No fue un gran doctor con un elegante dispensario;
ayudando a decenas de pacientes desahuciados,
pero supo curar mis leves y grandes heridas…
¡Con paciencia, ternura y amor yo estaba sanado!
 
No fue un gran arquitecto de complicados planos;
dibujando edificios modernos y caros;
pero pudo construir un hogar con sus humildes manos…
¡Un hogar que forjó con mucho esfuerzo y trabajo!

No fue un gran escultor de tiempos pasados;
no creo esculturas de gran valor cotizado,
pero supo esculpir en nosotros valores humanos…
¡Humildad, tolerancia, amor al prójimo y al desamparado!
 
No fue un gran pintor como Da Vinci o Picasso.
No supo de letras ni de muchos cálculos matemáticos,
pero multiplicó la amistad, dividió la alegría,
le restó a la pobreza y le sumó al esfuerzo y al trabajo…
No fue un gran orador  que adormecía  a la gente;
ni un conocido político, ni un juez prominente,
pero nos decía:
“La patria se suda, un ideal no se vende…
Es mejor ser pobre pero honrado…”
 
¡Ese fue mi padre! Mi ejemplo más amado.
Quien salía cada domingo con su Biblia en la mano
y nos decía con una sonrisa en sus labios:
“Jesús nunca nos deja; está en cualquier lado…
¡Ese fue mi gran padre!
¡Quien nos dio ejemplo de fe sin versículos memorizados!
 
¡Gracias Jesús!
Nos brindaste tu mejor regalo…
Y fue a Ti, a quien nosotros te lo entregamos…
¡Gracias papi!
Por tus consejos, que aun en silencio nos sigues dando.
Si algunas veces, de tristeza, nos oyes llorando…
¡No nos culpes!
Tú siempre nos decías que el llorar es de humano.