sólo el amor será siempre mi bandera. ¿Te duele mucho?.
- ¡Ya no puedo soportarlo más!.
- ¿Quieres que se te corte el dolor para siempre?.
- Si eso fuera posible...
En esos instantes entró el doctor.
- Despídase ya. Vamos a sedarle para que no sufra más. Es lo que ha pedido su esposa.
-¡Adiós, capìtán!.
- No tengas miedo, papá. Sólo es una décima de segundo nada más.
El padre del joven licenciado agarró la mano izquerda de éste.
- Esperaré...
- No te preocupes. Dentro de una décima de segundos estaré junto a ti.
El doctor sedó al padre del joven licenciado con éste y su madre presentes.
Después fue la madre del joven licenciado quien rompió el silencio.
- ¿Vendrás a casa conmigo?.
- No. Ahora no. Tengo cosas importantes que hacer.
- Pero... vendrás a casa... ¿verdad?.
- Más de noche.
- Entonces te esperaré despierta.
- No. No quiero que me esperes despierta. Iré a casa como muchas veces hacía... ya muy avanzada la madrudaga... así que no me esperes despierta porque necesitas descansar y dormir mucho.
- Está bien. Toma una copia de las llaves del portal y de la casa. Quizás lleves razón.
- Más razón... mucha más razón de lo que tú siempres has creído... pero... en fin... de eso hablaremos mañana.
El joven licenciado cogió las llaves y se despidió de ella con dos besos en la cara.
- No te pierdas hijo mío...
- Sabes muy poco de mí, mamá... muy poco...
Fue lo único que le dijo antes de salir de la habitación.
Fue difícil encontrar sitio en aquel restaurante de lujo de la zona más rica de la gran capital pero el joven licenciado supo esperar y, más pronto de lo que pensaba, encontró una mesa libre.
- ¿Qué desea comer, señor? -se le acercó el camarero.
- Un par de huevos fritos con patatas.
- Pero... señor... perdone señor... pero este restaurante es de lujo y...
- ¿Y qué sucede?. ¿Acaso no tienen ustedes huevos?.
- ¡Por supuesto que tenemos huevos!.
- ¿Los tienen bien frescos?.
- Fresquísimos.
- Pues eso... un par de huevos y patatas fritas.
- ¿De segundo plato qué desea?.
- Verá... escuche... póngame mucha atención. No deseo comer un segundo plato. Sólo un par de huevos, patatas fritas y... si puede ser... un vino tinto rioja.
- ¿De la mejor reserva?.
- De la mejor reserva.
- Pero... señor... un tinto de tan gran calidad pierde mucho con sólo un par de huevos y patatas fritas.
- A veces toca perder, amigo... a veces toca perder...
Después, mientras comía, idealizó una carta con su pensamiento...
- ¡Acerca tu amor a mi amor!. ¡Funde tu sonrisa en mi sonrisa!. Quiero que sepas que tu alma está compartida con la mía, que me estoy enamorando cada minuto más de ti... aunque parezca ya imposible aumentar un amor tan infinito. Por eso, mi amor, busco tus labios rojos con la avidez de quien bajó a la tarde pálida y lluviosa. Ansío el embrujo de tu cabello para dormirme suavemente y cobijarme de los tristes días... En el fondo del horizonte, tu luz da soluciones a la confusión y... entonces... nada puede ser dolor porque tu canción alegra las flores ¡con tanta profundidad! que nunca se mustian, ni envejecen... No te olvides, nunca, mujer de mi alma, del poeta que sólo muere de amarte día a día... Si alguna vez muero, sólo será como nardo cansado de amarte tanto... porque sólo ansío que mis caminos sean también tus caminos. ¡Verte, verte, volver, volver a verte!. La eternidad es verte sin dejarte; y sin dejar de verte contemplarte y, a fuerza de verte, enamorarte y, a fuerza de mirarte, unirme a ti... poseerte en mis miradas y volverte imagen y figura; dibujarte, en el cuerpo y en el alma, cada parte de ti viéndote del todo. Y atenderte-entenderte... sin nada... sin decirte que contigo en mis pupilas el tiempo se puede estirar hasta el infinito. Son más ciertas, así, las cosas. Desde tu hueco te respiro y puedo aún saberte... y sonreírte... porque, aunque no me ves, amor... te miro...
Y llegó la tarde.
- ¡Hola, qué tal!.
- ¡Tú!. ¡Eres tú!. ¡¡Qué alegría volver a verte!!... pero... jovencito... ¡¡si estás mucho más joven desde que te fuiste!!... ¿qué haces para conservarte tan juvenil?.
