LA ESTRELLITA JACINTA
Publicado en Jan 23, 2010
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En una galaxia cercana a la tierra, vivía una estrellita llamada Jacinta.  Era una estrellita muy bondadosa y se destacaba de los demás cuerpos celestes por su deseo de conocer el universo.  A sus pocos años, ella ya conocía Plutón, Júpiter y Saturno, pero ahora quería conocer el planeta Tierra.
•-         ¡Hola hermano Sol...! - saludaba alegremente.
•-         ¡Hola Jacinta...!  ¿Qué otro planeta has conocido en estos días? - consultó el Sol.
•-         ¡Hoy haré mi mochila e iré a la Tierra...!  He escuchado que los humanos están contentos con tu calor.  En los países que la estación es verano los niños se divierten y juegan en la piscina... Sus padres salen de vacaciones, todos son felices...
•-         Sí, estrellita, el verano es una de las estaciones del año favorita, en especial de los niños... Pero allí en la Tierra existe la pobreza y algunos no pueden disfrutar de mi calor...
Jacinta no entendía las palabras del hermano Sol, pero para no retrasar su viaje se despidió rápidamente.
En el trayecto se encontró con un cometa:
•-         ¡Hola Cometa...! ¡Qué bello te ves bailando en el universo...!
•-         ¡Hola Estrellita...!  Voy demasiado rápido, así es que sígueme para que podamos conversar.  No puedo detenerme, lo siento...
•-         ¡No importa...! ¡Que tengas un buen viaje...!  ¡Saluda de mi parte al Cometa Halley, si lo ves...!
•-         ¡De acuerdo...!
Ella había escuchado que en Chile todos los humanos habían esperado ver al Cometa Halley el año 1986. 
Al anochecer, la saludó la hermana Luna:
•-         ¡Hola Jacinta!  ¿Adónde vas con tanta prisa?
•-         Voy a conocer el planeta Tierra...
•-         Recuerda que no debes demorar mucho.  Te necesito aquí arriba pues tu luz ilumina este gran universo.  Mi energía no alcanza para todos...
•-         ¡No te preocupes hermana Luna, regresaré pronto...!  Quiero conocer a los humanos...
•-         Está bien.  Saluda de mi parte al hermano Sol...
Jacinta seguía su viaje, mientras recordaba lo divertido que había sido conocer al planeta Saturno.  Ella había jugado con sus satélites y conoció a unos saturninos muy amistosos.
Estaba muy cerca del planeta Tierra y de pronto vio que en una ventana un niño estaba llorando.  Se acercó lentamente:
-   ¿Por qué lloras?
•-         Porque le tengo miedo a la oscuridad, mi mamá dice que debo acostumbrarme a dormir con la luz apagada.  Mi padre desea ahorrar dinero, para ello apaga la luz a las 22:00 horas, entonces quedé a oscuras...
•-         Yo iluminaré tu hogar, me quedaré cerca de tu ventana...
•-         ¿Lo harías...?, ¡Gracias estrellita amistosa...!
Al otro día Claudio, así se llamaba el niño, se levantó muy temprano para ir al colegio.  Lo primero que hizo fue ver la ventana para encontrar a su estrellita.  Sólo reconoció al hermano Sol, que con sus rayos amarillos entregaba calor y vida.
Llegó nuevamente la noche y Claudio volvió a llorar:
•-         ¡Basta Claudio, mañana debemos levantarnos para ir a trabajar, es el colmo que aún, con siete años, no puedas dormir...
•-         ¡Mamá, papá..., tengo miedo...!
•-         ¡Dios te está cuidando hijo...!  Estamos al lado de tu dormitorio, ya basta.  ¡Duérmete...!
Claudio creía en Dios, pero no lo veía.  Sentía que su pieza estaba demasiado oscura para superar su miedo.
•-         ¡Aquí estoy yo, te dije que te iba a dar mi luz...! - exclamó Jacinta.
•-         ¿Por qué no estuviste a mi lado durante el día? - preguntó enojado Claudio.
•-         Siempre estuve a tu lado, pero no me pudiste ver por la luz intensa del hermano Sol.  Me podrás ver sólo por las noches.  Te acompañaré hasta que ya no sientas miedo a la oscuridad. 
Diciendo esto, tomó a Claudio y lo puso sobre su espalda:
•-         ¡Ahora te llevaré a conocer el universo y su oscuridad...!
•-         ¡Me parece fantástico...! - dijo Claudio.
En el universo todo estaba en su lugar, como un rompecabezas perfecto: cada planeta a una distancia prudente del otro; la bella Luna con su energía iluminaba a todos por allí;  los Satélites artificiales que ayudaban para que todos los países se pudieran comunicar mejor; las Naves Espaciales y sus vuelos científicos, tratando de encontrar respuestas a las dudas sobre la existencia humana...
