Te amo, te quiero, me enamoras
Publicado en May 13, 2021
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En español, tenemos la particularidad de expresar verbalmente el amor, la afinidad, el cariño, la admiración, el aprecio y el deseo de distintas maneras, aunque a veces utilicemos muchos términos como sinónimos, o una misma palabra para referirnos a todo por igual. Basándome en esa premisa, desarrollaré mis ideas en este espacio. El significado depende de la connotación, el énfasis, la entonación, la intencionalidad y la situacionalidad que tú le des a lo pronunciado. Una de las más atractivas diferencias que me hacen a mí cultivar el interés por conocer qué es lo que hace a cada término único, es la distinción entre "amar" y "querer". En inglés, usualmente se utiliza "I love you" para referirse a lo que para nosotros se presenta como "te quiero" y "te amo". Por tal motivo, en estas líneas utilizaré el "querer" como "to want", porque es una forma de interpretarlo, y el "amar" como "to love", y a continuación explicaré por qué.

Hace relativamente poco tiempo tuve una conversación con una persona de esas que encuentras rara vez en la vida, de esas que hacen evolucionar tu visión sobre las cosas solo con un par ideas. Esa persona – muy sabia, por cierto, y a la que de aquí en adelante me referiré como “sabia persona”-, comentaba que cuando quieres a alguien el sentimiento es etéreo y usualmente termina por desvanecerse. Decía que, a diferencia de esto, cuando amas, hay un núcleo de fuerza intensa que te hace sentir a gusto, en conexión con lo amado, en sincronía con sus elementos y eso lentamente va impulsándote a que admires el potencial de ese algo amado, te lleva a situarte frente a tus carencias afectivas y románticas siendo solucionadas para conservar lo que amas. Te va enseñando a apreciar la esencia, la forma, la sustancia, los ideales y actitudes de lo amado, y a aceptar de forma integral todas las características de su ser. Objetivas el amor en ese algo, y a la vez lo conviertes en un elemento subjetivo, en parte de ti.
El amor se siente en cada prueba de la vida que se experimenta de forma pura. Para esta sabia persona, el amor se basa en la reciprocidad, en la cercanía que se genera entre dos individuos, en la presencia del otro en las situaciones adversas. En virtud de las pruebas de la vida, la sabia persona se planteó lo siguiente: “En las buenas [situaciones] aparecen muchas personas, están felices, pero en las peores ¿quién te espera con los brazos abiertos? ¿Quién te da ese afecto que te hace falta? ¿Quién te orienta cuando te sientes perdida [o perdido]? ¿Quién está dándote aliento cuando tu mundo se cae en pedazos?” Agregaba que las personas a las que amas, o a ese algo amado, no les olvidas tan fácilmente, mientras que –según su criterio- el querer es solo momentáneo.


Esos planteamientos me llevaron a reflexionar sobre la idea del amor. Para mí la amistad y el amor nos sacan de la soledad, como diría José Saramago, pero en verdad es el amor es el que nos permite conocernos, y queremos cuando satisfacemos el deseo primario de sentirse atraídos por algo, de sentir afinidad e inclinación de una manera un poco más allá del mero aprecio. El querer comúnmente es algo voluntario, quiero porque puedo hacerlo y soy consciente de ello, aunque no sepa cómo manejarlo, lo que me hace creer que es algo natural.
Pero el amor es una conexión que va más allá, es conocer y comprender, es algo que sí es involuntario, que nace porque en ti naturalmente crece el sentimiento y cuando crece construyes emociones alrededor de él.