- Nada, amigo, sólo amar...
El viejecito del parque retiró sus libros para dejarle un pequeño sitio junto a él.
- Siéntate, por favor, siéntate... ¡porque cuánto te he echado de menos para charlar con alguien que, a pesar de su gran juventud, tanto nos comprende a los viejos!.
- Escuche, amigo, no es usted ningún viejo sino un joven anciano... ¿entiende lo que le digo?.
- Ahora sí... ahora sí que lo entiendo...
El joven licenciado se sentó en el banco mientras el ancianito, ya casi centenario, continuó...
- Jovencito. Yo hablo con tu padre todas las mañanas.
- Siento decirle que mi padre ya no vendrá más veces a hablar con usted a este parque.
- ¿Por qué?. ¿Qué error he cometido?.
- No ha cometido usted ningún error, amigo. Mi padre está ya a punto de morir.
- ¿Puedo ir a visitarle?.
- Ya no. Ya está sedado para que no sufra más.
Al ancianito ya casi centenario se le escaparon gruesas y sinceras lágrimas.
- Enjugue el llanto, amigo... él está ahora feliz.
- Si tú lo dices.
- No. Lo dice Dios.
- ¿Tú escuchas la palabra de Dios?.
- Sí. La escucho y mantengo diálogos con él. Recuerde a Machado. Escuche esto: ayer soñé que soñaba con Dios y que Dios llamaba. Soñé que yo le oía y después soñé que soñaba. Desperté y era verdad que
me hablaba.
- Eso es una adaptación de una estrofa de don Antonio Machado.
- Eso es una sinceridad de poeta a poeta.
- Hablando de Literatura, hoy tengo una duda. Tengo que elegir entre estos tres libros. Quiero tu consejo porque sólo voy a leer uno de ellos.
- A ver qué libros son.
- Por un lado "La muerte de la familia" de David Cooper; aquí tengo también "El Evangelio según Jesucristo" de José Saramago, y por último "Juan Salvador Gaviota" de Richard Bach. ¿Cuál de los tres leo, por favor?. Tire todo eso y lo que tenga de James Joyce, por favor... de Bourrough, por favor... y los titulados "Ubú" y "U
- "La muerte de la familia" de David Cooper y "El Evangelio según Jesucristo" de José Saramago... ¡tírelos a la basura porque la porquería sólo basura es!. ¡Tire todo eso y lo que tenga de James Joyce, por favor... "El almuerzo desnudo" de Bourroughs, por fvavor y los libros titulados "Ubú" y "Ubú, rey", por favor.
- Pero me han dicho que están perfectamente escritos.
- También la basura viene muchas veces elegantemente vestida... pero no deja de ser basura. Imagínese que son dos bellas damas de apariencia nada más. Le quita usted los adornos y se quedan más feas que las hermanastras de Cenicienta.
- ¿Y en cuanto a Juan Salvador Gaviota de Richard Bach?.
- Léalo muy despacio, saboreando página por página, renglón a renglón, idea con idea... ¡porque es bueno de verdad!.
- ¿Me puedes citar alguna frase para convencerme?.
- Ahi van cosas que recuerdo: "-No comprendo cómo te las arreglas para amar a una turba de pájaros que acaba de intentar matarte. -Vamos, Pedro, ¡no es eso lo que tú amas! Por cierto que no se debe amar el odio y el mal. Tienes que practicar y llegar a ver a la verdadera gaviota, ver el bien que hay en cada una, y ayudarlas a que lo vean en sí mismas. Eso es lo que quiero decir por amar. Es divertido, cuando le aprendes el truco. Recuerdo, por ejemplo, a cierto orgulloso pájaro, un tal Pedro Pablo Gaviota. Exilado reciente, listo para luchar hasta la muerte contra la Bandada, empezaba ya a construirse su propio y amargo infierno en los Lejanos Acantilados. Sin embargo, aquí lo tenemos ahora, construyendo su propio cielo, y guiando a toda la Bandada en la misma dirección." "-Cada uno de nosotros es en verdad una idea de la Gran Gaviota, una idea ilimitada de la libertad -diría Juan por las tardes, en la playa -, y el vuelo de alta precisión es un paso hacia la expresión de nuestra verdadera naturaleza. Tenemos que rechazar todo lo que nos limite. Esta es la causa de todas estas prácticas a alta y baja velocidad, de estas acrobacias...". "-Ayúdame -dijo apenas, hablando como los que van a morir - Más que nada en el mundo, quiero volar... -Ven entonces -dijo Juan-. Subamos, dejemos atras la tierra y empecemos. -No me entiendes. Mi ala. No puedo mover mi ala.
