Dos generaciones y un porrn de cerveza
Publicado en Nov 26, 2021
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Dos generaciones y un porrón
 
Sentados en una mesa rectangular, apretados como sardinas en lata porque estaba lleno, en esa madrugada de 1 de enero de 2022, se hallaban Juanico y su abuelo Filemón.
 
-          ¿Qué van a servirse? - Preguntó una camarera mascando un chicle entretenida, y con cara de apurada.
-          Una sprite 0 para mí- se apresuró a decir Johnny
-          De eso ná- replicó el abuelo- Ponnos a los dos unos porrones de cerveza de la mejor que tengas, que he leído bien que es tirada y artesanal.
La gente gritaba de rato en rato “¡Feliz año nuevo!” y se daba apretones y abrazos con efusividad.
 
-          Pasa que ya no quieres diversiones de verdad porque te la pasas en Netflix, con las series estas…y leyendo esas novelas de Harry Potter y Lewis
-          Tolkien abuelo, novelas de Tolkien ya te lo he dicho
-          Viene a ser lo mismo: duendes, dragones, brujas…Todo eso está bien para los libros, pero algún día vas a enfrentar a los verdaderos dragones, Juanico, y quiero que estés listo.
-          ¿Pero a qué viene todo esto abuelo? Parece que quisieras que me coja un pedal.
-          Espera chico, espera…ahora viene la camarera y ya verás.
La camarera trajo todo lo pedido y desapareció tan rápido como había llegado.
-          Juanico, despacio…que hay bastante, parece que tienes más hambre que piojo de peluca.
-          Si apenas probé algo en casa abuelo…
-          Bueno, eso está bien, un poco de frugalidad no hace mal a nadie. Hablando de frugalidad, vamos al hueso, chaval.
-          Hala abuelo, que no quiero acostarme tan tarde
-          ¡Ahí está! Vamos a ver…eso mismo. Hoy es primero de enero, el ritual nos indica que podemos pasar hasta altas horas, solo por hoy, tú y yo charlando y bebiendo, sin necesidad de perder la cordura. Los ritos son necesarios.
-          Los ritos…el Principito, abuelo- dijo Juan ya más animado, bebiendo con una sonrisa su primer sorbo de cerveza.
-          Claro, pero no solo de ese libro, también de “Ciudadela”, en donde ese autor, que era un genio, y seguramente descorchó varias cervezas en su vida, decía que los ritos son al tiempo lo que los hogares al espacio. El hogar en que habitamos, detiene el tiempo, como los ritos, en esta era de lo efímero, lo pasajero.
-          ¿Vos leíste Ciudadela?
-          Pues claro, de pe a pa- dijo con orgullo Filemón. Pero volvamos al tema.
 
Los de la mesa del costado habían comenzado a cantar canciones navideñas y ahora se les había mezclado una canción futbolística sobre el Barça.
 
-          Abuelo- dijo lentamente Juanico- ¿Vos leíste a Tolkien alguna vez? Porque no creas que lo que él plantea es tan diferente a lo que dice Saint Exupéry.
-          Claro que no hijo, pero él lo plantea en un mundo paralelo, todo maravilloso. Una utopía con lenguajes propios y castas, tal vez para un lector entrenado. S. Exupéry busca a un lector aún aletargado, cansado del mundo, al que puede revivir con una pequeña fábula.
-          Mmmm, interesante- dijo Juan tomando su segundo vaso de cerveza.
-          Pongamos por caso. ¿Hace cuánto que no vas a la playa con tus amigos, a mirar las estrellas?
-          Uffffff
-          Hacer un lindo fuego, mirar las chavalas, reírse y escuchar uno que toque la guitarra
-          Pffff abuelo…..hace casi más de un año
-          Pues eso mismo, Juanico, ahora, tú y yo, con esta cerveza estamos completando un ritual que tú deberías haber cumplido en la playa y no has podido. Y bebemos porque estamos alegres, como dice Chesterton, no porque seamos desgraciados.
-          ¿Y por qué estamos alegres abuelo?
-          Simplemente porque estamos vivos, y tenemos una vida sencilla Juan.
Juan bajó la mirada. Calló unos minutos. Su abuelo entrevió sus ojos nublados. Ya más cerca de ellos, los beodos del costado habían comenzado a cantar “El novio de la muerte” mientras los de otra mesa en diagonal los vitoreaban entusiasmados.
 
-          Tu padre estaría tan orgulloso de ti. De ver en lo que te has convertido. Juanico, tú no fumas, no tomas, pero eso no significa que no debas vivir. Puedes reírte y alegrarte.
-          Es que- dijo conteniendo el llanto Juan- Siento que si me divierto le estoy fallando…es como si lo olvidara…
-          Lo sé, lo sé- dijo el abuelo con paciencia, sirviéndole un tercer vaso de cerveza a su nieto. Pero recuerda cuando veíais juntos los partidos del Barca, cuando te iba a esperar a la salida del colegio y cuando te explicaba con paciencia infinita a los filósofos alemanes. ¿Recuerdas?
-          ¡Cómo olvidar su frase célebre! “Gracias a Nietzsche, ya no hay fronteras entre el bien y el mal pues cada quien es su propio dios. Que h…de pu…”.
Ambos soltaron una carcajada estruendosa que hizo contagiarse de risa al coro del costado, que al grito de “¡Feliz año nuevo! ¡Feliz año nuevo!” brindaron con Juan y chocaron estruendosamente sus vasos.
 
