3-LILY Y LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI
Publicado en May 15, 2021
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AUTORA : VALENTINA LEONI
Lily y las Brujas de Zugarramurdi
            Los Viajes de la Bruma ( 3ª parte)
 
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                                                                            01/03/2021
 
 

 
                                              
 
 
 
Esta libro está dedicada a mi futura descendencia, porque todo lo hecho con Amor, bien se recuerda…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“El Poder de mejorar las cosas está dentro de uno mismo” ( Blancanieves)
 
“A la Hechicera no la dejarás que viva” Éxodo 22:18-28
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
LILY Y LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI
 
“Despierta Princesa, es el día”. Ese susurro escuché, mientras permanecía dormida. Tenía frío, abrí los ojos y ahí estaba mi padre, sonriendo, tocándose la melena, diciéndome que me levantara, mientras desaparecía. Había Bruma en el suelo de la habitación, pero en el espejo no estaba Penélope, ni la Dama se reflejaba, aunque si hubiera hecho acto de presencia. Era mi 14 cumpleaños, aún estaba amaneciendo y quise volver a escribir en mi diario, mientras el sol hacía desaparecer esa especie de niebla. Había pasado una año desde la aventura, poco a poco todo había vuelto a la normalidad. Tituba ayudaba en casa, mientras Tomi la perseguía. Seguía siendo el chico raro, que descubrí en Salem, y más después de haberlo visto en la casa de Madame Blavatsky, puso la excusa de que le había ofrecido unas golosinas y entró. No sé, no le creía, casi no salía de casa, y daba la impresión de estar un poco asustado, porque sabía que hasta que no se hiciera el Aquelarre, no podría volver a su hogar. Mi madre lo defendía, pero había algo de él que no me gustaba. Se pasaba mucho tiempo mirando por la ventana, y en más de una ocasión lo había visto cruzar la mirada con Madame Blavatsky, aunque fuese detrás del cristal, parecía que se comunicaban. Lo comentaba, pero seguían sin darle importancia, nos habíamos acostumbrado a tener al enemigo cerca. En lo relacionado con Daniel, acepté su declaración,  llevábamos un año, mi primer amor, ya nos habíamos besado. Venía a casa los viernes por la tarde, cuando mi madre y demás familia con Tituba tenían su partida de cartas en la cocina, la que ganaba compraba la botella de vino para la siguiente vez, y la que perdía fregaba los platos de la semana, mientras nosotros veíamos alguna película en el salón, él siempre traía una de miedo para que me asustase y abrazase. No me dejaban que lo llevase al cuarto, y en parte lo prefería, para que no viera la escoba, dando pie a una sospecha, que no quería.  Mi tía, la experta en relaciones, comentaba que la estabilidad en las parejas daba a entender mucho de las personas. Lo mencionaba ella, que no les duraba un año, se reía cuando se lo comentaba, pero también decía que le hiciera caso, porque cuanto más estable fuese sentimentalmente, más fácil sería conseguir los objetivos, para ella el estar rodeada de amor, me haría sentir feliz y segura, el amor lo cura todo, y es el apoyo que todo el mundo necesita, cuando pasas por momentos bajos, siempre que fuese un amor sano, porque si miraba una relación con perspectiva, dándome cuenta de que no era un recuerdo que contar orgullosa, estaba claro que no debía continuar. Si amas, sufres, pero si el sufrimiento es la base de la relación, había que dejarla atrás, porque el amor de una pareja debe ser constructivo, no destructivo. Debía tener claro que cuanto más me quisiera, menos dependencia emocional tendría, y más podría brillar, tenía que buscar un compañero, no alguien a quien obedecer por temor a la soledad o por dinero. Me pidió, casi rogó, que solo intimara con los chicos que conocía, porque es así, y a veces hay la sorpresa de que el príncipe se pueda convertir en ogro, pero muchas menos que si no lo conoces de nada, las posibilidades ahí aumentan, con los años el comportamiento puede cambiar y las relaciones deteriorarse, pero si mantenía esa regla, podría ahorrarme muchos problemas. Me lo decía una experta, que había sufrido, y por eso quizás no daba pie a rehacer su vida, aunque no renunciara al sexo. Mi tía era un poco excéntrica, pero la adoraba, siempre me daba buenos consejos, creo que se había confundido mucho, y no quería que pasase por lo mismo, me quería como a una hija, decía que era su esperanza de hacer algo bien en la vida. Llamaron a la puerta.
-          Buenos días Lilibeth
-          Buenos días mamá, abuela
-          ¿Cómo has dormido, has podido descansar, recuerdas lo que pasará hoy?. No he querido hablar mucho sobre el tema este año, para que vivieses relajada ( me besó)
-          Gracias, lo tengo presente, y papá en sueños me lo ha recordado
-          Venga sopla la vela, y pide el deseo
-          Ya, gracias mamá por ser siempre tan atenta
-          No soy atenta cariño, solo le muestro amor a mi hija
-          Hoy estás un poco despeinada abuela( me reí)
-          No lo estoy, es que he subido al desván por algo, y con las sábanas se ha estropeado un poco el pelo, pero se arregla enseguida
-          Solo era una broma, porque sé que te fastidia
-          ¡Querer a las nietas para esto!. Bueno toma, este es nuestro regalo, de tu madre y mío
-          Gracias, que ilusión ( era una caja de metal, parecía que guardaba alguna joya, y así era)
-          Son los pendientes y la pulsera  de ámbar de la familia, queríamos esperar a los dieciocho para dártelos, pero como estás demostrando ser muy responsable, cuanto antes empieces a lucir las cosas, mejor. Así tendrás algo para vestir en momentos puntuales. Son juveniles, no desentonarán con tu edad. El ámbar es una piedra mágica, y con mucha protección, cuídalos.
-          Me gustan, muchas gracias. Los pondré en la mesita de noche, si lo dejo arriba, quizás Selina le dé por jugar con ellos. Por cierto ¿dónde está?
-          Está abajo, creo que sabe que viene tu tía, y la está esperando.
-          Mira que no despertarme el día de mi cumpleaños
-          Creo que los animales tienen un sexto sentido, y sabe quién la rescató. Vete preparando, el disfraz está en el armario, arreglado
-          Me veo mayor para disfrazarme
-          Solo te quedan otro año, luego no lo harás más, como mucho lo utilizarás para los Aquelarres
-          Bueno, Lucinda y Tania aún lo hacen
Mis amigas ya no venían a recogerme, no porque viniera Daniel, sino porque a Tania le habían comprado una moto, y se iban a la escuela con ella. Como sabéis mi padre murió por un accidente con una, así que no me dejaban montarme, ni yo quería recordar como cambió mi vida. Seguíamos siendo muy amigas, aunque también se echaron novio, y pasábamos menos tiempo juntas. Mi tía decía que eso era lo normal, siempre que una no se olvidara de las amigas, ya sabéis cuanto más amor en la vida, más felicidad conseguida. Me levanté, y fui al servicio. Me acicalé, y por supuesto me eché mi colonia, a Daniel le encantaba, y mi madre me decía que a veces me ponía demasiada. Cuando salí estaba mi tía en la cama con Selina, cantándome cumpleaños feliz, parecía que la gata también entonaba, tenía ganas de que volviera a hablar, pero sabía que hasta la noche no surgirían sus palabras.
-          ¿Cómo estás? ¿Nerviosa?
-          Un poco, pero sé que es mi deber, y más desde que Tituba y Tomi están en casa, esperando a las demás
-          Muy bien amor, todo esfuerzo tiene su recompensa, y estoy segura que la tendrás
-          Sabes una cosa tía.
-          Dime amor
-          No sé si quiero ser bruja, no sé si a Daniel y a mis amigas les gustaría eso
-          No se tienen por qué enterar, no vas a ir volando a la escuela
-          Ya
-          Anímate, cuando logres serlo, verás los privilegios que tendrás, si los sabes aprovechar
-          Ojalá.
-          Seguro que sí. Eso sí, intenta que no te vean el colgante, por si alguien lo reconoce, y no utilices tus poderes en público. Con solo esos consejos nadie sabrá a que clan pertenecerás
-          Gracias
-          Toma tengo mi regalo
-          ¿Este sobre?
-          Ábrelo
-          Son dos entradas para una clase de Yoga en la ciudad
-          Exacto, ¿no te gusta?
-          Bueno hubiera preferido para un concierto
-          Lo tendré presente para otra ocasión, pero quiero que conozcas los beneficios del Yoga, y más si necesitas relajarte en algún momento de tu vida. Iremos en el cuando vuelvas del viaje, lo necesitarás. Solo recuerda, por si no hay ocasión de decírtelo, que un deporte puede gustarte o no según quien te lo enseñe, como con casi todo, así intenta asesorarte bien a dónde vas, porque las primeras veces cuentan mucho, la primera vez en todo debe ser algo deseado no por obligación, porque te influirá en que te pueda seguir gustando o no lo quieras volver a realizar.