-Esteban Gaviota, tienes la libertad de ser tú mismo, tu verdadero ser, aquí y ahora, y no hay nada que te lo pueda impedir. Es la Ley de la Gran Gaviota, la Ley que Es. -¿Estás diciendo que puedo volar? -Digo que eres libre. Y sin más, Esteban Lorenzo Gaviota extendió sus alas, sin el menor esfuerzo, y se alzó hacia la oscura noche. Su grito, al tope de sus fuerzas y desde doscientos metros de altura, sacó a la Bandada de su sueño: -¡Puedo volar! ¡Escuchen! ¡PUEDO VOLAR!". "-La única Ley verdadera es aquella que conduce a la libertad -dijo Juan-. No hay otra.". "-¿Cómo quieres que volemos como vuelas tú? -intervino otra voz-. Tú eres especial y dotado y divino, superior a cualquier pájaro. -¡Mirad a Pedro, a Terrence, a Carlos Rolando, a Maria Antonio! ¿Son también ellos especiales y dotados y divinos? No más que vosotros, no más que yo. La única diferencia, realmente la única, es que ellos han empezado a comprender lo que de verdad son y han empezado a ponerlo en práctica.". "-El problema, Pedro, consiste en que debemos intentar la superación de nuestras limitaciones en orden, y con paciencia. No intentamos cruzar a través de rocas hasta algo más tarde en el programa.". "-Pobre Pedro. No creas lo que tus ojos te dicen. Sólo muestran limitaciones. Mira con tu entendimiento, descubre lo que ya sabes, y hallarás la manera de volar.". "Después de un tiempo, Pedro Gaviota se obligó a remontar el espacio y se enfrentó con un nuevo grupo de estudiantes, ansiosos de empezar su primera lección. -Para comenzar -dijo pesadamente-, tenéis que comprender que una gaviota es una idea ilimitada de la libertad, una imagen de la Gran Gaviota, y todo vuestro cuerpo, de extremo a extremo del ala, no es más que vuestro propio pensamiento.
Los jóvenes lo miraron con extrañeza. ¡Vaya, hombre!, pensaron, eso no suena a una norma para hacer un rizo... Pedro suspiró y empezó otra vez:-Hum... ah... muy bien -dijo, y les miró críticamente-. Empecemos con el vuelo horizontal. -Y al decirlo, comprendió de pronto que, en verdad, su amigo no había sido más divino que el mismo Pedro. ¿No hay límites, Juan? pensó. Bueno, ¡llegará entonces el día en que me apareceré en tu playa, y te enseñaré un par de cosas acerca del vuelo!Y aunque intentó parecer adecuadamente severo ante sus alumnos, Pedro Gaviota les vio de pronto tal y como eran realmente, sólo por un momento, y más que gustarle, amó aquello que vio. ¿No hay límites, Juan?, pensó, y sonrió. Su carrera hacia el aprendizaje había empezado..."
- Sensacional. Lo leeré. ¿Qué quieres a cambio de esta ayuda que me has ofrecido?.
- Solo una cosa.
- Dinero tengo muy poco, joven.
El joven licenciado sonrió ante la inocencia del anciano ya casi centenario.
- ¡Nada de dinero!. ¿Conoce usted algo de la Fuente de Los Tres Caños?.
- ¿Cuál de ellas?. He leido cosas sobre varias fuentes con ese nombre.
- Quiero la historia, leyenda o misterio de La Fuente de Los Tres Caños de Villaviciosa de Odón.
- ¡No salgo de mi asombro!. ¡De verdad que Dios debe existir porque no creo en las casualidades o por lo menos en ciertas casualidades!.
- Que Dios existe es verdad y es verdad que Jesucristo es Dios pero... ¿de qué casualidad me está hablando?.
- De la que no existe.
- Ahora no le entiendo yo.
- Joven. En mi chaqueta llevo la historia concerniente a La Fuente de Los Tres Caños de Villaviciosa de Odón. Y por supuesto que no es una simple coincidencia. Hay algo más dentro de ti que sale hacia afuera.
- Es el Espíritu Santo, amigo.
- ¿De verdad me lo estás diciendo?.
