https://www.youtube.com/watch?v=w8BWBFcE3rI&ab_channel=pelodelperro   
Podía ser un sueño, pero estaba más inclinado a creer que era algo real. Podía ser una película gore, pero el olor de la sangre penetraba por los orificios de mi nariz. La había visto de nuevo tras concluir el partido de fútbol. Era la tercera vez en una semana y yo estaba decidido a ir a por ella. Era demasiado hermosa, se ajustaba excesívamente al patrón de "la chica de mi vida" que yo tenía entonces, recién dejada la adolescencia, con dieciseis años, recién dejado también el acné pero aún no las manuelas.
Estábamos sentados en la terraza de uno de los bares más "in" de nuestra población (una mediana ciudad de provincias) y me era difícil el no ahogarme en sus bellísimos ojos azules, de un azul tan claro. O en su cabello ondulado y rubio, o en su escote veraniego... Habíamos pedido. Teníamos ya ante nosotros los gins tonic. A mí me había salido un partido redondo: Goleador, aclamado, la figura del equipo... Bien!! Bravo!! Qué bueno soy, me decía solo para mí. Y guapo: También rubio, pero con unos ojos verdes que tenían enamoradas a las mujeres maduras de mi calle, las cuales me habían visto crecer y me consideraban un poco suyo. A mí siempre me ha gustado el ser de otros, una especie de regalo... y que me toquen, que me hagan caricias.
Esperábamos, conversación vanal, ella compraba los CD's en el mismo lugar que yo y... qué deliciosa sorpresa!! teníamos el mismo apellido. Quedamos extasiados con esto. ¿Por qué? Porque no nos llamábamos Rodríguez, García, Fernández... No. Ni González, ni Muñoz, ni Pujol ni Torrents ni Gonzalvo siquiera. Ambos nos llamábamos "Marlborough". Joder!! Era un apellido inglés y estábamos en Asturias. Toma ya!! pensamos los dos. Por eso lo de tan rubios, ojos tan claros...
Estábamos esperando a que nos sirvieran, pasaba algún amigo al que yo saludaba en plan algo chulo. Tenía motivos para saludar de modo afectado a los mineros. ¿Esperábamos? Ya no. Yo me estaba comiendo su brazo derecho mientras observaba la sangre que surgía del hombro que lo había perdido. Se lo debí arrancar con mucho cuidado pues no escuché ni un grito de dolor, ni siquiera un crack de los huesos cuando se rompieron. La manga de su blusa blanca ahora se encontraba moteada de florecitas de sangre.
Ella sonreía con aquella dulzura que me embelesó nada más verla el miércoles anterior. Sonreía así mientras se comía mis orejas, chupándose luego los dedos. Para que pasara mejor nuestra carne le echamos unos buenos tragos de gin al gaznate. Me dijo que era muy probable que fuéramos familia de tercera o cuarta generación.-Si, es muy probable. en Oviedo no hay Marlboroughs, sólo tú y yo linda chica. -Le succioné los labios, grandes y carnosos, el inferior caído y que dejaba atisbar su blanca dentadura. Lo saborée como se hace con las ciruelas y luego, con suaves mordidas (su pulpa era tan tierna!!) me los tragué y dije: Ummm!! Qué buenos que están!!
-Tus huevos son un poco duros, pero los voy comiendo con gran delicia. Están sudados pero no me importa, me siento sucia y esto me gusta. -Los tenía en su única mano y los hizo bailotear ligeramente en el aire. Yo sentía entre mis dientes el sabor fuerte de la carne prieta de uno de sus muslos. Era como si mi cerebro hubiera abierto una compuerta y por ella penetrara un chorro de sangre que, poco a poco, lo iba anegando, inundando, ahogando.
Podía ser un sueño, he tenido sueños tan reales que al despertar me ha hecho todo el efecto que simplemente me estaba transportando de una realidad a otra: Como si yo tuviera vidas paralelas muy bien compartimentdas las unas de las otras.
Miraba a Anne con un goce jamás experimentado, sabía que la estaba haciendo mía. Degusté su exquisita belleza hasta que con su tenedor hizo saltar mis ojos de sus cuencas.
Cantó:-Ofjoss veddes szon traiddoressz, ofjoss veddes szon traiddoressz!! -intentaba cantar la muchacha, que sin labios, apenas podía vocalizar.
Yo iba a dedicarle un piropo bien hermoso pero me salió del alma:-No siento las piernas!!
Quizá fuera un sueño. Pero en cualquier caso, lo nuestro no era amor si no posesión. Y así nos fuimos comiendo el uno al otro en el espacio de un vermout de mediodía de domingo. Lo mismo que mi madre había hecho con mi padre. Pero durante veinte años. Una larga y pesada digestión!! 
 
10 de abril de 2014  
Imagen: Dibujo a lápiz de Josep Mumbrú