-          ¿Qué me quieres decir con eso?
-           Lo que he dicho, solo eso, no lo olvides
-          No lo haré
-          Te quiero
Bajé a tomar los cereales, y vi la calabaza con las chuches, esta vez no la dejé en el porche, ya aprendí del error, de eso se trata. Me daba un poco de pereza todo, por mi edad, porque me interesaban más otras cosas que darle las chuches caseras a los compañeros, o salir en el anuario, me tenían un poco de manía por eso, me había dado cuenta, pero para mi familia era algo importante, así que lo hacía por ellas. Daniel estaba en la cocina con una flor, su regalo (siempre me regalaba una, porque decía que eran tan bonitas como yo, era un adulador), le di un beso en la cara y la puse en agua. Mi madre prefería que no hiciera el camino sin compañía, así que no le importaba que viniera a esas horas de la mañana, aunque todas estuvieran en bata. Se había disfrazado de vampiro, y me mostraba los dientes diciendo que pronto me daría su primer mordisco, mientras nos reíamos. En el colegio todo era más frío, creo que habíamos entrado en la edad del pavo, como decía mi madre, y ya no nos hacía gracia las mismas cosas, por ejemplo no competíamos por ver quien llevaba el mejor disfraz, sino quien era la más guapa, o a quien le hacían más fotografías,  ya no era igual, y menos para mí, que sabía lo que me esperaba cuando entrase la noche. Tania y Lucinda me preguntaron si iría a la fiesta de Malena, contesté que no lo sabía, además me había pasado todo el año guardando las distancias, y no creía que quisiese invitarme, pero en el recreo se acercó de forma simpática
-          ¿Vendrás esta noche?
-          ¿Quieres que vaya?
-          Por supuesto, no sería lo mismo sin ti. Nada como invitar a la bruja del colegio, para que la fiesta de Halloween coja vida.
Lo dijo con segundas, pero en ese momento llegó Daniel, y la saludó como si nada. Los chicos no se dan cuenta de las intenciones de las mujeres, hasta que no las tienen totalmente encima, pero no era quien para pedirle que no la hablara, a mí tampoco me gustaría que me lo dijeran,  y como siempre se dice, no hay que hacer lo que no quieren que le hagan a uno. Así que me mordí la boca cuando dijo que por la noche nos vería a los dos en su casa, que yo llevaría la tarta como siempre. Ni siquiera se lo había pedido a mi abuela, pero si no daba tiempo compraría una, y daría cualquier excusa. La verdad es que quería ir, porque siempre me lo había pasado muy bien, excepto el año pasado, pero sabía que no había sido culpa suya, que Lilith había provocado todo, porque era su enemigo, con Malena y Raquel solo había una pequeña rivalidad, la normal entre mujeres, ya me lo advirtió mi tía, la Sororidad no era algo que todas las mujeres compartían, a veces la envidia gana la partida. Y bueno siempre se necesitan como dos acciones para saber con certeza si algo es bueno o malo, porque las equivocaciones existen, aunque a veces te parezca bastante raro. El día en el colegio pasó rápido, no hicimos gran cosa y pocos me agradecieron las chuches, lo veían casi como una obligación, solo decían felicidades cuando ponían la mano, aún éramos jóvenes para apreciar los detalles de las personas, y más cuando la mayoría estábamos bastante mimados.
A la salida vino por supuesto mi tía, y esta vez le había quitado el polvo al coche, solo sufría por un arañazo que le hizo en la esquina un día saliendo de casa por la noche, no vio bien como sobresalía la papelera, pero una vez que te acostumbras a las imperfecciones, te das cuenta que incluso pueden hacer que seas único, y  a veces es bueno, por ejemplo para diferenciar, para no ser igual que el resto, aunque brillases menos. Llegamos pronto a casa, y  me subí al cuarto para escribir en mi diario, estaba nerviosa, pero disimulaba delante de Daniel, quien creía que era una indefensa chica, cuando ya había vivido más conflictos que sus amigos gamberros de la escuela, pero quería que siguiera todo igual, que no supiera quien era, si algún día nos casábamos, ya habría momento de contar todas las penas, por ahora cabía la posibilidad que nuestras vidas se separasen al ir a la Universidad, o por cualquier imprevisto, así que quería mantener el secreto familiar conmigo. Le quería mucho, pero éramos muy jóvenes, y la vida podría llevarnos por diferentes caminos.
Me eché en la cama, mientras me untaba el bálsamo de tigre en la rodilla, algo me aliviaba, aunque mi problema no fuera de huesos. Veía la mancha más oscura, y había empezado otra vez a cojear, a Daniel no le importaba, decía que le gustaba todo de mí, hasta mis torpes andares, es lo que pasa con el amor, que a veces es ciego, decía mi madre para fastidiarme. Selina se echó conmigo y me dio muchos besos, creo que para consolarme, porque sabía lo que nos esperaba cuando volviera de la fiesta, por cierto mi abuela tenía la tarta preparada sin haberle dicho nada, y la llevó a casa de Malena para que yo no fuera cargada, es lo bueno de tener poderes, aunque a veces te dé un poco de rabia no poder tener secretos, pero una vez que asumes tu situación es más fácil llevarla, como con las enfermedades. Entonces cogí el libro de magia, ya no lo escondían, lo dejaron en mi cuarto, para que en los ratos libres, cuando no tuviese que estudiar, le fuera echando un ojo, y me fuera familiarizando con todo lo relacionado con el otro mundo, ese que casi nadie conoce, pero que existe con sus peligros. Me interesaba el apartado de Lilith, pero no venía mucho, la verdad es que ya conté lo que ponía, aunque también decía que era la primera mujer feminista de la historia, no siempre fue demonio, lo que pasó es que la vida la llevó por el lado oscuro, como le pasa a algunas personas, muchas veces las elecciones que se hacen, aunque sean sencillas, te va marcando un sendero, que no siempre es bueno, ni el que deseabas para ti cuando eras pequeña, pero la vida no siempre es fácil para quien no está rodeado de cariño, ni de buenos consejos. Hay incluso madres que desean mal a sus hijos, por celos a que puedan ser más feliz o ser más que ellas en la vida,  porque hay maldad por todos lados, por eso hay que vivir con prudencia y alejándose de los peligros, cualquier error te  puede llevar por el camino equivocado, y convertir la maravillosa vida en un infierno ensangrentado. Me eché hacia atrás, y vi el techo lleno de estrellas, a pesar de que eran pegatinas, brillaban, dándome la sensación de estar más cerca del cielo, de mi padre, y eso me reconfortaba. Me quedé dormida, hasta que Daniel vino por mí para ir a la fiesta. Mi madre decía que debía dejarme más tiempo libre, que me iba a cansar, pero a mí por el momento no me importaba, odiaba la soledad. Me puse otra vez el disfraz, esta vez iríamos paseando por las calles, estaba todo muy animado, y no me daba miedo. Cuando cruzamos la verja, vi a Madame Blavatsky como nos miraba sonriendo, pensé que estaba esperando a Tomi, quien de repente apareció, pidiendo ir con nosotros a la fiesta. Me extrañó mucho, sería su primera salida de la casa, y la verdad, después de lo que ocurrió el año pasado, no me hacía mucha gracia, pero Daniel insistió que sí, que por supuesto, y mi madre dijo que era un niño aburrido, que también necesitaba juegos, así que fuimos dando a los timbres de las casas, con lo de truco y trato, para que se divirtiera algo, y para que no llegara con las manos vacías, no sabía muy bien si le haría gracia a Malena contar con otro invitado, ni si quiera adivinaba cómo se iba a portar, pero bueno, era un compromiso, porque muchas veces haces las cosas, por quedar bien con personas que aprecias. Tituba le arregló bien el pelo, y le puso bien la cola, iba disfrazado de demonio, no sé si con ello quería decir algo, porque  me daba la impresión que era eso, pero con un disfraz de niño. Me sentía mal por pensar así, pero a veces las intuiciones no engañan, a veces te muestran algo que a simple vista no se ve, y yo no tenía buenas vibraciones con él.
