Eres tan distinto a la luz de la mañana,
ese día claro que te arroja sus caricias
en forma de blanca luz...
Eres como un gato grande durmiendo en mi cama,
el cuerpo recogido, roncando suavemente.
Eres la serena  calma, gotitas de sudor
en tu frente sonrosada, un sueño que aún habita
en tu sensualidad dormida.
Eres tan distinto cuando nace el día y desnuda
nuestra habitación de toda la lujuria...