La chica de la sonrisa torcida
Publicado en May 19, 2010
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Ella está sola, pero no es así como se siente. Tiene todo lo que necesita a sus manos. Tiene casi todas las herramientas necesarias para construir su vida como ella la quiere. Pero le falta una. No lo quiere admitir, porque hacerlo, sería un golpe directo al corazón.
A veces ríe por no llorar, pero las lágrimas salen y caen secas en el suelo, dejando un rastro permanente de las penas que la embargan.
Su sonrisa torcida tiene una historia. Todo comenzó cuando él la vio por primera vez. Ella no tenía en cuenta la existencia de aquel chico, hasta ese momento. Pero a medida que pasaba el tiempo, el corazón de ella se fue ablandando ante aquel ser que la vio por vez primera. Desde ese instante todo cambió para ella, los colores eran más brillantes, el aire se volvió más liviano, la vida empezó a tener sentido. Su corazón no respondía a otro latido que no fuera el de él. Lágrimas, sonrisas, aventuras, felicidad… sangre.
Él no tenía ni la más mínima idea del poder que tenía entre sus manos: un diamante que palpitaba, el corazón de ella. Pero aunque no lo sabía, era culpable.
Perdida entre la locura y la irracionalidad, ella era feliz, sonreía de esquina a esquina sin importarle el que dudaran de su cordura. Hasta que un día él decidió dejar caer el diamante, así, sin más. Él suponía que dejarlo caer no iba a significar su rotura, hasta que se percató de los trozos brillantes en el piso.
Y así mismo ella cayó en el piso, sus ojos se rindieron ante aquel arrebato de dolor, y sus lágrimas llenaron lo que un día ella empezó a construir. Pero éstas, se evaporaron con el frío viento de la soledad, haciendo más difícil continuar construyendo su vida.
Sufrió como nunca se imaginó que lo haría. Su piel se llenó de los rastros imborrables de su dolor. Y cayó en una profunda soledad. Los colores, olores y sabores se borraron del todo, sin dejar registro alguno con el que comenzar de nuevo. Trató de sonreír sin dejar ver su pena, para que nadie sospechara de que su corazón ya no existía. Pero en el primer intento, la comisura izquierda de sus labios se pasmó y no cedió.
Ya no será la misma. Una marca permanente le seguirá junto a su sombra, recordándole que no hay hombre capaz de reparar su corazón.
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Foto del autor Vero
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Descripción

Palabras Clave: desilusion dolor amor

Categoría: Poesa

Subcategoría: Romntica



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