Llegamos a la casa de Malena los últimos, estaba animada la fiesta, buena música, comida en abundancia, y algunos hasta fumaban. No le importó que viniera Tomas, aunque yo esperaba que no dijera nada de lo que viese, porque algunos estaban descubriendo muchas cosas. Me senté con Tania y Lucinda, y estuvimos charlando del colegio, de que ya solo nos quedaba un año para ir al Instituto, no sabíamos aún que opción íbamos a elegir, y quizás no estuviéramos juntas, pero como sería el mismo edificio, no perderíamos el contacto. Daniel se sentó en medio, con un tazón lleno de chuches, mientras Tomi participaba de los juegos de los demás, como si fuese el bufón de la corte, pero parecía que se divertía, así que lo dejé estar. Llegando las diez de la noche Malena apagó la música, quedaba poco para irme, sobre las doce tendría que hacer el viaje, el que había como olvidado, no sé si para protegerme del miedo, pero no pensaba en él, cuando llegase el momento, entrarían los nervios, ahora quería vivir mi noche mágica como una más. Y en el silencio que se hizo nos volvió a decir que tenía una sorpresa para todos, porque no le gustaba dejar las cosas a medias. Tomi creo que se asustó, porque se puso a mi lado. Apagó las luces que quedaban, y dejó solo las velas, empezó a llover suavemente, y yo estaba esperando a los relámpagos.
-          El año pasado con la tabla de Güija que compré nos quedamos todos un poco asombrados, además de intrigados por lo que dijo, aunque algunos creyesen que habíamos hecho trampas, por eso me he decidido traer a una persona que nos ayude a descubrir si lo mencionado esa noche era cierto, si Lily está embrujada, y si nos traerá desgracias.
Sabía que había truco, que me había invitado con retorcidas intenciones, pero las personas buenas no vemos lo que los celos pueden traer, no vemos fácilmente la maldad en las personas, y menos en las cercanas. Me quería ir, pero Daniel me cogió del brazo, y me pidió que no lo hiciera, porque la fiesta iba a continuar sin mí,  y quizás yo debiera tener información, por si debía tomar medidas contra las perversas. Me advirtió que él estaba a mi lado, no había ningún problema. Además quería saber de lo que eran capaces de hacer, si me iba, él ser iría también. Tomi se abrazó, le tranquilizamos, también le pedimos que se quedase a nuestro lado. Malena me miró sonriendo, e incluso algo disgustada porque Daniel me tenía la mano cogida, no estaba sola ante la humillación que esperaba por su enfado.
-          Bueno no he traído la tabla, pero he contratado los servicios de una médium para que nos aclare todo, si es que por aquí anda el espíritu de Lilith, por lo menos que haga que se vaya. Es por tu bien Lily, no querrás más enemigas cerca.
Iba a llorar, era tan cruel, iba a hacer que nadie me dirigiera la palabra, pero Daniel contestó
-          Adelante, estamos esperando
Las cristaleras del salón estaban empapadas, y a través de ella se veía la sombra de una mujer con capa, parecía una bruja antigua, no una mujer de nuestro tiempo. Malena se dirigió hacia la puerta, sonriendo mientras la abría. Y fue cuando la vimos, era Madame Blavatsky, quien tenía un semblante serio. Me miró, cuando pasó cerca de Tomi le acarició la cabeza, pero le quité rápido, y Malena nos señaló para que nos pusiéramos alrededor de la mesa. No había sitios para todos, pero había un lugar para Daniel y para mí, Tomi se puso encima de las piernas de Daniel, y frente a nosotras: mi vecina, quien no levantaba la mirada, quizás por si yo se la leía. Tenía miedo, incluso me temblaron las piernas, no sabía si podría sujetarme, porque la rodilla casi no me tenía en pie, no sabía si por el dolor, o por la impresión al ver como la maldad de Malena había creado forma, una que me asustaba, porque sabía que tenía poderes contra mí, y que no me deseaba bien, fue quien comenzó la maldición, la mensajera del infierno, y ahí estaba, frente a mí, con las uñas pintadas de negro, con su verruga en la nariz, como sacada de un cuento. Miré a Daniel, quien me dijo un sí con un gesto, estaba seguro de lo que estaba haciendo, quizás por ignorancia, pero a mí el miedo me calaba hasta los huesos, solo se me ocurrió coger en una mano mi amuleto del cuello.
Malena acercó una vela más grande que las demás, y la colocó frente a la Medium, así debía llamarla allí, quien pidió silencio, todos reían por lo bajo, por lo que le sería difícil coger el sueño. Levantó la cabeza, y nos miró. Echó humo por la boca, mientras sus ojos se ponían blancos. Tomas no miraba, le dio la espalda mientras abrazaba a Daniel, parecía realmente un niño indefenso, casi hace que me crea que me había confundido al pensar mal, pero solo por el momento. Madame Blavatsky empezó a preguntar con una voz ronca si había alguien que se quisiese comunicar, y al cabo de los pocos segundos, una silla que estaba vacía al final de la habitación se movió de un sitio a otro, mientras las velas se encendían y apagaban. Casi me hago pipi, pero pude controlar por Daniel.
-          Lilith, ¿estás ahí?.
Y entonces vino la sorpresa. Tomi se levantó de las faldas de Daniel, se colocó al lado de ella, también se le pusieron los ojos en blanco, y contestó con una voz que no era la suya
-          Sí, estoy a tu lado.
Todos empezamos a chillar, hasta Malena y Raquel, porque eso no podía estar preparado, pero Madame Blavatsky pidió silencio, si no queríamos enfadar al espíritu. Me abracé a Daniel sin saber muy bien qué hacer, si debía despertar a Tomas o dejarlo, vaya que tuviera algún ataque
-          ¿Quieres decirnos algo?. (De repente todo empezó a moverse en zigzag, más la mesa, que cualquier otro mueble, mientras Tomas parecía levitar por la habitación)
-          Advertir que cuanto más viajes haga Lily, mi enfado aumentará, e intentaré que no regrese a casa, porque la vida debe continuar con mi maldad, y no consentiré que brujas blancas destruyan  mi oscura alma. ( todos me miraban, yo lloraba, porque ya habían dicho mucho sobre mí, y el no ser igual que los demás siempre trae problemas, aunque sea bueno lo que engendras)
Me levanté, dije basta,  me quería ir y debía llevarme a Tomi conmigo. Madame Blavatsky me miraba, sonreía, y Tomi parecía que poco a poco volvía a la normalidad. La médium se despidió de Lilith, y mi querido pequeño demonio vino corriendo hacia mí, no sabía si abrazarlo consolándole, o apartarlo porque me parecía que no estaba de mi lado, por eso Litith lo eligió como otro mensajero del diablo. Estaba indecisa, pero Daniel lo cogió en brazos, y dijo que nos marchábamos, que había sido demasiado. Madame Blavatsky permanecía callada, mirando. Malena dio la luz y pidió explicaciones de lo que se había dicho, a lo que contesté que no sabía qué quería decir, pero que me marchaba.
-          ¿No serás una bruja de verdad?
-          No sé de qué me hablas, contesté asustada
-          ¿Qué relación tienes con la tal Lilith?
-          Ninguna, creo que lo has preparado todo para fastidiarme, no volveré a tu casa
-          Esa es la idea, Bruja endemoniada
Salí llorando, detrás Daniel con Tomi, y bajo la lluvia volví a casa, lo más rápido que mi rodilla me dejaba. Y corrí, corrí como si un demonio me guardara las espaldas, miré al cielo, este año si había luna, pero era un roja, tan roja como la sangre, haciendo que la luz de la calle pareciese que me envolvía en un manto, como cuando naces. Llegué la primera, llorando, empapada y asustada, mientras Daniel cerraba la puerta, nervioso, quizás también sentía que algo nos perseguía. Tomi se abrazó a Tituba, todas nos miraban sin comprender, no dije nada, solo miré por la ventana para asegurarme de que no había algo esperando detrás de la puerta. Daniel también se asomó, y juntos vimos como una estampida de pájaros salían de los árboles, tomando juntos la forma de un gigante, que parecía que nos amenazaba. Daniel se apartó del cristal, cuando parecía que se acercaba, pero yo vi cómo me miraban, como querían asustarme, y no lo consiguieron, porque me enfrenté al miedo, y poco a poco desaparecieron. Empezó a llover más fuerte, Daniel me abrazó, para tranquilizarme, pero sabía que a él los nervios le vencían, porque lo sucedido no tenía una clara explicación, y temía tener que darle argumentos, descubriendo mi secreto.
Cuando todo parecía volver a la normalidad, intentamos contar  lo sucedido en la casa de Malena, mientras agachaban la cabeza, sintiendo que hubiera tenido que pasar por eso, delante de casi todo el colegio. Daniel estaba enfadado, y decía que iba a pedir explicaciones a Malena, pero mi madre lo frenó, dijo que a veces hay que dejar pasar las cosas, para que no se engrandezca el daño, sabía que Tania y Lucinda me habrían defendido cuando me marché de la casa, pero también sabía que sería el cotilleo del colegio, por lo menos los siguientes días, y me avergonzaba tanto, que casi me quedo sin fuerzas. Miramos el reloj, las doce se aproximaban, así que debía despedir a Daniel, aunque lloviese, él lo entendió, creía que me apetecía descansar después de toda la humillación y que mi madre me consolara, así que sabía que debía marcharse, y no dudó. Me dio un beso en la mejilla, y me dijo que durmiera tranquila, que no estaba sola, que todo pasaría. Miré a mi familia, nos estábamos poniendo nerviosas, se acercaba el momento de viajar, no podía esperar más. Me acerqué a la puerta, y la abrí, me daba un poco de cosa ser tan grosera, pero parecía que no se decidía. Cuando cerramos la puerta, todas nos fuimos rápido a la habitación, la habían preparado, pero aún no me habían dado mi nuevo poder, el que quizás me sirviera en el viaje.