El amor sana, el querer aflora pasiones. El amor llena, el querer abre el apetito. El amor es continuo. El querer cesa. El amor no tiene cura, el querer sí. Yo te quiero porque puedo hacerlo, pero te amo porque nuestra conexión es natural y me permitió abrir un camino de emociones alrededor de eso inexplicable y casi incomprensible que siento por ti. Algo inefable, sin lógica porque no la necesita, pero que efectivamente tienes y sientes la necesidad de demostrar, porque sabes que para ti no hay algo más grande y prístino que eso.
El querer se orienta hacia muchas direcciones, retomando lo que piensa la persona sabia. Por su parte, cuando amas, hay una sola dirección en la que confluyen distintos atajos, caminos y momentos. Cuando amas piensas, te proyectas, deseas y transformas las cosas sencillas en sentimientos profundo y sinceros que unen tu esencia con la de ese algo o alguien amado. Cuando quieres, puedes estar o no estar. Pero cuando amas, sin que te lo pidan, así sea en la distancia, en tiempos diferentes, en dimensiones opuestas, tú seguirás siendo y estando. Cuando amas sabes que perteneces y no solo vives, sino que haces todo lo posible por hacerlo bien. Cada quién siente a su manera, pero si hay algo común en el amor, es que visualizas, admiras, planificas y no solo te quedas en la temporalidad presente, sino que también viajas al futuro mientras dejas conocer tu pasado.
Hasta ahora queda muy claro para mí que querer algo no es lo mismo que querer a alguien, lo cual es presuntamente obvio. El hecho de querer, a mi parecer, está caracterizado por una inclinación o una atracción que tú sientes hacia ese algo o ese alguien. Querer es desear tener eso y buscar la forma de obtenerlo porque puede pertenecerte. Querer también es desear tener a alguien porque tú decidiste que eso es lo que te satisface. Crees que esa persona pertenece a tu lado. Así, tú voluntariamente estás depositando, estás objetivando tu deseo en ese alguien. Al contrario de querer algo, cuando quieres a alguien no le obtienes, sino simplemente domas tus pasiones y sacias tus emociones y sensaciones porque finalmente lograste correspondencia a la inclinación que sentías.
Ejemplificando, yo quiero a mi mascota porque me satisface el deseo de compañía y yo estoy consciente de que fui al centro de adopción, la escogí y eso fue lo que yo deseé para mí. Yo quiero a mi amigo porque es la persona que yo escogí para pasar buenos ratos. Yo desee eso. Es una satisfacción de una inclinación hacia alguien a quien yo aprecio, alguien a quien le tengo estima. Es una afinidad. Yo soy consciente de que yo quiero, voluntariamente decido querer. Pero en cambio el amor es algo que surge de una forma incomprensible. Es algo que no tiene mayor explicación.
Simplemente sucede y es un elemento fáctico de la vida que te desborda el alma. No es lo mismo satisfacer un deseo que llenarte el alma porque ese sentimiento te supera. El amor trasciende a las barreras del tiempo y trasciende a lo físico, es decir, yo te amo hoy, te amo mañana, te amo siempre y así estés conmigo o estés sin mí, así estés a kilómetros de distancia, siempre voy a buscar la manera de construir emociones alrededor del ideal que tengo yo sobre ti.

El amor también es un ideal. El amor, así sea fugaz o sea infinito, no se acaba, se transforma. Hay distintas maneras de amar. El amor es eso que genera una conexión más allá del acto de desear, por eso es que trasciende al querer. El querer, desde mi punto de vista, está un poco más relacionado con lo primitivo, con lo carnal, con lo material. Pero no lo material en el sentido de acumular objetos, sino de que yo te siento, tú me sientes, estamos en el aquí y en el ahora y vivimos la experiencia como algo tangible.
Pero el amor no necesita eso. El amor es algo que te permite a ti expresar no solo la afectividad, la tendencia a dar cariño, a acariciar; el amor va más allá, mientras que el querer se relaciona de forma más primaria, más sencilla, con el hecho de dar y sentir afecto.
Continuando con los ejemplos, en una etapa de su vida un hombre puede querer a una prostituta, porque le satisface sus deseos, porque físicamente le nubla los sentidos, porque le da la sensación de poder y aprecio cuando le paga, o porque sencilla y llanamente, le genera placer. Voluntariamente se dio cuenta de que podía obtener algo que, aunque fuese transaccional y momentáneo, le cumpliría su inclinación primaria de compañía. En otro momento, puede amar a una costurera e incluso llegar a hacerla su esposa. Porque su vida se llena de dicha, ya es algo más que mera compañía o placer, es una conexión que trasciende todas las barreras, es la persona que está en las buenas y en las malas. Es quien responde a las preguntas que planteaba la sabia persona. Le satisface el alma. El querer aumenta las ganas de llenar el vacío interno, el amor lo llena de una vez por toda. No hay palabras precisas que se acerquen a la gran construcción que rodea al amor.
El querer puede ser demostrado o no. Quieres a una persona y necesariamente no tienes que demostrárselo si no te nace hacerlo. Pero cuando amas, todos los días quieres hacerle saber lo valioso que es eso amado para ti, es algo más grande que tú que no puedes ocultar.

