¿Y qué pasó con la doncella?
Publicado en Nov 21, 2009
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Unchuflay era un muchacho más entre todos los muchachos que crecen en nuestro país. Había estudiado y había aprendido a hacer algo por lo que alguien le pagaba algo de dinero para ayudar con algo a su familia. Pero su mayor deseo era, como el mayor deseo de cualquier muchacho de su edad, el rito de la reproducción. El no sabía que lo que tanto deseaba era una manifestación del instinto de conservación de la especie que, sabia naturaleza, se presentaba detrás de una culminación de inmenso placer que la hacía imposible de eludir por cualquier ser humano normal y sano: el orgasmo.
Unchuflaycito se había fijado en una doncella llamada Lucrecia (no nos consta la doncellez) que exhibía, a la sazón, hermosas caderas, piernas firmes, bonitos senos y que le permitía besos jugosos que lo dejaban lelo. Te quiero Lucre, te quiero Unchu. Soñaba Unchuflaycito con vivir con ella toda la vida y entregarse, también toda la vida, a los placeres del amor, al rito de la reproducción continua (que ya dijimos que no entendía muy bien; la verdad es que lo entendía solamente hasta la etapa del torrente de placer, de ahí para adelante, who cares?) Y poco a poco comenzó a sacar cuentas: con lo poco que ganaba, le alcanzaría para comprar un poco de alimento, otro poco de ropa, y con el poco restante, para locomoción y arriendo. Hasta que se casó. Y se fue a vivir con la doncella a su nidito de amor. Te quiero Lucre, te quiero Unchu. Y se entregaron al placer en interminables horas que se transformaban en días y noches, uno para el otro. Métele Unchu, le alentaban sus amigos; ese es mi hijo, se ufanaba su padre; no tanto pués, advertía su suegro; qué romántico, suspiraban las madres; chuata, espiaban los más chicos; solamente lo necesario para cumplir con los designios de Dios, predicaba el cura. ¿Cuánto tiempo pasaron en trance? ¿Cuántos días, semanas, meses, años? Nunca se supo. Lo que sí ocurrió es que, como tenía que ocurrir porque así estaba predeterminado, la vida cuajó, y aquella hermosa y delicada cinturita, esos sinuosos, delicados y femeninos  perfiles comenzaron a cambiar, a mutar, a metamorfosear y se fueron paulatinamente transformando en robustas redondeces y en abultados volúmenes para albergar una nueva vida. A todo esto, Unchito pensaba en su futuro vástago (o vástaga) y no se percataba de los cambios experimentados por la doncella. ¿Me quieres Unchu? Sí, mi Lucre. Y si se percataba, seguramente pensaría que luego del nacimiento del fruto, la naturaleza se encargaría de realinear formas, de reagrupar carnes, y todo volvería a ser como antes, ritos y más ritos, que para eso nos habíamos casado. El fruto acaparó tanto su atención y durante tantos años, que Unchuflay ni siquiera notó que doña natu no se había encargado de nada y que las robustas redondeces y abultados volúmenes permanecían en su lugar, especialmente después de los siguientes frutos que comenzaron a poblar el nidito. ¿En qué rincón de esos años, en cuál de todos los éxtasis se habían quedado atrapados aquellas hermosas caderas, piernas firmes, bonitos senos y esos besos jugosos que lo dejaban lelo? Nunca se lo preguntó. Nunca se le ocurrió preguntárselo. ¿Me quieres Unchu? ....Sí. Lo cierto es que Unchuflay, más preocupado del aprovisionamiento que de pretéritas ilusiones, trabajaba y trabajaba para llegar reventado a la casa, para poder levantarse a la mañana siguiente, para ir a trabajar y trabajar, para poder aprovisionar a todos sus seres. ¿Me quieres Unchu? Cuidado con el niño, Lucre. ¿Qué fue lo que provocó la metamorfosis de la doncella? ¿Los asados? ¿El exceso de ritos? ¿Los genes de su familia de guatones? Tampoco se supo nunca. Ellos dos, hoy se encuentran de lleno dedicados a atender a su prole que en gran número pobló su nido (creo que hasta mellizos tuvieron) y él está muy preocupado por la recesión mundial que parece que no va a respetar ni siquiera a su nido. En dos semanas más cumplen seis años de casados y lo van a celebrar con un asado espectacular al que me tienen invitado.
Don Baldomero.
P.S. Elamorhacegiraralmundoatalextremoqueloemborracha.
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Descripción

Una historia muy común.

Palabras Clave: Humor sátira.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Humor



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