-          ¿Cómo estás?
-          Algo asustada, cansada después de toda la  humillación, pero sé que debo hacerlo
-          No irás a la casa de Malena más, creo que Lilith se encuentra bien allí, quizás porque siente la maldad
-          Lo sé, pero Tomi participó de todo, lo cogió como vehículo para hablar
-          Es solo un niño fácil de dominar, no seas cruel con él
-          Pero es que ya hay muchas señales de que no es bueno
-          Nosotras no lo vemos así, y menos Tituba que lo ha criado
-          Supongo que habrá otra ocasión de demostrároslo, y espero que me hagáis caso
-          Te prometo que si hay algún acto más que no sea apropiado, investigaré sobre su alma, si la ha captado el diablo
-          Gracias
-          Toma
-          ¿Qué es?
-          Es una bola de cristal, con ella podrás ver el pasado, presente y futuro de lo que quieras. Con ella serás la guardiana de los sueños, por lo que podrás dominar las emociones a través de ellos.
-          Gracias, es muy bonita.
-          Recuerda que te tienes que llevar un objeto, no puedes cargar con todos, aunque los poderes si viajarán contigo. Visitarás Zugarramurdi, al norte de España, allí también hubo una caza de brujas importante ¿sabes dónde está?
-          Sí, lo di en las clases de geografía, está al sur de Europa, su capital es Madrid.
-          Muy bien, chica lista, está sirviendo el dinero del colegio
-          ¿Qué me aconsejas que lleve?
-          El puchero, creo que allí te servirá mejor que otra cosa
-          Lo cojo entonces.
-          ¿Todas preparadas?
-          Sí
-          Recuerda que son otras costumbres
-          Sí, ya me dijiste lo que debía hacer cuando fuera a un nuevo lugar
-          Pues una cosa más: “ sonríe y se amable” así se te abrirán muchas puertas en la vida
-          Lo tendré en cuenta, gracias
-          Suerte mi pequeña guerrera, te estaremos esperando.
Cogí a Selina y al Puchero, me situé dentro del círculo de las velas, comenzaron a cantar, la música de los tambores empezó a sonar, la Bruma manaba del suelo junto a las campanadas del reloj de cuco,  mientras Penélope me llamaba con sus dulces ojos, mordiéndome, quizás para que cogiera el sueño e hiciera fácilmente el viaje por el tiempo, esperando que atravesara el espejo sin miedo. Di el paso, y me adentré en el mundo mágico, de cuento, aunque no fuera de princesas, ni de un bonito sueño. Todo empezó a dar vueltas, parecía que estaba dentro de un torbellino, los tambores y la música poco a poco iban desapareciendo, hasta que de repente me encontré tirada dentro de una cueva, con frío, y con ropas un poco rasgadas, suponía que debería pasar por pobre, porque no tendría sentido ir casi sucia, cuando se puede ir bien arreglada. Todo estaba oscuro, solo había un vela encendida en un rincón, supongo que para que me ayudase de ella. Escuché música, pero no era la mía, era un cántico algo diferente, en otro idioma que desconocía, y nunca había oído. Me acerqué, sin coger la vela, para no delatarme, y vi como había un grupo de mujeres y hombres, vestidos de animales, bailando alrededor de un fuego, con un macho cabrío sacrificado. Se habían pintado la cara con la sangre del animal, y en medio de la fogata había un puchero como el mío, pero mucho más grande, que salpicaba un agua enrojecida, creo que habían metido las entrañas del animal. Era una imagen mucho más desagradable que la que descubrí por primera vez en Salem, aquí no había nada de inocencia, aunque participasen también algunos niños. Daba miedo, pero me había hecho valiente, no sé cómo ni cuándo, pero no temía a casi nada, y poco a poco me estaban convirtiendo en una muchacha fuerte, porque los poderes que me daban, hacían que siendo una niña delgada, pudiera hasta con el más bestia de los mortales seres. Selina estaba al lado mirando, me dijo que tuviera cuidado, parecían peligrosos (me gustó escucharla de nuevo, me hacía creer que no estaba sola en la dura aventura, donde todo era oscuro y siniestro). De repente el que presidía la ceremonia, tocó a una joven, dándole de beber la pócima, y ésta se convirtió en perro. Todos chillaban, y se pusieron alrededor, empezó como a oler y nos dirigió la mirada, aunque no pudiese vernos, supongo que su olfato podía distinguirnos a través de la oscuridad de la noche, y por eso dimos un paso atrás, dejando de mirar, rezando para que no saliese corriendo, descubriéndonos. Pero amanecía, la luz del sol entraba por la cueva, y poco a poco todos iban dejando su disfraz, y cuando ya no estaban rodeando al perro, descubrimos que volvió a ser la joven del principio, sin cesar de mirar al lugar donde nos escondíamos. Se fueron marchando desnudos, tendrían su ropa fuera, porque no creo que anduvieran por ahí sin pantalones ni vestidos. Cuando no quedaba nadie, la luz del sol entraba totalmente en la cueva, apagué la vela que estaba en nuestro escondite. Esperamos un buen rato, no podría calcular bien el tiempo, pero el sol estaba muy arriba cuando nos decidimos a salir. Penélope se encontraba fuera, más guapa que nunca, y nos dijo que nos dirigiéramos hacia el Este, donde se encontraba el pueblo, y allí mi Ángel de la Guarda haría por verme, y me diría el papel que representaría, como ocurrió en Salem, aunque en esta ocasión tendría otro cuerpo, no iba a ser Gabriel, pero seguro que sería bueno. Ella estaría cerca de un Pantano, haciendo su tela de araña, para el regreso, porque no debíamos olvidar que la Dama de la Bruma no puede aparecer, si es que no hay humedad cerca, ella iría buscando el sitio, y esperaba que nosotros también lo encontrásemos, llegado el momento.
Anduvimos mucho rato, incluso paramos a descansar, cuando vimos a lo lejos un hombre que cogía flores del campo. Selina decía que tenía claro que era él, porque tenía dos bultos en la espalda, y seguro que era donde escondía sus alas. Nos acercamos rápidamente, y le llamamos, pero no contestaba, parecía que se marchaba, chillamos y nada. Selina corrió para ponerse delante, y fue cuando reaccionó, la cogió en brazos y le preguntó su nombre, casi se cae para atrás cuando contestó, pero me dio tiempo a acercarme y le expliqué la situación.
-          Soy Lily, la hija de Miguel. ¿No sé si te avisaron de mi llegada?
-          Sí, perdona, soy sordo.
-          Lo siento, no lo sabía
-          No importa, mientras tengas la educación de hablar mirándome, te leeré los labios sin problemas. Ya sabes que el tener una minusvalía, no significa que no sepamos defendernos en la vida.
-          Sí lo sé, también sé hablar en lenguaje de signos, morse y taquigrafía. Mi madre me enseñó, dice que fue espía, aunque siempre hay risas cuando lo menciona. Si quieres puedo utilizarlo
-          Cuanto más sepas en esta vida, mejor saldrás adelante, pero  por esta época no se utiliza nada de eso.
-          De acuerdo, ¿tu nombre?
-          Rafael
-          Claro( sonreí)
-          Bueno voy a ir explicándote. Vivo en un Monasterio, se llama Urdax, junto a los monjes hay muchas personas más, la mayoría pobres que no tenían a donde ir, y se le ha dado un trabajo sirviendo. Casi todos son hombres,  hay alguna mujer en la cocina, y limpiando, pero guardan mucho las distancias, porque aún las mujeres en determinados sitios se la asocia con la tentación de pecar, y ya sabes donde hay celibato, el pecado puede llamar a la puerta de hasta el más santo. Ten cuidado, debes estar cerca de la cocinera siempre, incluso dormirás con ella. Es una mujer fuerte e inteligente, y seguro que podrá defenderte. No sabe de tus poderes, ni quién soy realmente, pero es una buena amiga, que estoy seguro que ayudará llegado el caso, y sabrá cerrar la boca, si fuese necesario. Se llama Margot, un nombre bonito, fue guapa de joven, pero la vida resultó ser muy dura con ella, y le dejó marcas que no se ven fácilmente, como el deterioro físico, típico en las personas que sufren. Trabajarás como su ayudante, que bien que traigas tu propio puchero, le sacará partido
-          Es mágico
-          Sabrá disimular, como todos nosotros, no te preocupes, aunque no dudes en utilizarlo, si la situación lo requiere
-          Gracias, lo haré. He visto a unas personas en la cueva, estaban haciendo un ritual
-          ¿Habían sacrificado a un macho cabrío?