La relación espacio tiempo es diferente en el amor y en el querer porque el amor rompe cualquier relación espacio tiempo, pueden pasar mil años y así te haya visto una sola vez, te voy a seguir amando. Puedes estar tú en la Tierra y yo en Marte, y te voy a seguir amando, voy a querer verte. El querer nuevamente es como un deseo, es un intento. Y como dice la sabia persona, intentar no es hacer. El querer no traspasa la relación espacio tiempo. Suelo utilizar una frase que hace referencia a “la relatividad del tiempo y sus misterios”, y la traigo a colación porque en el misterio del amor no hay algo más relativo que tiempo. El querer es más efímero.
Y además de ser efímero el tiempo en el querer, el espacio también impacta porque queremos en la medida de que lo querido satisface el deseo de quererlo, de percibirlo en la cercanía. Solo puedo pensar que el amor engloba al querer. Efectivamente, te amo, pero, así como te amo, quiero verte, quiero tenerte, quiero estar contigo, quiero abrazarte, quiero, quiero, quiero; porque deseo en función de las emociones que construyo alrededor del sentimiento del amor.
La sabia persona me enseñó que cuando sientes que amas pones empeño, esfuerzo. No quieres arruinarlo. Cuando quieres basta con solo intentarlo. Cuando amas das el todo y actúas. Las promesas son una prueba de amor porque confías en el compromiso que asumes, porque sabes que la temporalidad es expandible. Experimentas en pleno la confianza de una conexión basada en la sincronía. Fundamentas la objetivación del respeto y la entrega en la motivación que te da la sinergia y el ideal del apoyo mutuo. Tu mente funciona como un engranaje en el cual cada pieza se articula con otras para hacer un juego perfecto de movimientos que simplemente te conducen hacia la tranquilidad.
Otra de las cosas importantes que solemos olvidar es la diferencia entre amor y enamoramiento. El amor va más allá de cualquier objetivación romántica del enamoramiento, de la fijación en otra persona porque coincide con las aspiraciones y los ideales que tú tienes en cuanto a temas de compartir tu vida en una convivencia relacionada con lo romántico.
El enamoramiento es algo que está vinculado con la capacidad que tienes tú de ver concretadas tus aspiraciones afectivas, físicas, y psico-románticas, el amor es algo más que eso. Existen distintas formas de amar, lo podemos presumir. Tú puedes amar a tu pareja, a tu hijo, a tu hermano, a tu madre. Va mucho más allá del enamoramiento y subestimamos la diferenciación de esos aspectos. Cuando se trata de pareja y tú quieres a tu pareja, estas llenando el espacio de la compañía afectiva y de la compañía física que te da la otra persona. Pero cuando tú amas a esa pareja entonces el enamoramiento se convierte en algo más. Le enamoras todos los días. Le quieres a la antigua, porque buscas trascender llenándole de detalles, de atenciones, de cariño, de distintas muestras físicas e intangibles de amor. Y el amor va a englobar al enamoramiento y al querer.
Yo te amo porque tú eres la persona que satisface mi alma de forma duradera y te quiero porque eres la persona con la que yo espero construir vínculos afectivos y psico románticos de forma primaria. Entonces diferenciar eso de estar enamorado, de amar y querer es importante. Porque tú puedes estar enamorada de tu cantante favorito, puedes querer a tu mejor amigo, pero ¿a quién amas? Cuando coinciden esas tres cosas en una misma persona, es la persona ideal para ti, de la forma que sea.