- Es la verdad cristiana y por eso es libre de ser aceptada o de ser rechazada. Pero es la Verdad Absoluta y nada de relatividad hay en este asunto. Pero, vayanos al tema, léame esa historia y me habrá pagado con amor lo que con amor le aconsejé.
- Me gustaría que vinieses a mi casa parfa anlizar toda mi bilioteca.
- Imposible. Sólo su conciencia servirá de viento para borrar a las inmundicias escritas por inmundos que se han colado en su biblioteca.
- Tómalo. Si está en el bolsillo de mi chaqueta quiere decir que era para ti.
El anciano casi centenario sacó el texto de su bolsillo derecho.
- ¿De verdad lo cree?.
- De verdad lo creo.
El joven literario leyó en voz alta: "Villaviciosa de Odón posee un importante patrimonio artístico, del que destaca, sin lugar a dudas, su castillo-palacio de tiempos de los Reyes Católicos, aunque muy transformado con el paso del tiempo, principalmente durante las remodelaciones de los siglos XVI y XVIII. Constituido en Real Sitio por orden del rey Fernando VI (1713-1759), fue una de sus residencias preferidas y el lugar donde pasó sus últimos días, sumido en una profunda depresión, tras la muerte de su esposa, la reina Bárbara de Braganza. Pero no vamos a hablar de este notable edificio, ni de sus ilustres moradores, al menos por el momento. En nuestro afán por descubrir las pequeñas cosas, nos detenemos en una hermosa fuente del siglo XVIII, adosada a una pared de ladrillo, no muy lejos de la fachada principal del castillo. Conocida como Fuente de los Tres Caños, tiene su propia leyenda, que asegura que quien beba del surtidor central se casará en breve con un vecino o vecina del pueblo. Hay que señalar que el citado caño es el de peor accesibilidad, de tal modo que habría que introducirse en el pilón para poder acercarse al mismo. Leyendas aparte, el origen de la fuente no está del todo claro. No se sabe exactamente quién es su autor, aunque es muy probable que sea una obra del arquitecto Ventura Rodríguez (1717-1785), encargada por Fernando VI, que, como ya se ha apuntado, fue un enamorado del lugar. Pese a ser la teoría más aceptada, también cabe pensar que pudo ser diseñada por Giovanni Battista Sacchetti (1690-1764), dentro de su proyecto de remodelación del castillo-palacio, realizado en 1739, a instancias de Felipe V (1683-1746). Esta posibilidad la apunta Guillermo Calleja Leal en su estudio El castillo de Villaviciosa de Odón. Pabellón de caza de los Borbones. Según este autor, podría ser una de los dos fuentes murales que figuran en los planos del citado proyecto. La fuente toma sus aguas (o, al menos, las tomaba) de un manantial situado en la Colina de la Atalaya, llamada así por una antigua torre-vigía, que fue demolida. Es neoclásica, si bien presenta reminiscencias herrerianas, en su gusto por las formas geométricas y la depuración de los volúmenes. Es probable que el autor rindiera un pequeño homenaje a Juan de Herrera, que restauró el castillo en 1584, imprimiéndole su inconfundible estilo. Se encuentra empotrada en un muro de ladrillo visto y custodiada por cinco mojones enlazados con cadenas, que dibujan un semicírculo a su alrededor. Construida en sillares de granito abujardado, se corona con un frontón en forma de arco, donde descansa un escudo, del que falta la corona, al haber sido destruida. Como remate, hay instalados tres pináculos con bola, que dan verticalidad al conjunto. En la parte inferior, se ubica un pilón lobulado, sobre el que arrojan agua tres gruesos caños". Lo firma un tal Serra.
- ¿Será serrano?.
- Será.
Los dos rieron a gusto durante unos buenos veinte segundos.
- Interesante... ¿verdad?. Pero... ¿por qué tanto deseaba conocer dicha leyenda?.
- Escuche amigo, no se preocupe. Es una promesa hecha a un ser muy amado por mí. Ahora tengo que marcharme obligadamente a beber agua de esa fuente.
- Cosa de amores... ¿verdad?.
- De amores no... amigo... de amores no... sino solamente de amor... ahora sé por qué mi padre insitió en ello. Adíos. Buena suerte.
- ¿Volverás por aquí?.
- Ya no. Yo tengo otro destino. De momento tengo otro destino.
- Pero volverás... ¿no es cierto?.
- Totalmente cierto que volveré... después de haber triunfado.
- ¡Pero si ya eres un triunfador, jovencito!.
- He ganado muchas batallas pero yo me refiero a otra clase de triunfo.
- Cosa de amores... ¿verdad?.