-          Sí
-          Entonces estaban adorando a Satanás
-          ¡Qué susto!
-          Bueno no comentes nada, ya sabes hay que mantener la boca cerrada, si no quieres salir perjudicada
-          Había niños
-          Hijos de Lucifer lo más seguro
-          O los Lilium
-          Puede ser
-          Todo va a empezar pronto, lo sabes. Bueno ya ha empezado, desde que algunas brujas se vinieron huyendo de Labort a Navarra, cada vez hay más simpatizantes de la magia negra, y eso va a provocar cotilleos, dando lugar a un caza de brujas, cuando la Inquisición de Logroño se entere
-          Estuve en Salem, sé lo que puede pasar, pero no sé qué es la Inquisición
-          Es un Tribunal Eclesiástico, dedicado a proteger la Fe Católica, y en esta época castigan a las Brujas con la hoguera, después de que haya un juicio, llamado Auto de Fe, donde pueden ocurrir todo tipo de atrocidades, he visto condenar a personas inocentes, llevadas por la euforia del ambiente
-          ¡Qué horror!, parecido a lo de Salem
-          Sí, pero gracias a Dios los tiempos van avanzando, esta caza de brujas es anterior (Salem 1962 / Zugarramurdi 1610), por lo que hay más ignorancia, y suele estar unida a la crueldad, por desgracia. Así que ten cuidado, puedes quemarte, si es que no guardas bien las distancias.
-          La tendré. Solo una cosa, algún consejo que me pueda ayudar a saber cuál es la bruja que debe volver conmigo a casa
-          No cariño, eso debes descubrirlo tú. Te puedo proteger, pero no tengo poderes adivinatorios, solo un consejo, eres bruja, guíate por tu instinto. Vamos, aún queda un camino largo hasta el Monasterio. Selina no debe entrar con nosotros, los gatos no son muy queridos, por lo que significan
-          Ella no vendrá, sabrá cómo estar cerca, sin estar al lado. Mi querida compañera debe investigar, para facilitarme las cosas
-          Vas muy bien caracterizada
-          Seguro que mi tía habrá leído sobre la ropa de la época, y ha elegido el disfraz adecuado, casi siempre acierta.
Llegamos al Monasterio, nos recibió el Prior, quien había solicitado la ayudante de cocinera, para que estuviera todo más curioso. Los hombres saben cocinar, pero por lo general, la mujer cuida más el detalle en la cocina y la limpieza, por lo menos en aquella época. Margot salió fuera, y se presentó. Entendía el lenguaje en el que hablaban, supongo que por la Magia. Era una mujer entrada en kilos, un poco descuidada en su apariencia, pero sonreía y era amable, como decía mi madre, así que me agradó, porque pensaba que debajo de ese rudo aspecto, había una mujer que había sufrido, y quizás cuando las heridas sanasen, se encontrase fuerte, volviera a ser la de siempre, porque le ayudaría a sentirse mejor en este mundo hiriente. Me enseñaron la cocina, era muy grande, un poco sucia, y sabía que me tocaría a mí la tarea de que pareciese pulcra, pero tenía mis poderes, era la guardiana del agua, cuando no hubiera nadie, daría un baño a toda la estancia, sin que sospechasen. Me empezó a gustar tener poderes, como me decía mi familia. Eso si debía tener cuidado, si no quería ser quemada en la hoguera, o ahorcada, porque el miedo a lo desconocido, siempre aterra y justifica la venganza, sin ni siquiera haber hecho daño, pero para ellos de eso se trataba. Veía rondar  por el monasterio a Selina, algunos monjes la daban de comer, pero ella les sacaba los dientes, creo que no le gustaba, no porque adorase a Satán, si no porque no se fiaba de los hombres que llevaban la religión al fanatismo. Mi madre nos decía que la religión puede ayudar a las personas en su vida, sobre todo cuando no se es muy fuerte, pero todo llevado al extremo, sin adaptar las normas a la sociedad en la que vives, pues puede hacer que lleves una vida horrible, e incluso condenar por no ser o pensar como ellos, cuando aparece el fanatismo o puritanismo, la realidad es otra muy diferente, a la que la sociedad merece. Subimos las escaleras, y me enseñaron mi lecho, porque no era cama, no tenía mi somier, ni me colchón adaptable, así que medio me disgusté, porque no iba a pegar ojo en toda la noche. Había una ventana que daba al sendero, con una enredadera, y eso me gustó, Selina seguro que vendría a darme noticias, me diría todo lo que ocurría por los alrededores. Cuando bajamos a la cocina para empezar con la tarea, me crucé con la joven que vi en la cueva, la que se convirtió en perro. No dijo palabra, pero saludó con la mirada a Margot, se llamaba María, y por lo visto había venido con su familia de Labort, y era quien los mantenía, solo ella tenía trabajo. No estaba muy bien vista en el pueblo, porque habían empezado las habladurías, y comentaban que su tía practicaba la magia negra, y que la había enseñado. No había ninguna prueba, por lo que ella, aun no habiendo sido acusada por la inquisición, era señalada en una sociedad que la maltrataba. María caminaba con la cabeza baja, de forma muy diferente a como la vi en la cueva, donde parecía una muchacha altiva, con ganas hasta de blasfemar si fuese necesario, pero no me daba miedo, más que eso, pena, y pensaba que quizás, más adelante, cuando todo estuviese más calmado, podría explicarme, pudiendo elegir a la persona adecuada, sin equivocarme. En Salem las figuras de vudú me dieron la señal para saber que sería ella, pero en esta ocasión no había visto nada, solo rituales donde la maldad parecía que reinaba, no solo por matar a un animal inocente, sino porque allí parecía que estaban urdiendo cualquier atrocidad, ya que el semblante era de odio, no de buenos sentimientos. Bajé a la cocina, y empecé a preparar con Margot un guiso para la noche, pelé y troceé la verdura, sin haberme pelado ni la fruta en mi casa, desde luego iba a crecer muy deprisa con los viajes, y sabía que aún me quedaba otro, así que recé pensando que primero debía salir viva de este.
Llegó pronto la noche, no vi más a Rafael, pero Margot me dijo que estaba cerca, que se encargaba de ir corrigiendo los escritos que hacían los monjes para ponerlos en libros, por lo visto tenía muy buena grafía, y sabía dibujar, por lo que confeccionaba los más bellos ejemplares que por aquella zona se hacían, vendiéndolos cuando necesitaban dinero, era muy valorado en el monasterio, como siempre pasa, si destacas en algo, si consigues hacer cualquier cosa bien, serás imprescindible en el lugar que sepan valorarlo, porque en una tienda de comida eso no era importante, pero en un monasterio, tenías el mismo valor que cualquier mina de diamantes. Cuando llegué a la habitación, Margot me dijo que descansase, pero cuando fueran las diez debía ir a la cocina para limpiarla en condiciones. El Prior había dicho que lo hiciera el primer día, vaya que después de conocer el trabajo, me marchase a hurtadillas. No me importó, sabía lo que iba a utilizar, y la dejaría reluciente en poco tiempo. Me pidió disculpas, a lo que añadí un no me importa, con un gesto.
