Aquel ser que nunca deja de mirar,
siempre reza y piensa en nuestro por venir.
Nunca para de ver, nunca para de imaginar,
que es lo que tendremos preparado en el futuro.

Hay veces que las circunstancias hacen
que la vida nos pese, que no las podamos aguantar.
Pero nunca hemos de perder la calma,
pues aquel ser que siempre nos mira,
siempre nos desea lo mejor.

Se sacrifica demasiado,
mandó de vacaciones a su columna, cadera y articulaciones,
no pide mucho a cambio aunque ni ojos tengamos para ver.

Derrama sus lágrimas cuando siente que nadie la mima,
cuando ve sufrir a otro, cuando sufre ella misma,
cuando el corazon se parte con su vida.
Esta autora será critica, será boba y distraida,
pero le duele ver su rostro luego de quitarse parte del vida.

Somos de ella desde que nacemos hasta que morimos,
no podemos decir que nunca tuvimos una,
aun cuando no es de nuestra parte, es de nuestra escencia,
nos ama, nos alimenta, nos quiere dar lo mejor;
pues claro, siendo nosotros tan tercos y ciegos,
nunca lo podemos entender.

Todos, absolutamente todos, somos hijos;
algunos las tenemos, otros las olvidamos,
hay quienes las reciben con un beso y un abrazo,
otros con un simple "hola",
la autora siempre emite un pequeño "mami..." cuando la ve;
a ellas no les importa.
Lo unico que desean es vernos felices y ver que no las olvidamos a pesar de todo.

Para concluir, solo quisiera decir que
cuando la vuelva a ver, le diré que es lo que siento.
Está preocupada con un monton de cosas,
no solo por mi,
con lo ultimo me despido....

...mamá, te amo.