Reflexin
Publicado en Aug 24, 2010
Prev
Next
Esta noche guardo la experiencia de estar a merced del silencio, en una pura intimidad donde no hay invitados, solo una soledad que invita a experimentar con las palabras, trazando un cerco de realidad, como un paréntesis inquietante, en un espacio dentro de mi comedor, sobre mi escritorio, junto a la ventana, tomando café edulcorado. He leído los restos de mis trabajos, que se pretenden literarios. Hice mi autocrítica entre sórdidos vocablos incongruentes, tratando de comprender más allá del vacío, lo inoportuno de las frases, la dislocada verborrea sin sentido. No podía incluirla siquiera en una estética automática: el mundo literario se me comprimía; solo había escrito unos pocos poemas que valían la pena, el resto era una parte más de mis deshechos.
Cuando solo me comunico conmigo mismo me entrego al desorden del sinsentido y no puedo escribir los contornos de la realidad. La desidia se abre paso. Todas son formas de justificar  el tiempo que se malgasta con pequeñas novedades o curiosidades. La palabra se destiñe. Naufraga entre banderas rojas, imaginarias, tocando los tambores de fondo, en naves oceánicas. Y se desforma perdiendo su valor, su colorido, su matiz. Es así que me resigno a ser un escritor mediocre. Pocas cosas me han empujado a escribir como la locura, pero ya lo he dicho todo a propósito de la locura. Detrás de la niebla se oculta la tristeza y en ella solo hay fábricas y ríos contaminados, calles oscuras, hombres borrachos y tanta mala literatura de la que vivo, literatura que no sangra, que termina por despeñarme.
La mujer es un mundo aparte en esta soledad habitada. Ella vive en lo mejor de mis elucubraciones, fomenta toda mi paz y mi creatividad. Ella es el jardín virgen de mis palabras secretas, aún no conocidas ni escritas. La mujer es el útero de mi inteligencia, el formato de la belleza que me inspira. Pero en mi soledad hay otro reino que alcanza su fulgor y su ausencia.  Para amar bien, moderadamente, sin perderse en las pasiones, las palabras, la sonrisa la mirada y una brecha de viajes  en colectivo, de noches frías en las calles, de restos de noche para nombrar el sueño, la protección de la manta y la presencia inconfundible del silencio en el espacio que solo yo habito, que solo yo conquisto con mi cuerpo para ser y para estar nuevamente en la región de la invención, allí donde vos me descubrís.
 
En la materia dislocada , en la quietud de la noche donde se hacen sentir los silencios más hondos, donde la matriz se abre camino en espesos nudos musicales, como cuerpos tejidos a mano , como símbolos de carne y hueso, los hombres que habitan el sueño de mi vigilia, los que hacen con su dormir mi silencio, la noche donde no hay muros ni tempestades de conciencia, amparada en un pobre esqueleto, con las clavículas gastadas por la intemperie como la mordedura tajante en México, para escribir otras geografías de la violencia, rincones del mortero y de pistola, en los arcos de Tenochitlán donde se cuece la mazorca y grita el indio su silencio de rosas quebradas de cristal , la empuñadura del diablo, el gesto vivo de los reclusos en su huelga de hambre, siempre el secreto de las voces clandestinas, el argot vulnerado por la policía , las medias de satén donde la prostituta guarda sus billetes de papel de manteca .
La sangrienta duplicidad entre hermanos donde tan bien queda instalada la agresión y la memoria en un plato familiar que es envido y resto, la ciudad que siempre hierve con su mazapán y sus frituras, su olor a grasa y a pobreza.
Me salgo de los itinerarios habituales  para pensar mejor los límites de mi conciencia. Dibujando los contornos de un mapa merodeo alrededor de la vida, este pedazo de realidad que despunta en variados colores donde las agujas del reloj señalan el mundo, las posiciones a la hora de estar sentado, las vértebras y los orificios del cuerpo. El tiempo deja las palabras medio dormidas matando con el aburrimiento sus sonoridades. En el espacio se abre una claridad hecha de dichas secretas, donde habita la temperatura del vivir, el abrazo inquietante con las mareas oceánicas sin palabras para no reiterar los pensamientos las cosas se quedan donde están, en un apretado dormitorio con paredes rojas y armarios y jarras de cristal donde vas a sentarte junto a los gobelinos,  ante la gran mesa con las ganas de almorzar y el traje a rayas, siempre listo para viajar como un satélite alrededor del mundo, los legendarios chicharrones entre las brasas y el fuego de unas leñas para mejor preparar el diseño de las letras cuando de eso se trata , en el surco vale vivir la contemplación de la tierra haciéndose semilla, naciendo para ser vida amorosa en el abrazo de toda inquietud de  agua porosa.
 
