Cerrado por duelo reza el cartel en la puerta del domicilio, mientras dentro de éste, está uno sentado escribiendo:Cuanto rechazo tiene la palabra muerte, porque todos la toman como algo físico. Sin embargo, la muerte en sí puede tratarse desde lo más profundo, como transformar el pensamiento para referirse a aquellas cosas que uno tiene dentro y quiere dejar de tener, para ser más sano, para ser más humano, para ser más libre y poder elejir sin depender ciegamente de su inconsciente, aquel que se forma en la infancia a medida que uno va viviendo momentos y los va absorbiendo, como buenos y como malos, sin saber lo que estas dos palabras quieren decir.muere mi yo, mi ello y mi superyó en este escrito.Me propongo a realmente aniquilar parte de mí, para en realidad realizar algo que un buen escritor dijo, el ser humano no hace más que transformarse, y lo definió con una metafora, la metamorfosis.He matado a mi yo muchas veces, cuando he ido en contra de mis pensamientos y cuando he actuado de manera totalmente distinta a la predeterminada; pienso, luego existo. He matado a mi ello, cuando me he detenido en cada situación que iba a realizar, para eliminar parte de mi impulso, aquel que se nos instala de forma inconsciente y nos inunda de repuestas automaticas que adquirimos en lo mas profundo de nuestras vivencias infantiles; y he matado a mi superyó en más de una ocasión, aquel que maneja mi moral y me hace comprender también que hay actos que no tienen nada de sano cuando se transforman en acción, por lo tanto es preferible tenerlos en pausa; pero también lo he matado cuando realmente he visto que la justicia actúa para unos pocos y para otros nada, haciendo con esto que una pregunta se refuerce más: ¿que es la moral y porque para algunos actúa y para otros no tanto?En más de una ocasion soy como el árbol, que pasada cierta estación deja caer todas sus hojas y vuelve a florecer, a renacer, a intentarlo.Y hay algo que siempre se debe matar para poder avanzar en esto; el miedo.