SOBRE PAJAROS Y TORMENTAS
Publicado en Jan 31, 2009
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Quise guardar los inviernos
bajo la tibia escarcha
de un viejo amanecer.
Quise ahogar veranos
en las aguas cristalinas
de un río imaginario.
Quise hallar la primavera
y la encontré en tus ojos.
Pero el viento me trajo
las hojas del otoño.
Y en el aire se olían
los leños apagados
Yo no hice ni un gesto.
Sólo atiné a recordar
aquella ternura
que solíamos compartir.
 
 
 
     
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Me gusta amarte así.
 Intensamente.
 Cuando no estás.
 Cuando la gente me atropella,
  se amontona en los bares,
 o en la calle
 Me gusta amarte así.
 En secreto.
 Cuando todos se distraen
y puedo imaginar
 tus dedos en mi pelo.
 Me gusta amarte así,
 cuando no estás conmigo
pero estás en mí.
            
 
 
 
 
 
 
 
           
           
 
 
 
 
 
 
            
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Me han dicho
que estoy equivocada,
que cometo el error
 de estar enamorada
Mas a mí no me importa
si soy correspondida
si acaso me mintieron
si me hicieron el cuento,
si me usaron... o no.
Lo que vale es vivir
al son de esos latidos
por causa del amor                    
 vibrando con el eco
tan sólo de una voz.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ya no escribo, es cierto.
La gente me distrajo
con su porte vulgar.
 Pero no importa,
ya nadie va a quitarme
las voces interiores,
y los pájaros  saben
que volveré a cantar,
y pintaré con palabras,
un sol crepuscular
o aquel puerto de besos,
anclado  junto al mar.
Tal vez, en el otoño
encuentre un recoveco
para guardar las hojas
caídas del rosal.
O para esconder
a la luna llena,
que se lleva  mis sueños
 a volar
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Tienes permiso,
para mirarte en el espejo,
para observar a tus ojos
o  a tus manos.
Tú no lo sabes,
pero son iguales
a las de un ser
que conocí hace tiempo
Él era cálido,
apasionado y dulce.
Tenía rosas en la mirada
y quería compartir sus ganas,
conmigo...
Pero ya no está, se ha ido.
Y es por eso,
 que me gusta hablar contigo.
Te le pareces tanto..
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Desgranaba yo a la luna
con tus ojos.
Sepultaba mis miedos
en tus manos.
Y tu mirada quieta transitaba
por los poros azules
de mi sangre.
Y fuimos uno.
Uno sólo en la piel
y hasta la boca,
desgajando sonrisas
poco a poco,
enlazando a los soles
con los sueños.
Y siendo uno, sólo uno,
fuimos todo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Amanece en los cristales,
como entonces...
Desnudo va el rocío
por la calle...
y es mármol la quietud
en todas partes.
En las  grietas mojadas
contra el vidrio,
se deslizan ternuras
todavía....
Aletean las luces
en los nidos
y en tácito silencio
se detiene el instante.
Amanece en los cristales
como entonces...
y por eso las voces
se levantan descalzas
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hay en su tristeza
 un llanto callado,
 de princesa que aguarda
 la llegada de una luna nueva.
 Cansada de soñar con lo imposible,
 ya no busca estrellas
en el cielo azul  de los veranos.
 Ya no habla  con duendes invisibles,
 ni imagina siquiera  el rostro del amor..
 Y ya no verá nunca más
 reflejarse  en el lago
el rostro que veía en sus sueños.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Con lo que desea y no tiene.
Con aquello que en verdad no existe.
Con eso sueña el poeta cuando escribe.
Con el amor que al no tener inventa.
Con la canción jamás oída.
O la pasión nunca sentida.
Sueña y sueña el poeta
cuando escribe .
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
He mentido
Al poner en cada verso,
al hombre imaginario
que en verdad no encuentro.
He pecado
por soñar despierta
con alguien que de pronto
me tuviera en cuenta.
Estaba tan vacía...
 tan ansiosa estaba....
que tuve que inventar,
entre verso y verso,
un amor perfecto
como el de los cuentos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Todo el peso del  mundo se desplomó
