El Tiempo

Para muchos el tiempo solo es una medida más, lo reducen a una magnitud física que mide la duración o la separación de acontecimientos entre sí, pero, el tiempo va mucho más allá de una simple medida, ya que, es una magnitud medible, si, pero muy particular entre aquellos que la estudian, ya que es relativo y su relatividad va más allá de variaciones de intervalos iguales con valores diferentes referentes a esa magnitud. La física, lo que pasa desapercibido a los ojos y la ciencia se dedica a estudiar, es algo que escapa de mi visión superficial de las cosas, tal vez no pueda decir que es el tiempo científicamente, pero si puedo intentar decir lo que es para muchos y lo que no es para otros...
         El tiempo, es un deseo. Es el deseo más anhelado de todos los hombres. Poder tener más tiempo para vivir, para divertirse, para trabajar es un denominador común en todas las vidas de la tierra. El tiempo es un tesoro para todos, pero, el tiempo también es una pesada carga, es un emisario del miedo, es un mensajero del misterio que nos acoge en la oscuridad de nuestra alma porque es polvo que se escurre poco a poco y que tarde o temprano será insuficiente para cubrir la cara de la muerte que ensombrece de dudas nuestra razón, el tiempo es el asesino perfecto y la muerte, está atada al extremo último de su celaje.
         Una vez escribí un poema, y éste es un fragmento que ilustra algo de la relatividad del tiempo:
 
…Y recuerdos tendré de otros días,
Y palabras tendré de un pasado que ahora parece distante,
Cuando el abismo frío y oscuro de la soledad en  mi viaje,
Que hala los tiempos y los alarga, me acompañe…
 
         Los sentimientos son el lenguaje creativo más primitivo, el hombre, los ha refinado con las artes. Y esos sentimientos, son capaces de alargar el tiempo o de acórtalo a su antojo, un momento triste puede durar solo minutos y parecer años y un momento alegre puede esfumarse con prisas. Muchas expresiones evidencian eso, “estuve años esperándote” O “quisiera que este momento durase para siempre” solo son parte de esas frases que nos hablan de un tiempo relativo, vulnerable al cincel invisible del alimento del alma y moldeable por los sentimientos.
 
         “Fueron los minutos más amargos de mi vida”; “Fue el momento más dulce que he vivido”… Sorprendentemente el tiempo también tiene sabor y eso es algo que no puede decirse de los centímetros, los kilómetros, los grados o los gramos.
        
         El tiempo solo es una forma de dividir la historia de los hombres para darle una lógica que no tiene en ninguna parte. Es una forma de categorizar los estados de locura, violencia, brillantez o romance de la obra humana a través de la historia. El tiempo es vida que se agota, o es muerte que se acerca. Es tortura para algunos y paz para otros. El tiempo es peldaños que se escalan hacía el éxito o brisa que golpea en la caída al fracaso.
 
         El tiempo es implacable, y esa es una frase cliché que reviste de verdad como la mayoría, es el único capaz de enterrarlo todo en las arenas del olvido o el único que levanta en su cúspide de la eternidad a unos pocos afortunados. Recordar y olvidar, la memoria, depende del tiempo. Puede borrar sueños, amor u odio, lo cubre todo como un barniz universal.
 
         Indudablemente el tiempo es un gran maestro, nada es mejor que una buena lección con el tiempo para poder aprender cosas que nadie más podría enseñarnos mejor que él. La experiencia, es otro tesoro y el tiempo, solo el tiempo puede concederla como su único guardián.
 
         Otros no le dan importancia al tiempo, para muchos solo cuenta vivir, no importa cuánto, dónde o con quién. El tiempo solo aparece para ellos cuando no hay nada que recordar, como un espacio entre los recuerdos.
        
         “Se viven malos tiempos” Para muchos el tiempo es héroe o villano, ¿lo es?: No. Realmente es otra culpa que los hombres relegamos a las cosas que inventamos.
 
         El tiempo es un testigo de tu vida y solo eso. Vive cada minuto… ¡Olvida eso! Solo !VIVE!