SARTRE
Publicado en Apr 29, 2009
SARTRE
Quién iba a pensar que aquel bisojo, entusiasta de seguir a las muchachas por los pasillos de la universidad, sería en el transcurso de los años uno de los padres del existencialismo. Desde niño se dio cuenta, a través de los rudos compañeros, entre el cielo y el mar de La Rochelle, que la violencia existe y no da tregua, que el infierno son los otros, que la soledad es un garfio venenoso incrustado en el centro de la vida. Decidió que los premios son la trampa donde quedan atrapados los creadores, y mantuvo su labor proselitista criticando los abusos del Poder. Que el hombre es una pasión inútil, y las cosas están llenas de sí mismas, que son densas, viscosas, contingentes, sostuvo hasta el último minuto de sus días.
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