Cariño mio:
              Después de tu anterior carta, la que me ha dejado mucha pena por ése pesimismo que muestras referente a nuestro futuro, he recibido la última la que ha logrado levantar mi ánimo. Me dices que volverás a buscarme y sólo éso me ha hecho mirar el futuro con más esperanza. Déjame quererte y esperarte. Te prometo que cuando llegues me encontrarás esperándote con todo ése amor que guardo para tí y sólo para ti. Entonces nuestro amor será eterno y felíz pues todo lo que hemos sufrido sin vernos lo olvidaremos ante la hermosa realidad de un mañana, un mañana juntos.
       Hoy he estado pensando en tu partida, no te niego que sufriré mucho cuando te vayas pero alentará  mi esperanza tu promesa de volver. Viviré sólo pensando en tu retorno y rogándo a Dios que te proteja, que logres salvar las dificultades que encuentres en tu camino. A tí te pido que te cuides para mí.
       Mi vida, créeme que nunca pensé que llegaría a quererte tanto como te quiero. Eres mi único motivo de vivir y no podría soportar el dolor de llegar a perderte. Cuando tú te vayas y me quede a solas con tu recuerdo muchas noches elevaré mis ojos al cielo en una súplica: Ayúdalo Dios mio, has que vuelva a mi lado. En mi soledad estarás latente, en todo cuanto me rodea encontraré tu recuerdo, en ésas melodías que tú me cantabas. Quiero que cuando las escuches me sientas en ellas. También te recordaré con la lluvia pues en una tarde de lluvia fui inmensamente felíz a tu lado. En todo bien mio, allí donde hay hermosura, allí está tu recuerdo, vívido, latente. Y así cuando mis ojos cansados de llorarte puedan contemplar nuevamente ésos ojos tuyos, entonces mi vida será una eterna bendición hacia tu amor y constancia.
       Ahora quiero pedirte nuevamente, hasta cansarte, tu foto por favor no te vayas sin alcanzármela ¿quieres cariño?
       Recibe todo mi amor y hasta que nos volvamos a encontrar.
 
                                   Minerva
 Este pasaje de mi vida, transcurrió hace muchísimos años y he querido sacarlo a la luz. Lo nuestro no pudo ser.