Miro aquellos horizontes,
que me embriagaron
con atardeceres
y sólo encuentro,
recuerdos vacios
               desde que estoy a tu lado.
Veo borrarse las caricias,
que tatuadas en mi cuerpo
se volvieron heridas
y sólo siento,
yerma, mi vieja existencia
               desde que estoy a tu lado.

Nubes extrañas asaltan mi cordura,
un dolor agudo cercena el lazo
que aferraba, cada rencor.
Un beso y cae, la última venda
que negaba mi luz
y tibia, me invade esta libertad
que me devuelve... soñar
               desde que estoy a tu lado.
 
 Dedicado a quien me inspira, Andrea.