DON MANUEL GONZALES PRADA (ENSAYO PARTE 2)
Publicado en Jan 05, 2021
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                                         EN EL VIEJO MUNDO 


En el año 1892 el matrimonio Gonzales Prada de Verneuil se trasladó a Europa, el viejo mundo culto y civilizado saboreaba los frutos intelectuales y artísticos de tres centurias fecundas, acaso sin paralelo en la historia de la humanidad, a pesar de las diversas congestiones armadas, entre las que se puede considerar a la revolución francesa por su carácter mismo, los filósofos, los sabios, los artistas, realizaron una obra múltiple, magnifica e inmortal; Prada llega a Europa cuando todavía vivía Taine, Renan, Spencer, Gladston, Sagasta, Pi I Margall y otros hombres notables que habían constituido la parte moderada y firme de los avances radicales del siglo XIX en su segunda mitad, ese siglo termino gloriosamente, su última década vio exhalar el postrer suspiro a muchos hombres que la hicieron inmortal, mientras que otros estaban en el medio día de su labor ya en medio de los caracteres de la vida, fue el siglo de los grandes acontecimientos americanos, de la república francesa, de las guerras de Prusia, de la unidad italiana, del triunfo del vapor y la electricidad; recién había muerto el incomparable Víctor Hugo el gran francés entre los poetas de ese tiempo quien fue el que dijo:

El gran Pelayo es Homero

El gran Heleno es Esquilo

El gran Hebreo es Isaías

El gran Romano Juvenal

El gran Italiano Dante

El gran Ingles Shakespeare

Y el gran Alemán Beethoven.


Ayer, Lamartine se hace político y orador, Víctor Hugo poeta y polígrafo, siendo diputado pronuncia en la asamblea de Burdeos, su memorable discurso contra la cesión de Alsacia y Lorena, estampa su firma al lado de la de Quinet y Sady Carnot, en apoyo de la protesta de los diputados del Rhin; Paderewski dirige los destinos de Polonia en su momento más glorioso como nación.

Prada en ese entonces tenía 44 años y estaba en la plenitud de su vida, llevaba aun esa curiosidad, ese deseo de estudiar que solo los estudiosos poseen en alto grado, durante su permanencia hizo una vida pasiva, escucho, vivió, palpo, peregrino en silencio, visito los grandes museos y colecciones, como estudioso trato siempre de aproximarse a los hombres que representaban una doctrina o una evolución filosófica, uno de sus deseos fue conocer a Ernesto Renan, gloria indiscutible de Francia por la obra inmensa que realizo, por su preclaro espíritu, por la noble serenidad de su vida; para Prada anhelante viajero que tanto gustaba de las cuestiones filosóficas religiosas, era interesante la figura de Renan, su obra “vida de Jesús” lo había hecho el pensador más discutido de su país, la misma vida de Renan en todos sus aspectos invitaba a que se le estudiase y discutiese, Ernesto Renan hijo de aquella bretaña gris y desolada, batida eternamente por el mar, llevo durante toda su existencia grabada en el alma la suprema melancolía de sus lares, quien puesto en el seno turbulento de la capital de Francia París, fue un trozo espiritual arrancado a la tierra de las leyendas y de las viejas historias marineras, allí donde el color oscuro de las rocas armoniza con la opacidad del cielo, como el tinte azul marino de las aguas movidas por los vientos del S.O.

Renan el seminarista durante la niñez, el hijo de la familia católica de Treguier, estando en París de estudiante en el colegio de la congregación de san Sulpicio y después de Yssi, Renan el eterno retraído, el que había viajado por todos los santos lugares reviviendo en su alma los gloriosos días en que nacía el cristianismo, por provenir de Renan un libro como ese el viejo mundo libre pensador, lo recibió con un gesto de sorpresa y la Europa clerical con un grito al cielo, la “vida de Jesús” la negación más razonable y fundamentada de la divinidad de Cristo, nacida después de muchos años de cálculo y estudios, negada la divinidad, el redentor quedo reducido simplemente a un hombre genial, superior a su época, que fundo una bellísima doctrina, tenido después por loco y procesado y muerto, el poderío papal enjuiciaba y lanzaba a la hoguera a todos aquellos que tenían pensamientos desconocidos; este era el hombre que Prada deseaba conocer, satisfizo sus deseos y lo conoció en el célebre colegio de Francia y en la Sorbona, allí asistió a sus clases como alumno libre, así pudo descubrir sus pasiones filosóficas, sus ideas religiosas, sus puntos de disidencia y acuerdo con el cristianismo.