- Le vuelvo a repetir que no... que sólo es cosa de amor... de un solo amor...
El ancianito casi centenario se despididó del joven licenciado dándole un abrazo.
- Adiós amigo... yo ya me voy...
- ¿Por qué dice eso?.
- A igual que a tu padre... Dios me está llamando...
- No tenga miedo.
- No. No tengo miedo. Haberte conocido a ti... haberte podido ver antes de la partida final... es haber dado jaque mate a la Muerte.
El joven licenciado llamó a un taxi.
- ¡Si quiere le llevo a su domicilio!.
- ¡Gracias amigo, pero mi casa sólo está cruzando la calle!.
- ¡Nos volveremnos a cruzar alguna vez más!.
- Pero ya en la Eternidad joven amigo... ya en la Eternidad. He sido por muchos años relojero y sé que las horas a veces se confunden, se adelantan o se atrasan y no son las mismas en todos los países porque existen las diferencias horarias, pero hay una hora que siempre es única, justa, real, viva y exacta. Es la Hora de Dios.
- Claro que sí. No tenga miedo.
- Miedo jamás.
Y el taxista recibió la orden de ir a la estación de autobuses que salían para Villaviciosa de Odón.
- Oiga, por favor... ¿es ésta la famosa Fuente de Los Tres Caños?.
- Sí. Esta es. Pero si quieres beber del caño del centro tienes que estar enamorado de una moza del pueblo.
- Lo siento. En mi caso ella no es de este pueblo ni tan siquiera nació en este país aun que sí que es de este país.
- ¡Vaya lío!. La leyenda no dice nada de eso sino que debe ser una moza de aquí.
- Pues los siento por la leyenda pero la debo superar. Ella es de allí pero también es de aquí. Debo superar a la leyenda. Y lo voy a intentar...
- Bien. Puede que lleves razón y sirva para cualquier moza del mundo.
- Eso creo yo.
Y el joven licenciado bebíó del caño central de la famosa Fuente de Los Tres Caños como había prometido a su padre.
Regresó de inmediato a la gran capital.
- ¿Dónde te habías metido?. He estado esperándote un par de horas. Quedamos a las diez de la noche y ya son las doce.
- Entonces no tenemos nada que hacer aquí.
- Espera. Vamos a entrar. En el programa de mano dice que, además de la obra teatral "La Carreta" al final van a interpretar una obra de teatrillo titulada "Siglo y Segundo". Ya que tengo las dos entradas hay aprovecharlas al máximo.
El anciano de las barbas blancas y el joven licenciado entraron al teatro justo cuando ya estaba finalizando "La Carreta" y se sentaron en la última fila.
- No puede ser... no puede ser... no puede ser que te hayas ido con él...
- "Mi Voz dirigida va a los hombres, camina a bordo de la Carreta de los Sentimientos y penetra en el corazón de los seres humanos a través de las puertas del Amor. Si oyes, en alguna ocasión, el Silencio de mi Voz, podrás entender que en él habita la Verdad. Y si sabes ecuchar el Silencio de mi Voz habrás aprendido a escuchar el Silencio y la Verdad de ti mismo; así podrás entender que la inteligencia es la única justicia que tiene entendimiento para poder discernir cuándo los hombres y las mujeres de esta Tierra son jóvenes de verdad. Si ves mi Carreta pasar... sube... entra en ella... porque entre los libros de sus anaqueles, mientras saboreas el Silencio de las Horas Pacíficas, siempre encontrarás una respuesta válida para cada una de tus preguntas. Tu juventud no existe pero sólo podrás sentir que la posees cuando pases al interior de mi Carreta y encuentres allí la Belleza del Misterio de la Creación. No existe edad de calendarios para ser joven. Basta solamente con tener la Edad del Entendimiento".
Cayó el telón y calló el teatro. Todos los espectadores callaron excepto la muchacha del teatro que salió al escenario cuando el telón volvió a levantarse. Entonces sí. Entonces los aplausos fueron ensordecedores.
- ¡¡Un momento, por favor!!. Tengo que explicarles algo muy importante para mí. Para ustedes no significa nada pero para mí lo significa todo. La obra que hemos representado la escribió un joven, el joven de la seta le conocen aquí, del cual me enamoré y del cual sigo enamorada aunque sé que ya es imposible porque ama a otra mujer. ¿Saben lo que les digo?. Que cada ser humano tiene su propio destino pero que yo, a pesar de todo, nunca le olvidaré porque a veces, aunque sólo sea a veces, le sigo amando. Y por eso vamos a representar su teatrillo titulado "Siglo y Segundo". Porque sé que todavía le amo a veces, solamente a veces y a pesar de que ya nunca podré amarle.