 sobre  las pequeñas letras de mis versos.
Tan frágiles cual gotas de rocío,
alcanzadas de pronto por el miedo.
Mis pobres versos...
Tan inocentes como el asombro.
Tan inofensivos como un sueño,
 que escapara de algún  castillo de arena.
Sin embargo, ellos pueden volar,
como  barriletes sin hilos.
 Ser los amigos secretos
de la niña que vive en mí.
 que le canta a la luna,
a las caracolas,
a los barcos de papel,
al amor que no tuvo,
y al que fue.
Al tuyo, al ajeno,
Al que no existe,
Al que es.
Al de ayer.
A la tarde.
O al amanecer.
Porque mis versos son,
los juguetes que no quiero prestar.
Simplemente los doy.
Como regalos del alma.
O del mar.
De la brisa callada
O del viento, quizás.
Qué más da!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Qué saben ellos
 que es lo que quiero
 que es lo que callo
 o lo que presiento.
Qué saben ellos
cuando la noche
 se hace poesía
se hace murmullo
se vuelve sombra.
Cuando la luna
se queda quieta,
o cuando  vuelan
pájaros blancos
 en mis desvelos.
¡Qué saben ellos!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Si fuésemos océano
yo sería una ola
y tú la sal.
En el Universo...
yo sería  luna
y tú la luz.
Si fuésemos selva...
tú serías árbol
 y yo la enredadera
envolviendo tus ramas,
tú serías tigre
y yo la mariposa
que lo ve pasar.
Si fuésemos tormenta..
yo sería lluvia
y tú el relámpago
que ilumina el temporal
Si fuésemos barco.....
tú serías vela
desafiando al viento
Y yo proa
dividiendo al mar.
Si fuésemos un lugar..
yo sería montaña
 y tú ese lago
sin naufragios.
Si fuésemos un sueño...
tú serías niño
y yo el barrilete
con que quieres jugar.
Yo bella durmiente
y tú, mi despertar.
Si fuésemos tal cual...
seríamos dos seres
que se quieren amar.
Si fuésemos opuestos...
Yo sería mentira
 y tú verdad.
Pero somos tú y yo.
Tú, el hombre de mis sueños.
Yo, la mujer que te ama
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Si tú quisieras...
Sería la manta que abriga tus insomnios.
La caricia que calma tus enojos.
La lágrima que no puedes llorar
El refugio de tu incertidumbre.
El paisaje que te asombra
La palabra que esperas.
Y la persona con quien puedas contar
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En la latitud de mis recuerdos
 te extraño.
Y cuando las sombras se aquietan
a un costado del río.
Porque huele a frutillas
el césped de las siestas
y los lirios florecen en la orilla.
Te extraño...
 cuando los ecos
 imitan a las campanas
y la alondra hace su nido
 en la rama  de un árbol.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Un día me di vueltas
y me encontré con el tiempo.
Era un montón de cenizas
que abría tajos en mi alma.
Sentí crecer la tarde
que se hundió en mis ojos.
Y supe que la vida
era una fruta madura
para comerse a tiempo.
Un cosquilleo recorrió
ida y vuelta mi garganta.
El tiempo  me quedaba corto
y el mundo era un desierto,
superficial, evasivo,
de vicio elegante
y apariencia refinada.
Apenas un recorte quimérico,
amueblado para disfrutar olvidos.
Y la angustia arrasó conmigo.
Mientras tanto,
El tiempo seguía allí,
afuera y adentro mío,
sin pestañar, indolente,
como una carcajada.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
De repente,
busqué sin hallar
en el callejón antiguo
del recuerdo,
aquella amiga
o aquel amor
de otros tiempos
Y me reí de mí
a carcajadas.
Estaba tan sola,
entre tanta gente
que al pasar murmura,
tose o estornuda,
sin entender que dar,
es compartir el viento
o la mirada,
encontrar el silencio,
el pájaro sin alas,
que sirva de pretexto
 a la palabra,
a los barcos de papel,
a la metáfora.
Para que la vida deje de ser
 ese cadáver que se arrastra
sin encontrar su rumbo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Azul es la tristeza.
Me consta.
Azul....
como lágrimas calladas.
Diferente de aquél
que en el verano,
en un cielo de estrellas
se instalara.
Azul...
Pero del otro.
Añil, resquebrajado.
Cuarteado como el alma
que enmudece,
como un remanso azul,
cada mañana.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hay un escándalo de luna,