Prada también residió en España, aun florecían en ese entonces los más grandes políticos y pensadores que había tenido la península, Castelar, Salmerón, Azcarate (muerto en 1918) Pi Margall, Morayta, Cánovas, Moret, Sagasta, Menéndez y Pelayo; España estaba en el final de una larga agitación publica, era la cuestión de la monarquía y la republica de Castelar, lo que le falto a Castelar fue aquella independencia completa, aquella voluntad inflexible, aquella convicción profunda de sus doctrinas que debe crearse todo hombre, que se pone al frente de los destinos de un pueblo, por obra de una rápida evolución, no fue más que un bello y luminoso rosario de oraciones en cordón de telarañas, le falto la medula consistente, su oratoria se asemeja, dice Prada (posee la verbosidad inagotable sin el razonamiento irresistible).

El asunto del príncipe Hohenzollern y la imposición de los borbones por Cánovas, fueron tres los puntos álgidos de aquella época, conglomerados en un corto espacio de tiempo, los hombres que en ella habían actuado como principales protagonistas, vivían aun y hasta esos días llegaban los odios y las pasiones, la guerra con los Estados Unidos borro todo aquello, solo después de bastantes años de quietud y silencio surgía la agitación doctrinaria y que se reflejaba en un renacimiento español; Prada vio de cerca la gran lucha de opiniones creada en la península por la insurrección de Cuba y las Filipinas, para España habría sido un sueño despojarse del espíritu conservador, que la mantenía inmóvil frente al progreso económico de Europa, la disolución de la monarquía era otra cosa que tampoco podía caber en muchas cabezas, entre los políticos y pensadores españoles que conoció, don Francisco Pi I Margall fue sin duda el hombre que representaba en España un anuncio de porvenir, se veía a lo lejos a través de las ideas de ese estadista, la de los liberales y republicanos, Margall se encontró sin elementos, sin materia prima para fundar un partido propio y fuerte, la mayor parte de los que formaron a su lado, lo hicieron por simpatía particular, no porque estuvieran impregnados de los principios de su jefe.

Ni Pi Margall a pesar de ser un moderado, pudo constituir en España un partido duradero, a pesar que el radicalismo francés cuya influencia se extendía más allá de los mares, que germinaba ardientemente en la conciencia de muchos pueblos, fue incapaz de atravesar los pirineos, estando a un paso de Francia su influencia era poco menos que nula, el terreno español no estaba todavía para tales semillas.

España la vieja dueña de tantas glorias, con un pasado grandioso, no podía ni darse cuenta del estado deprimido en que se hallaba, ni reunir todas sus fuerzas para reincorporarse otra vez como nación de primer orden, cuantas veces meditaría allá lejos de la patria, las grandes similitudes entre la vida política española y la del Perú, el conocimiento que hizo de aquellos hombres tan hábiles e inteligentes, pero imposibilitados para las grandes obras, aumento en el su odio a la pequeña política, su horror a los hombres zalameros y maquiavélicos, maestros de la intriga que se alimentan con la sangre del estado, mientras los hombres útiles de trabajo y saber, que constituyen las fuerzas vivas de la nación claman por más orden, mejores leyes y más tino administrativo, vio en España un ejemplo, se tocaban en más de mil puntos, Prada ante este paralelo y acostumbrado como estaba a meditar profundamente, sobre las cosas de la vida y dueño de varios conceptos de lo que debería ser la marcha de las sociedades asimilaba; Prada en Europa se hizo definitivamente libre pensador, había conocido mucho del mundo y había observado a las principales sociedades del viejo mundo, estando en el mismo teatro de tantas revoluciones, de tantos choques de pensamientos, de tantas originalidades, concluyo por corroborar e incorporar a su ser para no abandonarla jamás; Prada no fue un contemplador ni un determinista como la mayoría de personas, sino un adelantado, un espíritu atrevido, profundamente poético, la sed más grande del hombre es descubrir, sondear lo ignorado, incorporar constantemente lo nuevo, pues destrúyase todos los obstáculos y prohibiciones, porque son atentatorias contra la naturaleza humana, esto habría dicho Prada poniéndose una vez más de lado de la libertad; su residencia en el viejo continente fue para Prada provechosa y fecunda, gracias a su gran poder intuitivo y a su amor al estudio, en 1898 volvió al Perú para ya no salir más al extranjero, estaba ya al borde de la vejez amortiguadora de tantas bellas concepciones, volvió lleno de entusiasmo y más posesionado de sus doctrinas, trajo grabado en el alma lo que antes solo existía en su cerebro, partió del Perú con ideas y regreso con sentimientos y pasión.