- Vámonos de aquí, amigo.
- Pero... ¿qué dices?... ¡es una obra tuya!... Tanto la obra reperesentada como la que van a representar son obras tuyas...
- Vámonos de aquí...
- Está bien. Si quieres irte hazlo tú solo porque yo me quedo.
- Entonces adiós.
- Hasta que la vida nos vuelva a unir.
El teatrillo titulado "Siglo y Segundo" comenzó. El actor que había representado el papel de Miguel era ahora Siglo y ella, la muchacha del teatro, era Segundo y la voz narradora...
Narradora: Siglo y Segundo se encontraron en el País del Tiempo y comenzaron a hablar de aproximaciones a lo eterno. He aquí su breve circunloquio:
Siglo.- Hola, amigo Segundo, veo que sigues tan volátil como es normal en ti.
Segundo.- Hola, amigo siglo, yo veo que tú estás tan estático como siempre.
Siglo.- Si. Pero yo tengo una importancia histórica que tú nunca alcanzarás.
Segundo.- Ya. Sin embargo más importante es ser mucho más vitalista que tú.
Siglo.- ¿Qué dices?. En mí siempre perdura la Razón.
Segundo.- Pero en mí siempre late el Corazón.
Siglo.- Tú no eres nada para mí. Eres demasiado pequeño.
Segundo.- A mí no me importa para nada tu falsa grandeza. Es puro arcaísmo.
Siglo.- ¿Llamas falsa grandeza a estar incluído en las páginas de los grandes libros?.
Segundo.- ¿Y tú llamas pequeñez a ser parte íntima del pálpito universal?.
Siglo.- Tú sólo eres viento.
Segundo.- Tú sólo eres ceniza.
Siglo.- ¿Qué me dices, Segundo?. Yo soy importante para los historiadores.
Segundo.- ¿Qué me comentas, Siglo?. Yo soy importante para los filósofos.
Siglo.- Yo soy importante para los economistas.
Segundo.- Yo soy importante para los artistas.
Siglo.- Yo soy importante para los científicos.
Segundo.- Yo soy importante para los enamorados.
Siglo.- A mí me analizan los sabios humanos.
Segundo.- De mí se alimentan las savias humanas.
Siglo.- Yo soy medida trascendental para la existencia.
Segundo.- Yo soy esencia fundamental para la vida.
Siglo.- Los longevos me sacan provecho.
Segundo.- A mí me sacan provecho los efímeros.
Siglo.- Un longevo que vive cien años... !cuántas historias tiene para contar!.
Segundo.- Un efímero que vive un segundo... !cuántos sueños tienes para sentir!.
Narradora: Y así terminó la breve charla entre Siglo y Segundo. Éste siguió su espasmódica carrera por el eterno camino del País del Tiempo mientras aquel se quedó sentado, esperando cien años justos, para dar otro paso más por el mismo eterno camino.
El joven licenciado tenía deseos de caminar por las calles oscuras de la gran capital... cuanto más oscuras mejor para poder contemplar su propio yo... porque allí... en la soledad de las calles más oscuras... mejor podía intepretar al amor. Hablaba sólo pero con voz, con la voz de los enamorados, con la voz sin mentira alguna...