deshabitado en lágrimas.
Y un aullido de perros que se suma
al crepitar del viento.
El miedo retrocede hasta el exilio.
Un grito desolado
ha mutilado al silencio.
Devastada de espumas y de barros,
cual tajada de luz en quieto vuelo,
la luna se convierte en sacrilegio.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Como un sol apagado
 aparece la luna sobre mi alma.
Luciérnagas de cielo, las estrellas,
rebobinan su insomnio
a los pies de mi cama.
Colgado en mi ventana
 un rayo de luz  estremece mis ojos
y me ordena de pronto:
¡Levántate y anda!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Estabas allí
 justo en frente de mi perplejidad,
asombrándome
 con la tibieza de nuevos crepúsculos.
Simplemente, te ví...
y arrasaste conmigo
Y ya no hubo
 más ojos que los tuyos.
Ni otros besos
 que pudieran darme
Ni belleza
más allá de tus límites.
Y quise escapar,
no quería que oyeras
mis voces interiores.
Pero ya era tarde
porque ya te pertenecía.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Cuando tú te compactas,
 yo me expando
más allá de mi pulso
o mis latidos.
Y si me marcho de mí
hacia el azul profundo
 tú te quedas,
 aguardando el olvido.
Yo me develo,
sobre la arena mojada del insomnio
y tú te duermes,
bajo el sauce triste del silencio.
¿ Por qué será mi  amor,
tan grande el desencuentro ?.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Caracoles, amándose
al grito de las olas,
en un vaivén de besos
apretados.
Y yo fui mar,
navegante y timón,
serpentina que vuela
enroscada en el viento.
Y tú fuiste sol,
deletreando caricias
en la espuma,
invadiendo el cristal
con luz de luna.
Caracoles alados,
surcando la locura
de los sueños.
Debatiéndonos,
en la tempestad
de nuestros miedos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Frente a frente,
éramos un epílogo.
Un abismo interior,
que amontonaba cenizas
con las manos.
Un espacio, apenas,
nuestro cuarto,
mitad luces,
mitad sombras,
reptando en las paredes.
Voces calladas,
palabras sin memoria,
transitando a tumbos
por la sangre.
Horas de piedra o mármol.
De rutina a cuestas.
De soledad pintada de gris.
Sentíamos la vida en caos
Y las canciones rotas.
Allí estaba el amor,
 hecho destierro.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Latigazos azules
hay en mi piel,
que se desangra
en besos olvidados.
Y tu ser,
alcanzando a mi ser,
tan vacío de ternuras
y azucenas.
Me quedé atrapada
 en el misterio de tus ojos negros
Ya no tenía salida ni regreso.
Y es por eso, quizás,
que un jazmín me contó
que eres río, eres miel,
que eres mío y tal vez,
una tarde de amor
sin después ni porqués,
nos reclame a los dos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hay arcones de otoño
en matinal postura.
Verticales los ocres
descienden el rocío
y los ecos regresan
al campanario del silencio.
No hay besos ni estallidos
de estambres ni  pistilos.
Sólo mariposas de cristal
atrapadas en árboles de alambre.
Y una lágrima de papel
descolgándose
 de los ojos del viento.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Se ha partido mi barco
por la violencia obscena
de la tierra.
Haced un inventario
de odios y miserias
Y veréis que no es fácil
hallar bosques milenarios.
Que el aire está oscuro
 y contamina.
Que la paz se ha quedado
al borde de un aljibe
y el planeta sucumbe
a sangre y fuego.
Por eso,
no es mío este naufragio
sino nuestro.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En la penumbra interior
de un medio día,
 tú y yo,
como si nunca
 nos hubiésemos visto.
Descubriendo de pronto,
lo que mil veces
no supimos ver.
Una cálida voz.
Una mirada transparente.
Un sensible palpitar
de voces que se callan.
Quizás por no ceder
Tal vez, por no querer
suspenderse en el aire
como un sueño.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Justo en medio de la senda
he perdido el rumbo de mi vida.
Como aturdida, tal vez
 por un vuelo de pájaro.
Como no sabiendo qué hacer
con las semillas que no germinaron.
Y me quedé sin el verde,
sin las formas, sin las flores,
sin una señal que me oriente.
