Qué tarde
de calurosos humores
tarde de verano,
                          lastimera,
                          insoportable
                          impronunciable
tarde de ley seca señores
tarde de hincarse a religiones
tarde de crucifixión en el barrio
el día de los cielos
auspiciado por los infiernos... qué tarde, de calurosos humores.
Enojado
irritante
la vieja anciana en el cruce esperando el siga
es la personificación del arcaico otoño
con bastón
y rebozo.
Acercándome energúmeno le tarareo en sollozo
¡ay Señora! qué le digo;
la poesía ya no es la de antes
ya nadie se acuerda de los pechos como magnolias
o como pasas de higo
eso ya a nadie le hace calentarse.
-la señora me mira con duda-
Venga señora;
cruzaremos la calle
como quién manda un suspiro en las alas del cenzontle
mientras le sigo
le explico con detalle
porqué la poesía de ahora, no es como la de aquel entonces
cuando usted dilataba el sueño en el balcón
cuando se mostraba pasiva en la plazuela
perfumando el pañuelo de tentación
al pretendiente que la presenciaba
                        latente
                       en cuerpo
                       en el ayer
cuando las damas besaban en la mejilla
cuando era el pecado aquel vestido corto
que dejaba la pantorrilla
sin pudor al aire.
Eso señora, era poesía,
poesía buena, de la de antes.
Qué le digo ahora Señora
se han extinguido las velas de las cenas con vino
el mantel blanco se volvió sabana de motel
o una cuerda para que la Rapuncel moderna
deje trepar al adolescente al cuarto
ya sin el cortejo en el quiosco
sin la platica rica en el jardín, frente a los rosales.
Ya sin el respeto debido
sin el mirar pronunciando divinas formas
no, ahora ya no es así Señora
ya todo es premeditado por esas léperas redes sociales
ya no se puede vivir pensando en el mar
esos chicos, ya no es poesía lo que dicen
ya no solo importa llegar al cielo,
puesto que para ser el galán de sus sueños se necesita conexión wi-fi
y una cuenta en el twiter.
¡Ay Señora!
si usted supiera
yo soy uno de esos aspirantes a poetas
de esos de extinción que casi desaparecen
ya que ahora ya no se puede salir a la calle a buscar el poema
sino es más que con tecnología Gps.
Soy uno de esos verseros de la esquina que cambia sus rimas
plasmadas en papel por una sonrisa
                 una moneda,
                 un beso,
una cita o una caricia suave de satín.
Pero ahora Señora
ando en quiebra
desde que han descubierto que mis letras
conjugadas en el pliego
no son táctiles
no son touch-screen.
¡Ay Señora!
        señora, señora, señora
ahora ya no se piden los coquetos besos esquimales
ni en las mejillas, ya no importan esos vestidos
ni las pantorrillas...
¡Ay Señora!
        señora, señora, señora
si usted viera la clase de salvajadas que se hacen en los cines de las plazas comerciales
si observara esos trucos que ahora hacen las jovencitas, hasta usted sentiría un cosquilleo
a tan solo verles, esas cortísimas pantaletas tan coquetillas.
-cruzamos la calle, y se acerca mi novia con su enorme teléfono-
¡Ay Señora!
ya no hay poesía de verdad legible
mírele, no es que sea descortés
aquella que se acerca
dice quererme
al mandarme a Borges
a Sabines,
a Jacint Verdaguer,
a Whitman,
a Lorca,
a Sor Juana Inés
y al gran y guapo Léudnadez aunque sea escueto
ella,
mi amante
mi novia,
mi chica
cree que la nueva literatura
la nueva poesía
el nuevo concepto es ahora concebido por todos
se creen poetas mandando mensajes de texto
¿es el nuevo formato para todos los que quieran escribir poesía?
¿esta es la nueva presentación, la más debida?
¿la del último grito?
¡Ay Señora! no sabe el horror de leer
esos SMS deformando al maestro Benedetti
es para dar terror:
-"y  en la kaie kodo a kodo... somos + k 2"-
-se acerca la chica no le veo la cara, solo la marca en forma de fruta de ese utensilio-
Mírele Señora
con qué maestría camina en las aceras
qué técnica posee que ni siquiera necesita ver
toda una travesía para ella es andar,
y estar en línea conectada,
sin perder enlace con el messenger.
No Señora,
no sabe
usted no sabe lo que se sufre
es un dolor de antología
añoro la nostalgia aquella
de que me conquisten por el estómago, con comida
pero estamos de acuerdo Señora y no me dejara mentir
que ahora todo se pudre
y que a estas alturas está de más decir que las manzanas
nunca jamás volverán a ser un postre dulce
ahora es solo un aparatejo de la nueva tecnología
maldita evolución
nada se salva...
... ni siquiera la poesía.
-sí, malditos iphone's-dice la señora sacando el suyo.
Cómo peno de ahora ya no contar
ni con el dulce sabor
de un rico postre que inunde mi paladar
que socave a mis mejillas del rubor
con todo ese placer que es degustar.
-¿porqué penas? si tienes un plan con internet ilimitada para buscar más frutas-dice la novia.
Cierto querida,
todavía me quedan las zarzamoras
es algo que ya entendí
no hay tiempo que perder en buscar otra
¡ay! cómo amo mi blackberry.