Ese niño que dibuja casitas y jardines
y los colorea de inocencia
midiendo no salirse del contorno
no atravesar a trazos la cerca de sus sueños
por seguir fantaseando que construye un mundo
abarrotado de sonrisas y de nieve
de corazones que iluminan a mamá y a papá
o de hermanitas que danzan como lo hacen sus trenzas
algo celosas de su infancia
mas atentas a sus lunas y a sus soles

Ese niño que enmarrona la última montaña
y muestra su obra inquieto y orgulloso
que recibe bravos con cariño de alma protectora
anhelos de futuro y sueños de triunfos y provechos

Ese niño que ve su pared llena de vidas
ideadas en juegos de amigos invisibles
que se despide de ellos después de cada beso
de noches buenas
presto a seguir creando héroes paternos
con capas y antifaces
que vencen a todos sus fantasmas
o madres con vestidos y joyas de princesa
hermosas y repletas de caricias
que acallan raudas los llantos y los ayes

Ese niño que pinta y pintando crece
sin darse cuenta alguna
ni mucha prisa
ese niño un día despierta
por el ruido de una puerta que se cierra de golpe
dejando adentro un familiar profundo llanto
seco
y se levanta y su pared está vacía
y las casas que pintó de rosa ahora son grises
el jardín de flores frescas de pronto es bosque oscuro
y recibe su beso pero sabe a sal y no a carmín
abraza su abrazo pero ya no es de cuatro manos
se recuesta en cierta cama pero falta alguien
y se empapa el pijama de lágrimas fraternas...

Ese niño ya no dibuja, ni juega, ni imagina, ni ríe...
tan solo extraña, calla, añora, piensa...
y se siente perdido...y destronado