Llegó la hora rápido, y bajé con ganas. Había decidido salir del Monasterio, y buscar a Selina, debíamos encontrar a Penélope, y quizás echásemos un ojo a la cueva, para ver qué pasaba por allí. Mi gata estaba esperándome en la ventana de la cocina, quizás intuía lo que iba a ocurrir. Me dijo que debíamos marcharnos, quería enseñarme lo que estaban haciendo en la cueva, también que ya había localizado a Penélope, y que era un lugar precioso, advirtiéndome que no debía llevar a más personas que las necesarias en el regreso a casa. La miré con desgana, no fui yo quien llevó a Tomi, se coló sin haber pedido permiso, y eso lo hacía más siniestro que cualquier asesino. Cerré la puerta de la cocina con llave, para que nadie sospechase. Dimos un paseo bonito, rodeado de flores y hierbas aromáticas, eso ya no existía en mi época. En seguida localizamos la cueva, que miedo me daba, porque escuchaba canciones macabras. Selina había descubierto otra entrada, que daba a la parte de atrás de la cueva, y entramos sigilosamente. Allí estaban los mismo hombres y mujeres, vestidos con pieles de animal, con las caras llenas de sangre, aunque no había un macho cabrío sacrificado, ni el puchero hirviendo, solo un fuego que daba luz a la oscuridad, fumando de una misma pipa todos, y empezaron con un grito sus juegos. Bailaban, se tocaban, rodaban por el suelo, algunos parecían que hacían el amor con más de una persona, era algo obsceno, y Selina me pidió que no mirase, porque rozaba la crueldad, en vez de ser un acto de amor dado con besos. Entonces miré bien, no estaba María, y eso me agradó. No había niños, ni jóvenes, solo personas adultas y ancianas, jugando a algo que daba arcadas. Sin querer hice ruido, y algunos pararon, Selina me pidió que corriera, porque se acercarían. No lo dudé y lo hice lo más rápido que pude, sin mirar atrás, como me enseñó mi madre. Una vez fuera nos tranquilizamos, y cogimos el camino. Selina me pidió que olvidase lo que había visto, porque era puramente vicio, y ya me habían explicado que muchas veces las satisfacciones carnales, cuando se les quitaba la parte sentimental, podía convertirse en eso, no solo el juego y las drogas lo eran, había vicios de todos los tipos, y conocía sus peligros: una vez que entras en ellos, poco a poco te destruirán hasta la muerte, si no sabes pedir ayuda a tiempo, así que era mucho mejor no conocerlos, y si fuese posible olvidar lo que había visto. Selina fue contándome cosas de lo que había conocido en sus otras vidas, como personas importantes, que lo tenían todo, lo  habían perdido, hasta llegar a  morir, al caer en ellos, y la verdad que me dio hasta miedo saber cómo en la vida hay más de un pozo, esperando que caigan para llenar el vacío, que muchos sienten tenerlo. Llegué pronto, pero ya había pasado el tiempo suficiente para disimular. Entré por la ventana a la cocina, y con solo coger de la mano mi amuleto, y pronunciar algunas palabras mágicas, el agua limpió todo, sin derramarse, pareciendo imposible creerlo, porque solo en cuestión de un par de minutos, la cocina parecía otra, sin haber movido un dedo. Abrí la puerta, y me dirigí a mi cama, allí no se tomaban duchas, ni siquiera después de haber hecho un gran esfuerzo. Al subir las escaleras me crucé con María, esta vez sí levantó la cabeza, y me miró como pidiendo clemencia. No tenía claro si debía verla como una posible candidata de bruja buena, pero era demasiado pronto para sacar conclusiones. Cuando llegué a la habitación Margot estaba rezando ante el crucifijo, quizás estaba pidiendo fuerzas para salir de este agujero, pero a donde iba a ir si estaba sola, y no tenía dinero, pero bueno si su alma crecía, si le curaba su desconsuelo, quizás hasta fuese bueno. Me pidió que me tumbara el tiempo que necesitase, suponía que había sido un gran esfuerzo limpiar la cocina, estaba algo descuidada, así que con que estuviera antes de la hora de la comida abajo, para ayudarla, sería suficiente, ya se ocuparía ella de limpiar la carne. Me alegré mucho, no sé si por entonces iba a soportar despellejar a un animal, era demasiado para mí, no tenía ni apetito de pensarlo. Descansé en ese colchón viejo, parecía imposible, pero lo conseguí, hasta que el sol me dio en la cara, suponía que eran más de las doce, y me puse algo decente, dormía con la ropa interior, y bajé a ver que habría de postre. Mi madre siempre decía que la alimentación y el ejercicio físico eran muy importantes, porque teníamos un solo cuerpo que conservar lo mejor posible en la vida, y cuanto más sano estuvieras, más esperanzas habría de no coger enfermedades. Por supuesto había fruta para terminar el almuerzo. Trabajé duro, porque no podía utilizar mis poderes, pero mientras cocinábamos, como guardiana de los sueños, me di cuenta que Margot los tenía, que según añadía las especies al guiso, se veía junto a una hermana o amiga sirviendo en una tienda llena de dulces, con mejor aspecto, donde había muchos almendros. Y decidí ayudarla, porque no solo había miserias en la vida,  también había maravillosos sentimientos que curaban al corazón de los lamentos. Entonces me introduje en sus sueños, y le di valentía para luchar por lo que anhelaba, por luchar por no sentirse sola, por no ser todo cortar patatas, así que le di valor para conseguir ser más feliz, y no quedarse estancada. De repente me miró, sonrió, como sospechando que había hecho, pero yo agaché la cabeza, y seguí con la tarea, una que me pesaba bastante, haciéndome valorar la vida que tenía en mi hogar, donde por el momento mi único deber era estudiar, y no hacer gamberradas con las amigas en el pueblo.
De repente todo empezó a revolucionarse, se escuchaba a los monjes gritar y correr. Miré por la ventana, y descubrí como intentaban despejar el patio, para que pareciese todo más cuidado. No sabíamos lo que pasaba, pero Margot me dijo que dejase de cotillear, y que siguiera con las patatas. Eso hice, hasta que de repente entró María chillando, asustada y llorando.
-          ¿Qué ocurre?
-          Va a venir la Inquisición, está de camino
-          ¿Y por qué lloras?
-          Me van a quemar, lo sé, no puedo luchar contra los cuchicheos del pueblo, no creo que pueda convencer a un tribunal, porque alguien me acusará
-          Tranquila, si no eres bruja, lo normal es que salgas libre, aunque te pregunten por esos rumores
-          No todo es tan fácil, a veces pagas por los pequeños errores, y ya sabes, me vistes en la cueva con mis familiares, aunque no fuese un sitio que frecuento, conozco la magia y sus misterios. Voy a huir, ¡ayudadme!
-          Está bien, sube a nuestra habitación, y escóndete debajo de la cama. Es un escondite muy sencillo, pero no van a pensar que estás con nosotras. Espera un tiempo ahí, y cuando dejen de buscarte, cuando se rindan, una noche cualquiera, corres hasta el bosque, allí seguro que encuentras amigos, que te ayudarán a salir del pueblo
-          Me parece buena idea, estoy cansada de huir, pero es la vida que me ha tocado, aunque sea una bruja buena
-          Corre, ve ahora que están entretenidos con la llegada del Tribunal
La conversación, me dio que pensar, me había visto cuando hizo el ritual del perro, se había delatado como bruja buena, y llegué a una conclusión: el animal que había escogido para transformarse, fue un perro, un animal fiel, leal, noble, y eso me hizo creer, casi convencerme, que era ella quien debía venir conmigo, pero debía comentárselo a Selina, no quería confundirme, las brujas saben bien mentir, y quizás me había reconocido, queriendo llevar a un sitio muy turbio. Mi madre siempre me decía que debía comportarme con las personas, de la misma forma que se comportaban conmigo, pero sin bajar  a las cloacas, porque una vez que entras, no dejarán que salgas. No había tenido mucha relación con María, pero si me había descubierto en la cueva, y no había dicho nada, quizás yo debía hacer lo mismo con ella, si es que realmente su alma era pura y sana.
En el Monasterio siguió todo igual durante muchas horas, incluso no comieron, dejaron los alimentos para la noche, tenían mucho trabajo por hacer, porque se esperaba al Tribunal a la mañana siguiente, debía estar todo lo más perfecto posible, eso nos dijo el Prior cuando entró a la cocina, y  me felicitó por el trabajo de limpieza, yo contesté con una reverencia, no sé porque lo hice, pero estaba claro que era quien mandaba, y más vale guardar respeto, que enfadarle por cualquier patraña. Debía disimular lo mejor posible, hasta poderme marchar, que sería de noche, porque no quería llamar la atención, y que pasase como en Salem, que a la luz del día me vieron volar, provocando una persecución, si conseguía pasar desapercibida, seguro que logaría huir, sin que nadie supiera, ni se acordase de mí al poco tiempo de mi marcha. Margot me miro orgullosa, y me agradó mucho, una parte de mí se compadecía de ella, porque leí en su mente todo lo que había sufrido por amor, e incluso, costando trabajo creer al verla, por ser bella.
Rafael vino a la cocina, y comentó que la Inquisición se había adelantado, que ya estaban en el pueblo, preguntando a los vecinos sobre los cotilleos de las brujas. Quiso saber dónde estaba María, porque sería una de las primeras, no se iba a salvar nadie, y su caso era un rumor a voces, más cuando no había conseguido simpatizar con las mujeres enfermas de reyertas. No le dijimos nada, confiábamos en él, pero pensamos que le protegeríamos si no lo sabía, porque era un hombre muy respetado, algo muy difícil de conseguir, y se puede perder muy rápido, por cualquier error traicionero, así que le contestamos a la vez que hacía tiempo que no la veíamos. No sabía que estaría haciendo, pero esperaba que hubiera podido ocultarse bien, no entraban en el cuarto de las mujeres, por decoro, pero no sabía lo que iba a hacer un Tribunal lleno de odio, uno que se había fraguado poco a poco, con las injurias de las tradiciones y de algunos fieles. Dejamos la cena lista, nosotras si comimos algo, cuando de repente vimos por la ventana como llegaban subidos en burros, casi festejando.