En el momento en el que amas a una pareja, cuando encuentras a esa persona especial con la que no tienes miedo a involucrarte en una convivencia sama, si cultivas tu responsabilidad afectiva, la unión y el compromiso con alguien, seguramente estás amando. Cuando confluyen en un mismo ser el querer, el enamoramiento y el amor, cuando sientes que vale la pena vivir porque esa persona hace mejores tus días, cuando todo lo involuntario del amor gobierna tu quehacer y tu cotidianidad, cuando entiendes que el amor le sonríe a la felicidad y que es la fuerza motriz de la vida porque te hace suavizar el dolor de vivir, en ese momento entiendes que el amor es arriesgado. Lo entiendes porque te enfrentas a la incertidumbre.
Incertidumbre de saber si esa persona te ama como tú le amas. Incertidumbre de si ese amor pueda acabarse porque resultó ser un querer. De que ese amor pueda cambiar, transformarse o seguir, te enfrentas a mil y un cosas que tú no tienes ni idea de cómo funcionan ni de qué consecuencias pueden tener, pero de igual forma corres el riesgo de amar. El amor es riesgo, es trabajo en equipo, comprende todas las connotaciones de la admiración, de la inspiración. El amor es una musa, es paz, es calma. Pero también trae consigo todos esos momentos turbulentos de la vida en los cuales tú cuestionas el statu quo de las cosas. Esto se debe a que el amor es crítico, pero no es doloroso, porque si duele no es amor. El amor, como hemos podido ver, sana. Cuando deja de sanar, entonces es una versión desvirtuada de lo que en algún momento fue el amor.
El amor más bien mitiga el dolor, te ayuda a sobrellevar el hecho de que la vida nazca del dolor. Por eso es que, aunque el amor de la madre nace del dolor más fuerte que es el de parir, se supera por el amor de la procreación. Es un dolor necesario que conlleva al amor más puro, que hace que lo difícil pase a un lugar secundario para la madre. Cuando tú te separas físicamente de alguien, cuando un ser cercano muere, el dolor que se siente por la pérdida es suavizado por el amor, porque el amor va mas allá y te hace recordarle siempre.
Volviendo a la forma de amar de pareja, creo pertinente acotar que, por ejemplo, existe el dolor cuando tu pareja hace algo que a ti no te gusta, pero el amor puede reparar, maquillar esa herida, porque el amor perdona. El amor hace que tú entiendas y comprendas a la persona más allá de lo que tú puedas ver, de lo que puedes sentir. Lo das todo porque el amor es entrega, es intimidad y sinceridad.
Pero darlo todo implica establecer parámetros y limites que determinen qué es el amor, dentro de los cuales el amor funciona y fuera de los cuales el amor deja de ser amor. En esa persona depositas tu capacidad de amar, tu pureza y transparencia porque eso te mantiene alegre, pero debe haber límites que puedes establecer tú en tu convivencia. Porque el amor por sí solo no tiene límites.
En fin, el amor eso que hace que tu tránsito hacia la muerte no sea tan gris. El querer es la dopamina que momentáneamente te alivia y te sacia las pasiones. El enamoramiento es la objetivación de tus deseos psico-románticos en alguien más. El punto está en saber diferenciar para poder entender por qué das tanto o tan poco. El amor es locura, es libertad y, como diría Shakespeare, no reclama posesiones. De lo demás se encarga voluntariamente el querer.
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¿Qué es el amor? ¿Qué es querer? ¿Qué es enamoramiento?

Palabras Clave: Amor Felicidad Pareja Enamoramiento Querer Cariño Deseo Afecto Afectividad Relaciones

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Pensamientos


Creditos: Fabiola Miranda

Derechos de Autor: Fabiola Miranda

Enlace: https://mirandafabi.medium.com/


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