•-         Esas son mis amigas, la llaman las Tres Marías - Dijo Jacinta, indicando a tres estrellas que conversaban y reían una al lado de la otra.
•-         ¿Dónde está el Sol? - preguntó Claudio -
•-         El gran globo amarillo está durmiendo.  Trabaja de día entregando su calor y su luz, como él dice entregando vida y salud.  De noche trabaja la hermana Luna, iremos a conocerla...
•-         Ya entiendo.  Yo quiero conocer  la Luna..., dicen que el año 1969, un hombre de Estados Unidos caminó sobre ella, por primera vez...
•-         Es cierto, la Luna se puso muy feliz cuando supo lo importante que era.  Los humanos quieren encontrar otros seres vivos en otros planetas, pero te puedo decir que en algunos planetas no hay vida, por esto ustedes deben cuidar la Tierra...
•-         En mi planeta también hay cosas que no me gustan.  No me gusta la guerra, ni la pobreza, ni el hambre, ni que los papás le peguen a los hijos, que los esposos se griten y peleen delante de los niños, que los papás se dejen de querer y se separen, que haya un veneno que mata y le dicen droga...
•-         Por eso el hermano Sol me dijo: "Pero allí en la Tierra existe la pobreza y algunos no pueden disfrutar de mi calor..." - meditó Jacinta. - Tú Claudio me debes prometer que harás todo lo posible para que la Tierra viva feliz: cuidarás de su naturaleza, los árboles, plantas, flores, animales, insectos y a tus hermanos, aprenderás a vivir en paz, para que este universo que estás conociendo, no se termine... ni se muera tu planeta...
•-         ¡Lo prometo estrellita...!  ¿Me puedes prometer algo...? - dijo el niño.
•-         Qué deseas - preguntó la estrellita.
•-         Prométeme que mientras me acostumbre a dormir con la luz apagada, tú me acompañarás, me darás tu brillo y tu alegría...
•-         ¡Lo prometo...! - estaré contigo hasta que dejes de necesitarme y entiendas que la hermana Luna y que las demás estrellas que viajan en este universo te acompañan cada noche...
Después de viajar y jugar por el espacio, Jacinta llevó a su casa a Claudio.  Por suerte era día sábado, por lo tanto no tendría que levantarse tan temprano para ir al colegio.  Estaba realmente cansado, pero feliz.
Al cabo de cinco días de que la estrellita acompañara por las noches a su amigo, ella entendió las palabras del niño.  Sabía que no eran fácil los cambios, pero Dios haría el milagro más grande: cambiaría el corazón del hombre, y con ello sus sentimientos.
Además, Claudio entendió en esos días que jamás había estado solo, que los amigos del espacio lo cuidaban noche y día.
•-         Estrellita, debes seguir tu viaje.  Yo ya no tengo miedo.  Soy amigo de la oscuridad y de la luz.  ¡Gracias...!  -  dijo Claudio.
•-         ¡Qué gusto me da escucharte...!, es bueno que hayas entendido que existen criaturas que velan por ti, que te quieren... - exclamó Jacinta - Ahora debo continuar mi viaje, pero te visitaré en unos años más...
•-         ¡Espera...! - gritó Claudio - ¿Quieres un trozo de chocolate blanco...? Mis padres me premiaron por no gritar más de noche y me han regalado uno, deseo compartirlo contigo.  Tú me ayudaste.
•-         ¿Chocolate...? - preguntó Jacinta.
Ella nunca había probado el chocolate, pero lo probó con mucho gusto.
Jacinta siguió su viaje y se propuso conocer el planeta Marte y sus cráteres.  Sabía que un día volvería y trataría de encontrar a su amigo.  Ambos habían aprendido algo importante del otro.  De todos modos, siempre hay niños que necesitan de una estrellita y Jacinta siempre necesita entregar su amor y sabiduría a los demás.
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Foto del autor Antonia París
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Descripción

Es la historia de una estrellita y la ayuda que su luz ofrece a un niño, para perder el miedo a la oscuridad...

Palabras Clave: Estrella galaxia oscuridad niño miedo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Infantiles


Creditos: Antonia París

Derechos de Autor: Reservados Antonia París


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