Durante mucho tiempo, no podría decir cuánto, fueron acomodándose en los aposentos, estaban cansados, venían desde Logroño. Eran demasiados, dormirían de dos en dos, con colchones de paja improvisados. Algunos llevaban una especie de papel, algo más fuerte, en donde habían apuntado varios nombres, y le preguntaban al Prior por cada uno de ellos. Los oía mientras preparaba la mesa en el comedor, porque se acercaba la hora de la comida. Me asusté cuando escuché María de Juretequía, sabía que era ella, que ya estaba señalada, antes de que ellos aparecieran. Margot y yo nos miramos, nos asustamos y no quisimos decir nada, aunque en sus ojos leí que sabía que iba a ser quemada, aunque la protegiésemos un tiempo, darían con ella, y quizás nos trajera problemas. Vi en su cara temor, porque los jueces, por lo general, no atienden a la clemencia, juzgan por actos, no por las circunstancias que le rodean, y si habíamos escondido a una bruja, pronto nos veríamos ante su atril, quizás acusadas de cómplices de brujería. Seguimos con nuestra tarea, pero ya el miedo nos invadía. De repente, sin saber cómo, empezó otro jaleo en el patio, habían traído a mujeres, hombre e incluso niños para juzgarlos a la mañana siguiente, no querían desperdiciar más el tiempo. Pregunté si debía llevarles algo de pan y agua, a lo que contestaron, que al enemigo ni agua. Fue ahí cuando vi su maldad, porque quizás no compartieran sus ideas sobre a quién adorar, pero eran personas con necesidades, como el resto de la humanidad, y más con niños de corta edad.
Tardaron mucho en comer, mientras Margot y yo esperábamos en la cocina. Cuando recogimos todo, sin utilizar ningún poder, nos fuimos al dormitorio, sin no antes preguntar si necesitaban algo más, vaya que fueran al cuarto a solicitarlo, no era su costumbre, pero tampoco lo era tener invitados. Solo nos dijo, que éramos muchos para desayunar, y que nos levantásemos más temprano, porque nos esperaba un día muy duro con el Juicio entre manos. Margot contestó que sí, con otra reverencia, y nos fuimos con el paso acelerado. En el cuarto María estaba escondida en un baúl que había a los pies de la cama, no debajo, como le dijimos, y la verdad que era mucho mejor escondite, porque tenía cerrojo, pero no quedaba encajado, por lo que podía respirar, así que cuando no fuésemos lo cerraríamos, y así evitaríamos que alguien lo abriese, si es que buscaban por ese lugar. En ese momento decidí que la noche siguiente me marcharía, tenía claro que era ella la que debía llevar, y no iba  a demorar más el viaje, por si acabábamos en la hoguera, como les pasaría a la mayoría de los que estaban debajo de la escalera. Me dio pena, pero Gabriel me advirtió que no podía luchar contra la Historia, que estos sucesos habían ocurrido, y que el destino estaba escrito, solo con la ausencia de una, podíamos decir que nada cambiaría, casi no se notaría su marcha en los acontecimientos. María estaba asustada, pero la tranquilizamos, no debía temer nada, estaba junto a dos amigas, que la ocultarían hasta que esos monjes con vestiduras de gala, se marcharan.
A la mañana siguiente, nos levantamos muy excitadas, María no había descansado, estaba muy nerviosa, pero lo dije que no se preocupara, que pronto acabaría todo para nosotras. Solo debía estar oculta hasta la noche, intentar sobrevivir hasta que subiera de la cena. Asintió llorando, y me dio pena, desconocía lo del viaje, Tituba lo sabía, intuyó todo, pero María no lo hacía, no leía el futuro, ni sé si realmente conocía a mi familia, pero sabía que era ella, así que solo tenía que esperar para volar otra vez por los aires. Esa mañana estaba Selina en la ventana, nos hablamos con la mirada, le dije lo que ocurriría esa noche, y le pareció muy bien, estaba todo preparado, Penélope había terminado, y había mucho peligro con tanto monje caminando. La acaricié, y me dijo que cuidaría de María hasta que llegase la Luna, que era nueva y esa siempre algo decía. Preparamos los desayunos, unas gachas, y empezamos con la cena, porque el día iba a estar igual de ocupado con el juicio. Cuando le serví al Presidente del Tribunal leí su mente, y pude ver el futuro. Pasaría como en Salem: dieciocho personas pedirían la misericordia del tribunal, tras confesar sus culpas, después de las torturas, pero las seis que se resistirían serían quemadas vivas y cinco en efigie, porque ya habrían muerto. Una masacre, y una crueldad propia de aquellos tiempos, donde los Autos de Fe eran puro espectáculo, como ir al teatro, donde las personas se ponían sus mejores galas, y aplaudían ante la muerte de brujas, que quizás solo habían encendido alguna vela o habían participado de juegos, sin saber muy bien las consecuencias. La historia te muestra lo dura que fue en su pasado, para que sepas apreciar lo bueno que estás disfrutando. Me asusté bastante porque pensé de lo que se había librado mi familia, por nacer siglos atrás, pero sabía que no nos libraríamos de ser repudiadas en el pueblo, si se enteraban que aún teníamos una escoba que volaba en casa.
Pasamos todo el día cocinando, sin saber muy bien qué hacer, porque se escuchaban los gritos de las personas, pidiendo la muerte de inocentes, y la verdad estaba asustada, cada vez me venían los minutos más largo, mientras Margot se secaba alguna lágrima, creo que porque no sabía cómo iba a escapar de ese lugar, que tanto dolor encerraba. El Juicio o Auto de Fe duraría dos días, así que pensaba que nos salvaríamos de la hoguera, porque no íbamos a dar tiempo a que se animaran y nos acusaran por cualquier cosa, que hubiéramos hecho para delatarnos, porque a veces las cosas salen, sin querer, porque son dones difíciles de controlar, salen innatos a una, así que rezaba para que llegara la noche y nos pudiéramos marchar, sin dejar huellas. Seguían los gritos, seguían los clamores, mientras veía construir hogueras en el patio, esperando a su dueña, quien lloraría por los dolores. El atardecer se iba, dejando una estela roja en el cielo, la escarcha pronto aparecería, y los pájaros cogerían el vuelo, para no ser testigo de ese infierno. Llegó el momento. Margot estaba liada poniendo la mesa con las demás criadas, cuando aproveché para decirle que iba a subir un momento, para llevarle algo de comida a María en mi puchero, porque luego estarían todos por el Monasterio, y me sería difícil hacerlo. Había hecho una poción mágica en él, nos convertiríamos en gatos, para salir del monasterio sin llamar la atención, ya que volando podrían alcanzarnos con cualquier flecha, había soldados por todos los lados, sin saber muy bien el sentido de su presencia. No sé a quienes protegía, porque el pueblo era indefenso en esta guerra.
-          María, sal, estamos a salvo, estén en el Juicio e irán directamente a la cena, aún no han insistido contigo
-          Estoy muy asustada
-          ¿Sabes quién soy?
-          Creo que también eres bruja, no sé si huyendo
-          ¿Conoces a Alice Kyteler, Dorothy Clutterbuck, y Sara Hellen, mi madre?
-          Sí, estuvimos en un Aquellarre para  acabar con las Pandemias. Dios mío, eres la hija de Miguel
-          Si ( le enseñé mi mancha en la rodilla, para que identificara)
-          ¡La maldición!
-          Sí, debes volver conmigo, te necesitamos para poder acabar con ella, y que el mundo se pueda salvar de la maldad de Litith, y de cualquier demonio
-          Iré, además aquí solo me espera la hoguera, gracias por venir por mí
-          Ha sido un placer
-          Como nos iremos, como viajaremos en el tiempo, no sé ese conjuro
-          No te preocupes, está todo planeado, solo debes confiar en mí, y pronto estaremos en casa, allí también está Tituba
-          ¡Qué bien!, una buena amiga
Selina trepó hasta la habitación, como habíamos hablado. Le di una cucharada a María y rápidamente se convirtió en gato, al igual que me pasó a mí. Selina cogió el puchero entre sus dientes, porque era la más fuerte, y trepamos hasta llegar al suelo. Unos cuantos soldados nos vieron, pero pensaron que habíamos robado el puchero, para comérnoslo, y por motivo de la providencia, nos dejaron. Salimos por la puerta, sin llamar la atención, introduciéndonos en el bosque, mientras se reían diciendo que tendríamos comida para días. Una vez el bosque, pedí a algún Dios que nos transformase, porque tardaríamos más andando, que si volábamos, ya que Penélope estaba lejos, como siempre, y Selina no podía con el puchero entre los dientes. Un rayo calló, y volvimos a ser las de siempre. María estaba un poco aturdida, pero con ganas de salir de allí, porque ya se veía el fuego en la distancia, y tenía miedo de las alimañas. Selina se montó en mis hombros, cogí el puchero con una mano y con la otra a María, y entonces volamos, mientras Selina nos dirigía.
