Ráfaga de suspiros: cambios
Publicado en Dec 05, 2021
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No se puede extrañar la imagen que no se conoce.
 
I
 
La imagen del espejo lo veía fijamente y lo invocaba a hacer lo que debía. La mente estaba lista para lo que podría pasar pero no se sabía cómo hacer. El destino era el único que sabía lo que el hombre podía lograr aquella noche de viernes lluviosa. La ciudad estaba transitada, los autos se veían andar sin ninguna prisa por el asfalto, que no pretendía ser más que la línea delgada que podía llevarlo a él hacia su casualidad. Linda casualidad. No la conocía, pero a la vez sabía más de ella que la mayoría. En lo poco que habían compartido, se dio cuenta que era una parte de él que quería conocer, para poder conocerse a él mismo. El humo se hacía subir y lo hacía soñar, trataba de hacerlo dormir. Se sabía que podía hacer más en sueños que en propia persona. No tenía pensado por dónde empezar, pero debía seguir. La llegada lo conmocionó, porque no creía haber llegado tan lejos, la timidez que lo llenaba hacía que pensara que todo acabaría como lo que ya había hecho antes. Él no estaba seguro de lo que estaba haciendo, pero de algo estaba seguro: estaba sintiendo algo nuevo. Para un hombre como él, aunque haya sido a corta edad, cayó sumergido en un pensamiento que no podía explicar. Habían noches en las que miraba al cielo, y se preguntaba: “¿Ya lo he vivido todo?”. Todo lo que había intentado después de su primera muerte lo hacía sollozar, no por recordar su oda a la nostalgia, sino porque no podía llegar a sentir algo nuevo. Aun así, él estaba ahí por algo y solo algo, por fin podía sentir algo nuevo. ¿Qué era? No sabía, por algo ha de ser nuevo. Al tiempo le tiene pavor, como quisiera valor. Minutos que parecían siglos. Ve por la ventana de la izquierda que se aproxima una fuerte ola, pero las aguas que se contenían en ella tenían tonalidades verdes, llegaba a ver un azul y un color negro en el fondo de la ola. Una sonrisa. No quería ahogarse, pero no quería ahogarse en sus gritos, ni olvidar esa imagen. Era una obra de arte. Y estaba seguro que era arte, ya que ella no se consideraba bonita. Pero de eso se trata, el arte no es que sea bonito, solo debe hacerte sentir algo. La ola chocó fuerte contra él que quedó inmóvil. Se intercambian las sonrisas. Entra en descontrol, sus palabras se le pierden. De fondo sonaba una linda melodía, parecía violín. Ella no lograba escucharla, pues el pensamiento de él todavía no le ha dicho. El pensamiento de él no lograba convencerlo de lo que debía hacer. Muchas historias pasan por él y su mente. Las sonrisas y las palabras se intercambian. En el cielo la luna y las estrellas parecían estar a favor de lo que estaba sucediendo esa noche. No se sabe lo que ella estaba pensando. Estaba callada, parecía desinteresada. Las manos de Morfeo estaban tocando la cara de ella. La cara de ella. Infinita inspiración.Pasó toda la noche con ella, dentro de un carrusel. Un carrusel tanto en vida como en mente. Un carrusel que lo hacía marear para bien. Sabía que en sus cabales no podía hacer nada. Lo ha alcanzado la edad. Lo que podría pasar en el futuro solo estaba en su imaginación, es más, el futuro no es más que una palabra en una oración. No es un lugar que habitará. El reloj marcaba que ya no había lugar para dejar habitar un pensamiento más. Afuera había luces verdes, azuladas, claras. Tal como aquella ola que chocó contra él y aún estaba ahí. No estaba seguro si podía hacer algo, jamás quizá. No tenía nada en su mente, no sabía qué hacer. No sabía qué hacer. ¿Regresará? No quería darle una razón. Él jura que nada puede hacer, y efectivamente no hace nada. Se rinde. Si hubiera estado listo, habría hecho algo. Su cuerpo actuó por él. Jura que no iba a hacerlo, pero quería hacerlo. Sucede y termina. Nadie sabe lo que acaba de pasar. Él la mira a ella. Ahí es cuando él le toca la boca a ella, pasa su mano por aquella delicada piel de la cual estaba orgulloso de conocer. Las manos de él se hunden en el pelo de ella, y sigue viendo ese delicado mar que dejó su ola y chocó con él. Las palabras aquí sobran, pero ya se sabe cuáles son, por lo que nunca fueron dichas. Esta situación lo está enloqueciendo. Está viendo lo que él quiere ver, se oye en su pecho. Cierra sus ojos y empieza a imaginar todo lo que quiere ver. La ola pinta sus ojos. Se hunde en la ola. Al final, lo que en un comienzo no sabía cómo hacer, lo había logrado, pero no sabía cómo. Ahí es cuando abre los ojos y se da cuenta que todo lo que deseaba, por algo que no quiere explicar, divinidad, destino, casualidad, no se puede saber, coincide exactamente con ella. Ver su cara y sentir su fragilidad. La ola renace y se vuelve más grande. Se acerca con él con tal violencia que le agrada. Ella lo llena de flores y de peces. Se incumplió la regla de no tocar.¿Regresará? Eso quiere él.
 