Hubo un repentino silencio en el bar ya que se oyó un murmullo de preocupación entre los comensales. Algo así como un chisme malsano que apesta los oídos pero que sin embargo todos quieren escuchar por las dudas. “Se han registrado 10.029 nuevos casos de Covid 19 en Valencia, Sevilla y la región de Zamora y se estima que…”. Pero la conductora no pudo terminar la frase porque uno de la multitud, con la rapidez de un gato que busca su presa, apagó repentinamente la tele y dio un grito que sonó en toda la taberna”.
 
-          ¡A la salud de todos los gilipollas que conducen los programas de TV. ¡Ya basta de querer asustarnos con cuántos muertos hay por COVID, que no somos tan ciegos para ver que los muertos por accidentes de tránsito son casi iguales…gilipollas! ¿O piensas que no he terminado la ESO? ¿Querés asustarme? Pues traedme un vikingo con un hacha y ahí me asustaréis. ¡Feliz año nuevo! ¡Viva España!
-          ¡Vivaaaa! - gritó Filemón desaforado, parándose al mismo tiempo en su silla, dijo:
-          ¡Voy a cumplir 90 años, he vivido dos guerras y puedo deciros que estos mequetrefes no me asustan! Vamos a vivir la vida a cuerpo de rey porque ¿Qué vamos a hacer, llorar? No amigos, vamos a hacer lo de don Quijote, que, si nos muestran molinos, veremos gigantes, y adonde haya una venta, veremos un castillo. ¡Viva España!
En su silla, el pequeño Juan se ocultaba tras sus brazos, pero esta última frase tuvo la virtud de sacarle una sonrisa y una carcajada, y así se tomó su cuarto vaso de cerveza.
Se sentaron abuelo y nieto y brindaron, al tiempo que el dueño de la taberna se reía para sus adentros ya que hacía mucho que no tenía tanto jolgorio en su bar.
-          Abuelo- dijo Juanico, tomando la última tapa que quedaba. – Dime la verdad, ¿para qué me trajiste a este tugurio?
-          Te lo diré sin anestesia, porque así somos los hombres, frontales. - Hizo un fondo blanco de cerveza, como dicen en Argentina, y terminó su frase. Tengo cáncer, Juanico querido, y me quedan seis meses de vida solamente. No puedo lamentarme de nada, porque he vivido, he cumplido mis sueños, estuve con mis amigos, en fin. Con Edith Piaf, no me arrepiento de nada. Pero ¿sabes qué? No puedo irme de esta vida sin enseñarte a vivir los rituales, intentar detener el tiempo en Navidad junto a la cena familiar y el pesebre. Intentar que cuando salgas con tus amigos, miren al cielo e intenten dibujar en las estrellas la constelación de Orión. No puedo irme si no te explico que es insoportable lo efímero que se vuelve todo con los teléfonos estos que tenéis ahora; todos son grupos memes, y emoticones. Y se han perdido los apretones de mano y los saludos bien efusivos. Todo es descartable en un mundo que conocí tan duradero y lleno de esperanzas. Solo te salvarán los rituales, Juanico y para eso, debes aprender a demorarte tomando una cerveza con tus amigos…debes aprender a que ese tiempo no producirá nada laboralmente hablando. Pero será una joya en tu corazón, será algo esencial que atesorarás. Será extraño para otros, pero hermoso para ti, Juanico. Es mi última lección. Tu padre no estuvo para acompañarte a tomar tu primera cerveza, pero aquí estoy yo. ¡Salud!
-          ¿Solo 6 meses abuelo? - Dije con lágrimas en los ojos
-          Es más que suficiente Juanico
Religiosamente, seis meses después Filemón dejaba esta vida para continuar con otro ritual eterno en el más allá- Juan anotó en un papel para no olvidarlas nunca más, algunas de sus últimas palabras: “Solo te salvarán los rituales, Juanico y para eso, debes aprender a demorarte tomando una cerveza con tus amigos…”. Se le venían a la memoria los recuerdos de esa noche memorable, el coro de los borrachos, su abuelo parándose y profiriendo un alegato por la vida. Cuánto le dijo con sus palabras. Pero más le dijo con cada gesto, cada acción y cada acto de ese último ritual que le dejó como legado de una simple consigna para ser feliz.
 
 
 
 
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Descripción

Cuento para reflexionar

Palabras Clave: cerveza; porrn pedal covid pandemia generaciones Saint Exupery contemplacin amistad ritos

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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