Pero qué importa, amor
si aún puedo asombrarme
de mi desconcierto.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Quiero saber de ti.
Quiero que me digas,
de cuando jugabas
con tu patineta.
De cuando lloraste
por una rabieta.
De cuando reíste.
De tu primer chica.
De algún disparate.
De tus aciertos
y tus cobardías.
Quiero que digas
de la novia aquella.
De los chicos tuyos.
De tu amor tardío.
De aquello que hiciste,
sin saber qué hacías.
De cuando creías
que había tres reyes.
De aquélla, tu tía,
que te regalaba
lo que tú querías.
Quiero saber de ti,
de tus fantasías
De lo que pretendes
lograr algún día.
Cuéntame tus cosas
yo las guardaré,
donde nadie busca,
donde nadie ve.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hubo un tiempo,
de campanas en los dedos,
de sol hecho espuma sobre el pelo.
cuando la luna dormía en mis ojos
hasta el amanecer.
 Hubo un tiempo de rosas sin espinas,
de pies descalzos y tostadas con miel.
De almanaques sin lunes
ni finales de mes,
 y donde el después era largo,
 de horas lentas.
Hubo un tiempo de coraje,
cuando el mundo parecía
 estar a mi alcance.
Y el miedo,
no se atrevía a entrar.
Pero un día me di cuenta,
 de que el sol, la luna ,
las estrellas y los sueños,
estaban dormidos
 en una hoja de papel.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Me sentía fuerte,
 protegida.
Mi camino era fácil,
 sin tropiezos.
Hoy no sé lo que siento
o lo que quiero
y no sé si es que quiero
 lo que siento.
Y hasta pienso,
que nada queda en mí
que trepe por mi piel
para saltar  la ventana
y no quiero que  sepas
lo mucho que me cuesta,
mantener mi postura,
la de siempre,
la de todos los días,
cuando yo miraba a los demás
sin temor a encontrarme
con unos ojos,
como los tuyos..
Cuando yo era yo.
Y tú, no me dabas miedo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Esconde bien mis versos.
Que nadie sepa nunca,
que tú los inspiraste,
con tu voz, con tus ojos
o tu pelo.
Que nadie se dé cuenta
que me desvelo en las noches
con insomnio.
Esconde bien mis versos.
Y si alguien te pregunta,
tú diles que no sabes
que los hallaste un día,
que tú no eres aquél
que cabalga en mis letras.
Escóndelos muy bien,
pues pueden darse cuenta,
de que tu color no es el gris
sino el celeste,
 porque los versos
no saben de silencios.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Nadie es perfecto.
Ni siquiera tú,
que eres dulce
con la voz
y con los ojos.
Que eres claro
como un cielo
sin nubes.
Que eres simple
y tibio como el sol.
Que eres viento
o tempestad,
donde naufragan
los miedos
y la soledad.
Nadie es perfecto
 ni lo será,
mientras  ocupes 
mis pensamientos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Quiero llegar
al fondo de tus ojos,
recorrer tus pupilas
y contar en ellas
tus amaneceres.
Quiero poblar tu mente,
tomarle el pulso
a tus latidos,
para saber si es cierto
que aceleran
cuando estoy contigo,
cuando te miro a los ojos,
cuando mis dedos
rozan los tuyos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
¿ Qué escondes cuando viajas
al país de los silencios?
Cuando te sumerges
 en tus pensamientos?
¿Acaso buscas algo
 auténtico o transparente?
¿Acaso te lastima
la indiferencia ajena?
¿Qué quieres esconder
en ese refugio
de luna y de montañas?
Yo puedo adivinarlo:
Allí puedes ser tú.
Disfrutar de tus ganas
sin pretextos ni excusas.
Y no tienes que ser complaciente,
ni ceder tu lugar a los demás.
Allí puedes ser libre
 y  hablar en singular.
Por eso me gustas
cuando estás ausente,
porque tu silencio es tierno
como lo son tus ojos
cuando callas
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Me pregunto si el amor
 tiene medida o tiempo.
O es simple afinidad.
 O complemento.
Si es infinito,
 eterno o pasajero.
Sólo sé que su verbo
se conjuga en presente.
Porque si es o no es
 lo es ahora.
Y urge en la piel
 Acelera la sangre
en las arterias
¿Qué cuánto dura?
 No sé.
Tal vez despiertes
y ya no esté.
Pero cuando amas
no puedes escapar.
Se te verá en los ojos,
en la forma de reír
y hasta de hablar.
Por eso,
 no huyas del amor