Llegamos a un lugar precioso, estaba lleno de luciérnagas, que daban una luz casi celestial, confundiéndonos y preguntándonos si estábamos en el más allá. Mirábamos por todos lados, asombradas, hasta que Penélope nos preguntó, si nos gustaba. Contesté que sí a la luz de las luciérnagas, sonreí porque sabía que dentro de algunos años leería algo sobre este lugar, donde quizás naciese una bruja o un hada, porque en este paisaje solo podían ocurrir cosas bonitas y mágicas. Entonces empezó a sonar la música, era importante que María también la oyese, cabía la posibilidad de que me hubiera confundido. La escuchó llorando de la emoción. La Bruma empezó a emanar del agua, y la Dama surgió de sus gotas,  y mientras sonreía nos dijo:” has vencido muchos miedos en este viaje, por lo que tendrás muchos dones cuando llegues a casa, pero lo que aquí ha pasado, se puede repetir, si es que no bien los guardas”. Me asusté, sin entender muy bien lo que quiso decir, pero la Bruma ya nos tapaba, los tambores sonaron fuerte, debía iniciar  la marcha. Cogí de la mano a María, mientras Penélope y Selina nos llamaban, nos introdujimos en la tela de araña, con miedo, algo cansadas, pero ansiosas de llegar a casa.
La música fue cada vez menos persistente, daba vueltas y me encontraba muy mareada, como si la fatiga venciera a mi cuerpo. Dejé de oír los tambores, la Bruma era muy escasa, y sin saber cómo, me encontraba en el suelo de mi cuarto, con mi madre agachada, poniéndome un paño de agua fría en la frente, mientras todas me rodeaban.
-          Vamos Lily despierta, estás a salvo
-          Estoy agotada, mareada, no tengo fuerzas
-          Quizás te hayas cansado demasiado en este viaja. Tranquila, te subo a la cama. Lo has hecho muy bien, ya queda menos, tendrás un año para descansar. Estoy muy orgullosa de mi hija, y gracias por traer a María, iba a ser quemada.
-          Me alegro que esté con nosotras, me pareció una joven buena e indefensa, porque vi mucha maldad en esas tierras
-          Si la vida puede ser maravillosa, y a la vez mostrarte crueldades por todas las partes. Nos vamos a ir abajo, duerme toda la noche, mañana te toca ir a la escuela, ya sabes que hay que seguir disimulando
-          No me va a hablar nadie
-          Bueno todo pasa, hasta la más horrible de las pesadillas, descansa, y mañana será otro día, como siempre te digo, volverá a salir el sol, y con él la Esperanza
-          Gracias mamá, dame un abrazo, lo necesito
-          Claro amor, todos los que quieras, se darlos hasta en la distancia.
Tomi miraba en la puerta, de una forma fría, no parecía un niño, más bien un hombre enfadado, supongo que no le hacía gracia dejar de tener protagonismo, ya que con María todo cambiaba, o eso yo esperaba, porque quizás se diera cuenta de que no era lo que parecía, un pobre niño indefenso, a quien le veía odio en su cara. Todas bajaron a la cocina, las escuchaba hablar, mientras Tomi continuaba en la puerta mirándome. Me dolía la rodilla, y noté como sangraba, pero no tenía fuerzas para reclamar ayuda, caí rendida en la almohada, supongo que tanto esfuerzo para una joven como yo, me había dejado exhausta, además quería dormir, porque el sueño siempre repara, y necesitaba fuerzas para volver a la escuela, y descubrir qué era lo que pasaba.
 
Cuando me desperté aún de madrugada, me sentía cansada,  pero más repuesta, además era muy responsable, y sabía lo que tenía que hacer. Encendí la lamparita de la mesita de noche, y pude ver una bajara de cartas de tarot con una nota, la abrí: “Querida nieta, primero quiero decirte lo orgullosas que estamos de ti, estás afrontando los problemas como una adulta, cuando tienes poca edad, eso hará que llegues a ser una mujer muy fuerte, y nos sentiremos seguras cuando andes por el mundo sola. Te quiero mucho, y espero estar en tu vida el máximo de tiempo posible. Estas cartas están hechas expresamente para ti, por uno de los artistas más importantes de Transilvania, con ellas serás La Guardiana de la Mente, por lo que podrás leer los pensamientos, espero que las utilices bien, todas brujas saben echar el Tarot, así que cuando pasen los problemas, nos sentaremos en el porche, y te enseñaré cada uno de sus secretos. Las flores más hermosas son las que crecen en la adversidad, no lo olvides”. Me emocioné, mi abuela siempre me escribía mensajes llenos de amor que guardaba en una caja, sabía la suerte que tenía, me sentía tan querida, que no había nadie que me dañase, ni Malena con su arrogancia. Llamaron a la puerta, sabía que era Daniel, reconocía su forma de tocar el timbre. Iba a subir las escaleras, cuando mi madre lo frenó, y le dijo que esperase en la cocina, que ya mismo bajaba. Había tomado una ducha caliente, que también reconfortaba, miré mi rodilla, había dejado de sangrar, y me encontraba mejor, aunque con miedo de volver a ver a mis compañeros, porque sabía que Malena habría hecho de las suyas, era una chica manipuladora, y algo de temor la tenía, a pesar de tener poderes. Había sido un viaje duro, porque descubrí mucha maldad en esas tierras, eso te marca, te agota, porque la inocencia queda mermada, y creo que aún no estaba preparada. Me daba pena no haberme despedido de Margot y de Rafael, pero sabía que entenderían mi forma de actuar, y siempre cabía la posibilidad de dominar sus sueños, dándoles un beso en el alma. Bajé las escaleras, muy asustada, pero con ganas de acabar con la intriga de saber lo que me esperaba. Daniel me dio un beso, y me preguntó cómo estaba. A lo que contesté que bien, aunque cojearía unos días, hasta que se me fuese la lesión que me había hecho corriendo, o al menos eso pensaba, porque el año pasado después del viaje fui recuperándome, hasta que vino mi cumpleaños y la mancha empezó a doler, por lo que quería pensar que pasaría igual, así que le avisé para que no se preocupara. Él insistió que debía ir a un médico, y mi madre le dijo que estuviera tranquilo, que cuando volviera me haría una cataplasma. Asintió, aunque creo que no sabía de lo que se trataba. Me iba a marchar, cuando salió María con Tituba de la cocina, para darme las gracias. Mi madre las calló, pero Daniel se asombró de ver a más mujeres en casa, y que continuasen disfrazadas el día de los difuntos, cuando casi todo el mundo un luto guardaba. Nos miraron con agrado, y subieron las escaleras rápido, sin decir nada. Me extrañó que Tomi no las siguiese, ya que en casa no se separaba de sus faldas, pero cogí mi mochila y salimos por la puerta, casi sin mencionar palabra. Una vez fuera Daniel me preguntó que por qué los días después de Halloween teníamos visita en casa, y además bastantes raras, nunca las había visto, y no tenían ningún rasgo común con nosotras, porque eran de distinta raza (africana y latina). De repente no supe que contestar, porque me parecía que estaba empezando a sospechar, tenía bastante con las insinuaciones de Malena en el colegio, pero si él dudaba de mí, estaría todo perdido para ser una más, que es lo que importa a esta edad. Mi madre me decía que aunque la opinión de las personas importa en esta vida, no era lo suficientemente  grave para que a mí me preocupase, o me hiciera sentir mal, porque siempre hay lenguas envidiosas que querrán acabar contigo, si sabes brillar, para ella lo que me debía importar, lo que me podría hacer sufrir, es lo que pensasen las personas que yo quisiese, que estuvieran junto a mí, y Daniel lo estaba, no quería perderlo, no quería sufrir por su marcha, así que empecé a pensar en la historia que le debía contar, para que no sospechase de mi Magia. Calló una hoja del árbol,  se posó en su hombro y cuando fui a quitársela, volví a ver a Tomas en la ventana, sonriendo, esta vez  rodeado de niños, que nunca los había visto antes en casa…
 
 
                                                   VALENTINA LEONI
 
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Foto del autor Sandra María Pérez Blázquez
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Descripción

Tercera parte del libro infantil "Los viajes de la Bruma", sobre la caza de brujas en dicha localidad

Palabras Clave: Zugarramurdi

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Infantiles



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