EL TUNJO
Publicado en Jun 16, 2009
EL TUNJO
A veces me convierto en Poira, y como tal, lloro desoladamente. Luego doy grandes carcajadas, sorpresivas para los caminantes que quieren consolarme en brazos cuando miran mi llanto lastimero. Ahí es donde los lleno de pavor con mis grandes y afilados dientes. Si me hacen la señal de la cruz, entonces me convierto en Tunjo (muñeco de oro, como me conocen), y los que me hallan en tales condiciones son a veces codiciosos y avarientos. Cuando intentan atraparme, huyo dejando solamente la ilusión. Mientras soy una estatuilla dorada deben guardarme en un cofre hecho con dos compartimientos: Uno de vivienda y otro de alimentos. Me gustan las semillas menudas y las frases comprometedoras. Si me complacen, defeco barras de oro para enriquecer a quienes me poseen. Pero deben conjurarme con frecuencia los que pretenden obtener mis bienes. Cuando se olvidan de mi alimento desato lluvias, huracanes y temblores en los que salgo tocando y cantando hasta calmar lo que antes desaté. En tales casos, el Tunjo se extravía, porque soy como los buenos genios de Las Mil y Una Noches: generoso o vengativo, según las circunstancias.
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MAVAL
muchos cuentas también en mi país historias de oro obtenido
con extraños medios...aunque lo más alusivo es
cuando se hace trato de riqueza y alma con el maligno...
Otro mito que lo seguiré estudiando...
Maval