pues donde  vayas
 él te encontrará
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Cuánto vacío amor
 deja tu ausencia,
a pesar de llevarte
a todas partes
Por eso en estos días
de abriles por llegar,
camino hasta el cansancio
buscando ese lugar,
donde el silencio hable
con un verbo en plural,
que me diga qué hacías,
cuando el sol de la tarde,
transponía el umbral.
Por eso,  amor
 hoy quise asaltar los parques,
embarcarme en el viento,
cortar  flores del camino,
aturdirme con gente,
escabullirme en un cine,
sentarme al borde de una fuente,
jugar a los barcos y a las princesas.
Y aún así, sentí el vacío de tu ausencia.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Estabas allí,
entre los seres grises,
sin estrellas.
Murmurando de a ratos, tu ternura.
Parecías un sol de terciopelo,
derritiendo el  caramelo de tus ojos.
Dijiste lo preciso.
De la manera exacta.
Y sin quererlo yo,
sin saberlo tú,
me descifraste entera.
Eras un estilete de cristal
rebanando uno a uno
mis sueños, mi mundo,
mi verdad,
con la sutileza de un claro amanecer,
Y entonces fue fácil,
dejarse llevar
por tu insolente frescura,
casi vegetal, casi espuma, casi mar.
y sentir ese burbujeo azul
transitando por mis venas
O descubrir de repente,
ese  aletear de gaviotas
que hacía  nidos en mi pecho.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Es fácil escribir
cuando se ama
y el verde cubre al gris
que opaca la mirada.
Es fácil,
Cuando hay  luces
que asoman por los ojos
y hay voces interiores
 que hablan sin sonido.
Puedo escribir
 en cualquier parte
en una servilleta o en el aire.
Puedo escribir en mi mente,
en mis silencios,
en medio del bullicio
y de la gente.
Puedo hacerlo
sin letras o con ellas,
pero no puedo hacerlo sin ti.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Tiene los ojos
De mil colores,
fuego en la boca,
sol en las venas
y cuando besa,
me quita el habla
y el pensamiento.
Contra su pecho,
me abriga el alma
y en servilletas,
me escribe cosas,
cosas que cuelga
sobre una estrella
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Cuando tú no estás,
no existe nada
a mi alrededor.
Ni siquiera el cielo
podría cobijarme.
Ni todas juntas
las madreselvas,
llenan el vacío
de mi entorno.
Pero cuando oigo tu voz
 florecen los lirios
en pleno invierno,
Y el mundo vuelve a ser
ese lugar maravilloso
donde tú y yo
 nos encontramos
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Vestida de domingo,
la mañana se hacía sol
entre los cerros.
Más allá de mis ojos,
la vi desperezarse
en armoniosos detalles.
Un campanario callado,
se observaba
desde el puente,
donde un río
burbujeaba su espuma.
Era temprano.
Algunos pájaros
inauguraban su canto,
mientras yo,
le sonreía a nadie,
desde mi repetido asombro,
de ver el amanecer
desde mí misma,
con los ojos abiertos
y cerrados,
hacia adentro y afuera,
como si me expandiera
en la luz,
desde un horizonte
imaginario,
sobrenatural y único.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor NORMA ESTELA FERREYRA
Textos Publicados: 38
Miembro desde: Jan 31, 2009
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Descripción

POEMAS LIBRES SOBRE TEMAS VARIOS: AMOR, DESAMOR, SOLEDAD, REBELDA.

Palabras Clave: POESAS POEMAS PROSA AMOR DESAMOR SOLEDAD REBELDA

Categoría: Poesa

Subcategoría: Poesa General


Enlace: WWW.NORMA ESTELA FERREYRA'S STREFRONT-LULU.COM


Comentarios (2)add comment
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Enrique Dintrans A:

Norma:
¡Felicitaciones! Has compartido aquí todo un poemario, y desde hace ya mucho tiempo. No sé si aún estás en TEXTALE. Igual comento en breve.

Tu hablante tiene un estilo muy elocuente, los poemas son muy románticos y diectos. Sin embargo muestran una sensibilidad y calidez que agradan al lector. Volveré al texto para seguir leyendo.

Saludos
Responder
January 19, 2013
 

NORMA ESTELA FERREYRA

me gusta lo que dices, Enrique y te agradezco, yo tambien quiero leer algo tuyo y te comentaré. Un abrazo
Responder
July 29, 2013

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