La vida de una princesa medieval
Publicado en Jan 14, 2010
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 La vida de una princesa medieval

Desde su nacimiento  la niñita,
una hermosa princesa, está destinada
a obedecer, aprendiendo apenas a leer
y escribir lo justo y necesario bajo
la supervisión de una monja o institutriz.
Ver a sus padres reyes de vez en cuando,
sea en un banquete, un evento religioso
o deportivo, viendo un campeonato de justa
o participando de la caza junto a la
familia y amigos...
 
En cuestiones de amor,
ella no podía elegir,  ya que a su padre
el rey, le tocaba esa misión...
Su prometido cualquiera no podía
ser sólo un impotante noble o
un príncipe de otro reino que podría
al reino y a su familia favorecer
 
Sólo en su cuarto le quedaba
rezar y soñar esperando a un
buen y apuesto príncipe encontrar
para que hermosos niños, cariño
y amor le pudiera dar, sólo
si Dios y la suerte lo quisiera
 
Así vivía una princesa medieval,
rezando en la iglesia sin cesar,
paseando  junto a sus doncellas
dentro de un florecido y colorido jardín
del castillo soniando que un principe
dispuesta amarla pudiera llegar
para encontrar la deseada felicidad
FIN
Página 1 / 1
Foto del autor María José Schiavi
Textos Publicados: 55
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Descripción

La vida de una princesa medieval

Palabras Clave: la vida de una princesa medieval

Categoría: Poesía

Subcategoría: Poesía General


Derechos de Autor: María José Schiavi


Comentarios (3)add comment
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Felix Antonio Esteves Fuenmayor

Me parece una visión muy romántica y poco documentada de las princesas medievales y eso se lo perdono porque son pocas las bibliografias historicas que hablan de la situación de la mujer en el medioevo. La noción de princesas generalmente nos viene de los cuentos de Perrault, los hermanos Grimm, Beaumont y Disney. Pero realmente era una vida muy dura. El día de la mujer noble podía llegar a ser agotador dependiendo de las posesiones que tuviese que dirigir, de sus empleados y del número de familia. De cualquiera de las formas, era un trabajo más complicado de lo que la literatura clásica ha dado a entender. No obstante, el dinero o el prestigio no hacía que estas mujeres fueran plenamente felices y es que se jugaba con ellas desde que eran utilizadas como moneda de cambio a través de las uniones matrimoniales, que servían para sellar pactos estratégicos o políticos, y así aumentar las posesiones de uno u otro hombre. A la mayor parte no se les permitía intervenir en política y, aunque eran las transmisoras de la dote, según la Legislación, no podían gozar de ella ni en su estado de casadas, solteras o viudas, porque pertenecían al padre, al esposo, al hermano o al hijo.

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January 29, 2010
 

Sandra Miranda

El amor, la libre expreciòn, el cariño de los pades....todo tenìa reglas, cuànto amar, còmo vestir, cada cuànto reìr, poder mirar o no...
Siempre siendo rìgidos, simpre hablando en susurros.
A decir verdad, ser princesa fue y es una total complicaciòn
Responder
January 29, 2010
 

Alfonso Z P

Pobres princesas, es que era así, no era el amor, era la conveniencea del rey, para
ampliar su territorio, para aumentar su poderío o para evitar una guerra que él sabía
que perdería. Ahora han cambiado las cosas, si no, date una vuelta por Mónaco, las
princesas escogen y cambian, se acuestan con sus guardaespaldas y tienen hijos.
Bueno, están a la moda. Con relación a esto, un comediante español decía en forma
satírica que esas princesas en lugar de buscar guardaespaldas deberían buscar
guardapolvos. A esos comediantes uno no los entiende.
Abrazos mi querida amiga y felicitaciones: Alfonso
Responder
January 14, 2010
 

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