Durante la gran parte de mi largos años vividos (74) pensé tal como sugieres en tu poema. Sin embargo, en los últimos escaños que me restan por vivir he descubierto que no vale la pena analizar tanto cada decisión que se toma para estructurar el camino hacia nuestro destino, ya que se llena uno de condicionantes, prejuicios, expectativas erróneamente valoradas y de una pérdida de tiempo que acorta esa felicidad adrenalínica que tanto buscamos siempre; porque, en definitiva, inevitablemente el sendero en adelante se manifestará de cualquier forma... y el corazón palpitará igual.
Es mi experiencia. No digo que sea lo correcto.

A través de tus ojos hay dos mundos para que escojás el tuyo.
Saludos