II
Él hunde la cabeza entre las manos. Recuerda que solo tiene en su mente una foto de ella. Poco a poco se va y se llena de arrepentimiento porque el destino le acabó el momento, aquel momento que hizo recobrase su vida, aquel momento que sacó todo su sentimiento y haciendo que ignorara todo pensamiento posterior. Mira al cielo, fijamente, ve las estrellas, ve cada una de ellas, le ve forma a las estrellas. Brillan con toda intensidad, ojalá sea su cielo. Al corazón de él nunca se le va a olvidar aquella imagen de ola chocándole. Pierde dirección hacia su dirección. Debería poner más atención a lo que está viendo por el vidrio de su espejo y su retrovisor. El pasado no le ofrecía nada más, el futuro no conoce que será, más sin embargo el presente es realidad. Abre la puerta, no sabe lo que acaba de pasar, ha de ser porque no cree lo que acaba de pasar. Para él, todo se ha convertido en algo intangible, toda su vida se convierte en una carta de amor lacerante. Se da cuenta que no quiere volver a sentir nada de lo que sintió, aunque su vida tratase de recuperar lo que una vez sintió, porque llegaron cosas nuevas, y esa es su lección, darse cuenta que no ha vivido nada. Él sabe que se merece toda esta tribulación mental. Ya cambió. No se sabe lo que ella está pensando.Esto no pasa en el mundo real.Él no quiere interferir en lo que ella esté pensando. Está confundido. Se hace todo muy oscuro. Está perdido de mil maneras. ¿Su mente lo está engañando? Hay palabras en la punta de la lengua. Están atrapadas. Son palabras sinceras. Cuando él pensaba en ella, se quemaba su entorno, sonaba como trueno, parecía un terremoto. Armonía cabal. Ella era ideal. Desataba pasiones. Era especial. ¿Qué podía perder? Un corazón, probablemente, igual eso se pierde al final, pero al morir. El tiempo es breve. ¿Por qué todo parece tan difícil? Él piensa que no le agrada ni siquiera al propio Dios, ese Dios que creó esa ola de tonalidades verdes y azules, ese mar que no podía pasar más allá de él, que era tan grueso y tan puro que no se podía ver a través de él. ¿Por qué se puso en mi camino? Las preguntas invaden su mente y contiene signos de interrogación. ¿No era muy rápido? Le tenía cierto gusto al escándalo que producía su mente al pensar tanto. Se perdían las preguntas porque más aparecían. Se ha cansado del silencio. Él no recuerda ningún momento en el que se sintió libre de su suma timidez. A este punto ya le cuesta recordar todo lo que le había pasado ya que sus preguntas le nublaban la mente. Ella lo hacía frágil de nuevo. Nada en este mundo es más hermoso que lo que nos hace frágiles. Él no sabe lo que ella está pensando. Ella.Todo el lugar se está habitando de fantasmas. Esos fantasmas que le están hablando a su oído. Se escucha de fondo el agua tal concha de mar. Todo el lugar está nublado y presente de seres que le recuerdan lo que está pensando. No hay lugar para nada más. Ella debería tomarlo muy personal, ya que prácticamente él le hizo una escultura en su mente, todo para honrar su figura. No hace caso a las palabras que le hacen daño.Él quisiera saber la versión de ella, no le importa si le hace daño. Nada de eso le hace daño. ¿Se puede extrañar la imagen que no se conoce?¿Será que él está en un abismo de lo que pudo haber sido y no va a ser? Le gustaría que nada fuera a blanco y negro, ojalá él pudiera divisar los colores, poder estar claro. ¿Cómo podría él estar claro si no puede desvanecer las dudas de su mente? ¿Qué se tiene claro? Lo único que tiene claro es que tiene paciencia, tiene la fuerza completa. ¿Por qué no la demuestra? Lo único que estoy convencido que tiene es ilusión. Se ilusiona. Es aquella ilusión que le da vida a la esperanza, la esperanza que le da paciencia que lo hace ilusionar y convierte todo en un ciclo que lo mantiene expectante a que ella pueda leerlo, escucharlo, sentirlo. Está convencido de que está ilusionado. Es por lo que todo el universo tiene que pasar, el cambio. No entiende nada. La metamorfosis de lo que está sintiendo. Pasó de no creer que podía volver a sentir algo pero chocó con una ola azulada y verdosa, pura, bella ola que lo trajo de nuevo a creer. No entiende esto. Este calor le está molestando las vías respiratorias. Aun así, todo lo que está pensando no lo cambia por nada. No lo cambia por nada porque está contra él, cosa que no había hecho hace mucho tiempo. No lo cambia por nada porque ella hizo que empezara a pensar así. Lo tiene en jaque. ¿Ella no entiende nada?Parecía sacado todo de un libro de ficción.Él la sueña a veces.
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Foto del autor Diego Andres Poveda González
Textos Publicados: 27
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Descripción

Algo me pasó una noche y quise escribir el suceso y mis pensamientos después.

Palabras Clave: Ráfaga de suspiros cambios diego sthllam alighieri

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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