- "SI TÚ ME DICES VEN LO DEJO TODO... Y A SU BARCA LA LLAMÓ LIBERTAD... Y AHÍ ESTÁN AHÍ ESTÁN VIENDO PASAR EL TIEMPO... PORQUE EL FINAL DEL VERANO LLEGÓ... Y PORQUE EL AMOR ES UNA COSA DONDE NO HAY LUGAR PARA OTRA COSA QUE NO SEA AMAR". Si tú me dices ven lo dejo todo y me marcho contigo hasta el centro del corazón del Universo, allí donde anida la Existencia en su forma más Absoluta del Sentir; para que el Mundo sepa que no hay ni existe frontera alguna que pueda detener a mi corazón cuando se trata de ti, que eres quien gobierna mi barca... Y a su barca la llamó Libertad mi propia Conciencia y me inundé de mar gracias a las miradas de tus ojos para sentirme más poeta que nunca y jamás dejaré, contigo dentro de mí, de navegar con esa Libertad por todos los Mares de la Fantasía convertido en lo que tú desees: pirata de los amores tuyos, bucanero de los sentimientos tuyos, corsario de los pensamientos tuyos, filibustero de los sentidos tuyos o, simplemente, un marinero nada más, pero capitán del cuerpo tuyo... Y ahí están ahí están, viendo pasar el tiempo, la Puerta de Alcalá, el Reloj de la Puerta del Sol, la Estatua de Esparteros junto al Rastro, el Instituto San Isidro de Madrid, las Calles de Alcalde Saínz de Baranda y San Roberto, la Casa de Campo, el Real Parque del Buen Retiro, el Palacio Real de Madrid, la Cuesta de la Vega y todo un sinfín de caminos ciudadanos por todo el perímetro del Madrid-Madrid donde te conocí tantas veces que el Paseo de Pintor Rosales y la Estatua de Don Quijote en la Plaza de España se han convertido en los símbolos de mi amor por ti... Porque el final del verano llegó y tú llegaste a París teniendo como único equipaje mis charlas de café con tu alma y mis besos que llenaste, en mis sueños reales, con la fresa fresca de tus labios, el color trigueño de tu piel y el sabor rojo amapola de tu sangre. El final del verano nos encontrará siempre durmiendo en este Madrid que, en estos momentos, está despertando al alba del día de hoy, fecha inolvidable porque jamás olvidaré esta Promesa de Jesucristo ni el milagro 16 de tu edad y el 18 de la mía... Y porque el Amor es una cosa donde no hay lugar para otra cosa que no sea Amar; amarte a ti con la A de la Andadura infinita, con la M de la Mirada infinita, con la A del Arte infinito, con la R del Romance infinito con la T del Tránsito infinito y con la infinita E de la Esperanza sin ningún tipo de falsedad. Toda mía. Todo Tuyo. Porque en nuestro Amor no existe otra cosa nada más que el Amor.
Llegó al nñumero 16 de la calle, abrió el portal, subió la escalera en vez de tomar el ascensor para no armar ruido alguno, abrió la puerta de la casa paterna, anduvo en silencio y con la luz apagada mientras escuchaba el sonido del sueño de su madre, entró en su habitación, abrió la ventana de par
en par en medio de la oscuridad de la noche, puso la cinta y mientas sonaba el piano de Richard Clydermann en honor de Juan Salvador Gaviota, bajo la luz de la luna llena escribió.
- "Dicen que estás muerto, papá, que el cáncer pudo más y te llevó... pero yo sé que sólo estás durmiendo... durmiendo tu sempiterna siesta de la tarde... esperando a que yo regrese para, como nos prometimos mutuamente, ir a beber agua de la Fuente de Los Tres Caños. Y que iremos otra vez a caminar por las calles de Valverde. Y marcharemos al monte, a ver bandadas de palomas sobrevolando las riberas del Júcar. Ahora sé que estás solamente durmiendo tu siesta de siempre... mientras yo estudio geografías muy lejanas, historias humanas que penetraron en el corazón de la vida, versos inéditos de poetas tan anónimos como el viento... pero te levantarás para acompañarme en este caminar llamado Existencia. Y andaremos una vez más. Caminaremos en medio de las charlas con las cuales tú seguirás explicándome leyendas de tu ayer y yo iré comprendiendo un poco más el presente. Descansaremos bajo un olivo y beberemos de la bota de vino que llenó el Tío Pedro y tú me invitarás a arenques y bacalao recién preparado por mamá. Y yo te invitaré a tabaco cubano, de ese que tanto te gusta a ti. Fumaremos cigarrillos -hasta que yo oiga esa bronca tos que te asocia con las hogueras invernales de la alta montaña- y tú me seguirás enseñando a montar a caballo y después... después de mirarnos limpiamente a los ojos me señalarás nuevamente los horizontes que tú no puedes traspasar... Yo te diré lo que hay más allá de esos montes y te contaré lo que mis ojos han visto en las otras orillas del mar. Hablaremos de nombres y conciencia, de encuentros y desencuentros, de justicias e injusticias, amores y desamor... y tú me contarás los misterios de tu alma y yo te descubriré los secretos de mi corazón. Caminaremos, papá, por las serranías, los