 No sabía cómo en la manera de andar siempre tropezaba con ladrillos huecos, sobre los hornos calientes como labios, el pie junto a la metralla, dividiendo los campos de la guerrilla en plenas contradicciones y frentes internos; sabiendo que los gatos y las balas siempre dan que hablar en la noche de los últimos murmullos. La espalda arqueada le dolía como un tirabuzón que va despeñando la botella de un  solo sacudón y en la médula sentía los quebrantos de una astilla que lo dejaba tieso, como amputado en medio de la realidad. Sólo en un mundo de naipes la confrontación con la soledad se ve orientada hacia el grupo, cuando entre otros perfiles las situaciones cambian con los aromas que convienen; por ejemplo, aromas amorosos , cabellos sueltos de  papel, sueños de terciopelo en los besos , sobre la escalera, tu mano en el cine, un detalle para perderse los diálogos y pensar un poco en esa suavidad cerrada que se entrega a la dulce protección del átomo, del planeta que circunda la emoción de vivir a trasluz, medio desfigurado por la otredad, siendo a la vez protagonista y espectador del diluvio, con un  paraguas y una canasta de frutas y miles de perdones y semejanzas en la tentativa de ser hombre, uno solo, unificado con las casas destrozadas y todos los lagartos que fuman y las tortugas y sus pesadillas. Porque hay restos en el devenir, pasados no deseados, no del todo superados en la marquilla del paquete de cigarros donde la realidad contiene como el barro el dulce pegamento de los neumáticos encajados y la caja de cambios atorada y una especie de silencio que se va llevando todo a los confines de la tierra, a los basureros celestiales, a la homosexualidad de los soles, las cartas tan bien nombradas para reflejar la intención y el deseo, la fantasía con su nombre y su apellido. Y el caso es que este señor que mira desde su observatorio soy yo; ésta descripción, este engrudo lleva en sus hombros tu sonrisa, entre otras cosas. Mejor dicho tu mirada que a veces se pierde en la mía como un color extraño.
Sé de la ternura de tus ojos cuando soy capaz de bajar la guardia y conmoverme tan simplemente porque te veo tal cual sos, sin pedirte que interpretes ningun papel para mí, sin pedirte máscaras ni añadidos, solo el sentimiento de tu corazón que se expresa a cada momento como el torrente de un manantial.
Detrás de la prisa el tiempo abre zanjones, en su velocidad repite las instancias. Ante tanta perplejidad nos conmueve con sus hábitos y sus reparos , a la sombra de la lluvia. Yo te veo sonreir  y no me quedan palabras porque sólo se medir mi semejanza y mi cercanía con un corazón silencioso. Es así que me dejo llevar por tus manos, me dejo quebrar por tus miradas e intuyo una claridad que nos  despierta mas allá de todas las sombras y ruinas de este mundo. El amor nos da una oportunidad siempre que sepamos recrear su fuerza de creación, siempre que seamos capaces de alimentar la vida con nuestro espiritu amoroso y te amo mas alla de la niebla, te amo como sos, con tus ilusiones y tus rasguños, te amo con toda la necesidad que tengo de dar y de abrirme a la inmensa dicha de rejuvenecer por el amor; ver crecer el hermoso silencio del árbol, el hermoso silencio del gato, en la soledad amorosa de un devenir de otoño.
Recuerdo aquella adolescencia que nos ilumina, tu ser mujer mas allá de los prejuicios, la inquietud de tu espera, la maternidad cercana. Te recuerdo siempre en ese encuentro tan feliz que a ambos nos dejaba a veces exhaustos y golpeo tu puerta y te siento bajar por las escaleras y se que nuevamente estamos juntos y ambos lo celebramos y ahora que estas enferma te escribo, sabiendo de tu sueño interminable, y te pienso en tu habitación, enredada en tus blancas sábanas, haciendo lo que se puede por la casa y por los otros, tratando de darte un respiro para reestablecerte y no quedarte humillada por la fiebre, sentada en una silla, medio desnuda, con una pava en la mano y un mate en la otra, para mejor probar del azúcar de los sueños te mandé algunos mensajes y tal vez todo esté bien mañana o tal vez haya que esperar y seguir durmiendo con un jugo de naranjas.
Demás está decir que el amor no es solo lo que nos pasa entre nosotros. Es el mundo que descubrimos que se abre desde la presencia del otro, las puertas desplegadas que nos permiten ver sus ojos, lo que se traduce en un placer intimo, tocando el cielo con las manos cuando nos acercamos y merodeamos los contornos del deseo y damos rienda suelta a los  caballos que llevamos dentro, galopando por los campos del cuerpo, con los molinos abiertos.
No puedo inventar mas cosas, con pocas palabras puedo decirte lo esencial y solo quiero que sepas lo esencial, sin añadidos.
El amor es claridad, es comunicación, es aprendizaje y no hay muchas mas cosas para decir mas allá de tus platos exquisitos y de las ganas que siempre tengo de compartir lindos momentos con vos. Te mando un beso lleno de plumeros.
Santiago
 
 
 
Página 1 / 1
Foto del autor Santiago Linari
Textos Publicados: 20
Miembro desde: Aug 10, 2010
2 Comentarios 631 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Reflexion y poesia en prosa sobre la soledad, el amor y el silencio

Palabras Clave: silencio amor soledad

Categoría: Conocimiento

Subcategoría: Biografas



Comentarios (2)add comment
menos espacio | mas espacio

Leidy Mar

Hola Santiago. Esa particularidad tuya de describir con las palabras exactas y relacionar el mundo externo con las emocines humanas. Me gustaria leer un escrito tuyo condiálogos, debes crear personajes sólidos, porque tu narración jamás es plana. Tiene un matiz sicológico, que obliga a ver más allá. Tus textos no son para leer, sino para vivir, se pueden abandonar a la mitad, volver a ellos y entrar facilmente al mundo que recreas. resumiendo, en mi novel opinión, hueles a novelista. saludos.
Responder
August 24, 2010
 

Santiago Linari

No esperaba un comentario tan bello......Graciassss!!!!!
Responder
August 24, 2010

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy