Nostradamus IV
 
Las parcelas del Edén,
llenas de espinos y zarzas,
las ráfagas del Este amargo 
cubiertas de polvos negros 
como pellejos de osos siberianos.
 
Las púas de dragones envenenadas
caen desde el cielo bajo el mar 
en movimientos circulares
levantando  paredes sobre las costas.
 
Las parcelas del Edén,
descoloridas y resecas
amortiguan a los sollozantes y penitentes
que descalzos sobre guijarros
recorren las llanuras bastas
casi sin aire.
 
No hay oración ni credos
cuando gime rota la esperanza.
 
Una minúscula luz asoma
entre los picos de las montañas
al sur de todos los mundos.
-Sigan la luz-, dice un hombre barbado 
de voz fraterna, franca y dulce.
-Un nuevo mundo está a las puertas.- 08.02.2022