pueblos, las grandes ciudades... y en el bar del Esteban yo te invitaré a unas cervezas con tomates en sal y después de comer grandes rodajas de melón tú seguirás aconsejándome que siga siempre adelante por los caminos rectos de la sincera hombría... mientras te gusta escuchar sobre geografías lejanas, sobre historias humanas que penetran en el corazón de la vida, sobre versos inéditos de poetas tan anónimos como el viento... Me preguntarás cómo fue que me marché tan pronto y dónde aprendí tales cosas... y yo te explicaré que marché pronto para montar en los trenes de la primera alborada, que aprendí tales cosas en los libros del atardecer y que amo y sigo tus enseñanzas reflexionadas bajo la luz de las estrellas. Que como tú, dormí en los maizales, traspuse pueblos y ciudades para entrañar sustancia a mi conciencia, soporté fríos y calores para sentir en mi cuerpo el sabor de las verdades eternas que tú me contaste de niño, sentí la lluvia correr por mi ser para poder decirte que somos mucho más humanos cuando bebemos agua con las cuencas de nuestras manos. Tú me enseñarás a seguir siendo humilde en medio de las tormentas y sencillo dentro de la ensoñación. Y yo te seguiré mirando a los ojos y aprendiendo... aprendiendo a explicarte que todo esto que soy es producto de tu sangre y de tu esperma y que más allá de esos horizontes que miras con tanta inquietud sigue existiendo la vida. Dicen que estás muerto pero yo sé que sólo duermes tu siesta canicular. Y que voy a regresar para irnos los dos, hombre junto a hombre, para hablar de raíces propias. Tú me seguirás narrando tus leyendas y yo te seguiré contando mis fantasías. Y me volverás a preguntas dónde aprendí a vivir tales utópicas conquistas. Entonces nos sentaremos en un mojón de los caminos, limpiaremos el polvo de nuestras botas y te explicaré que anido en un planeta llamado Vorem. ¿Qué es el Vorem? preguntarás curioso por saber dónde duermo. Y yo te contaré del mirlo de Carlos, de la guitarra de ssshhh tañida bajo las aguas que nos mojan a todos, de los sueños poéticos de Edu, de ese perro bueno y ese perro malo que nos mostró Alberto, de los ojos de Yopis que nos hablan de leyendas sobre la Belleza y la Fealdad... Y te contaré de los homókoros de Sandy, de los acendes cadenciosos de Carolina, de las músicas lejanas de Hernández. de las profundas búsquedas de Grekosay... y te hablaré de las palabras con luna de Vanesita y las distancias de disparos cortos de Safrika... y de los cosmos de Cantoro, los planteamientos míticos de Lalaith, las ganas de sentir la sed de Alcohol, las metáfóricas necesidades de Nanokde, la sincera compañía de Gaviota... y no dejaré de narrarte las sentidas inquietudes de Morelanoka o el profundo y misterioso silencio de Ritacarper... y de muchos otros voremios y otras voremias con los que paso decenas de horas en el Aposento de la Comunidad... Estoy seguro de que al principio no lo entenderás del todo, pero ya habrá caido la noche y saldremos a observar las estrellas y tú volverás a buscar en el hemisferio austral para señalarme la constelación de tu Ave Fénix y yo volveré a buscar en el hemisferio boreal para señalarte mi constelación de Pegaso... y te explicaré cosas leídas y vistas y escritas y sobre todo sentidas. Entonces comprenderás por qué tu hijo se hizo voremio hace michos milllones de años... Dicen que estás muerto papá, que el cáncer te ganó y te llevó... pero yo sé que sólo estás durmiendo... durmiendo... !Despierta ya papá que estoy de regreso y tenemos que levantarnos para caminar!. Tenemos que abrir la puerta y salir al alba para seguir charlando como siempre. Tú me seguirás contando los misterios de tu alma y yo te seguiré descubriendo los secretos de mi corazón. Perdóname si lloro esta noche; pero no son lágrimas de dolor. Son lágrimas de paz, eternas lágrimas de este sencillo corazón que bombea dentro de sí la sangre de tu sangre y el esperma de tu esencial forma de tratar democráticamente a tu hijo. Y como siempre, yo seguiré diciendo que tú sólo estás durmiendo... durmiendo. !Despierta ya!. !Sólo soy un niño y necesito ir de tu mano a beber agua de La Fuente de Los Tres Caños!. !Vámonos a seguir comiendo aceitunas de la tinaja de Don Marcelino junto al Ángel de la Pasión!. !Escucha, papá, el latir de mi infante corazón y perdóname si lloro esta noche!.
Y el joven licenciado lloró y no lloró, durmió y no durmió... pero a la mañana siguiente seguía estando vivo.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela de Ficcin con algunas realidades verdaderas.

Palabras Clave: Literatura Novela Ficcin Realidades Coonciencia Conocimiento Cristianismo.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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