                                 PRADA EN LA ACCION



Un espíritu selecto como el de Gonzales Prada, premunido de todas las dotes necesarias para elevarse sobre el común de las personas, jamás habría de permanecer indiferente ante tal estado de la sociedad peruana post debacle de 1881, pero ante tanta desgracia, no fue posible resignarse, comprende todas las miserias, todo lo malo que invade los organismos de la patria, comprende que el Perú es inferior a otras naciones americanas, que al nacer a la vida de la libertad ocupaba un lugar secundario tras de ella, es franco al decir y demostrar todo lo que ve ¿acaso destruimos nuestros defectos con ocultarlos? “la lepra no se cura cubriéndola con guante blanco” si toda lacra bajo la sombra esta propensa a resolverse en descomposición, toda lacra expuesta libremente a la luz del sol puede terminar en organismo sano, la verdad sin eufemismos lanzada sobre las descomposiciones sociales, es como el rayo de sol bactericida, un solo hombre que exprese indignado la verdad, basta para saber que ya no todo un grupo o un pueblo esta corrompido, puso su mirada en los mismos cimientos donde arranca la grandeza de las naciones, en el Perú esas bases estaban débiles y carcomidas, la educación y la política, la libertad de pensamiento y la justicia social, la literatura y el periodismo.

Fue pues a los políticos y a las prácticas políticas, y a los malos gobiernos a quien combatió Prada con más encarnizamiento, pensando en el papel que desempeña el estado como columna vertebral de un pueblo, sus campañas tan sinceras como valientes, merecieron el aplauso de los buenos, el silencio profundo de los cómplices y el murmullo entre dientes de los culpables; Prada era el hombre asqueado de la pequeñez política que lo rodeaba, sentía por el Perú ese mismo amor que se siente por el humillado y el infeliz, cuando hay alguien que lo escarnece ¿Cómo me fuera posible? Diría, hacer que esta patria se yerga de repente y castigue mil veces el rostro de los ofensores, sus propios hijos, como primer paso hacia su grandeza; el filipino José Rizal se levanta a su lado y dice, bella y dolorosamente:

“Registrase en la historia de los padecimientos humanos, un cáncer de un carácter tan maligno, que al menor contacto irrita y despierta los agudísimos dolores, pues, bien, cuantas veces en medio de las civilizaciones modernas he querido evocarte, patria, ya para acompañarme de tus recuerdos, ya para compararte con otros países, tantas veces se me presento tu querida imagen con un cáncer social parecido, deseando tu salud, que es la nuestra y buscando el mejor tratamiento, hare contigo lo que con sus enfermos los antiguos, exponiéndolos en las gradas del templo, para que cada persona que fuera a invocar a la divinidad propusiese un remedio, a este fin tratare de reproducir fielmente tu estado sin contemplaciones, levantare parte del velo que oculta el mal, sacrificándolo todo a la verdad, hasta el mismo amor propio, pues como hijo tuyo adolezco también de tus defectos y flaquezas”

El patriota de las filipinas murió con el dolor de las desdichas de su pueblo en el corazón, después de haber jurado venganza contra el tiránico yugo peninsular.

Prada odia a los políticos y a los partidos de entonces y lo muestra cuando escribe:

“Por el rodadero de la política, bajo todo a corromperse en charco cenagoso y pútrido, las más preciosas fuerzas de la nación fueron desperdiciadas, en discusiones de forma y de palabra, cuando no con riñas de intereses individuales o de camarilla”

Agrega después

Quienes forman la flor y nata de nuestros políticos, el medico sin clientela, el banquero en liquidación, el periodista sin suscripciones, el hacendado en ruina, el comerciante en quiebra, el ingeniero sin contrata, el militar sin hoja de servicios y el abogado sin pleitos; son el verdadero enemigo, con ellos se necesita no solo el ataque general y en globo, sino la expurgación individual para cogerles uno por uno y practicar una verdadera vivisección moral; los políticos de profesión, los que se elevan para ganarse prosélitos, hablan siempre en atenuaciones, circunloquios y estratagemas, pero el hombre verdaderamente libre, lanza su pensamiento en su más cruda integridad, pues no le importa herir los intereses de la clase acomodada, ni sublevar la cólera de agrupaciones ignorantes y fanáticas.

En “horas de lucha” se ve fuerza, mordacidad, convicción, se percibe claramente el estallido del alma, que no puede contemplar impasible lo que combate, a veces hay franca y patente cólera, a veces la sátira directa o la sonrisa despectiva; es por excelencia el libro de sus ataques, en el están las cosas del Perú, aquí algunos de los títulos de ese libro, en que el autor se muestra rotundo y sardónico a menudo:

Nuestros periodistas Nuestros tigres

Nuestros conservadores Nuestros beduinos

Nuestros liberales Nuestros neutrales

Nuestros magistrados Nuestros inmigrantes

Nuestra aristocracia Nuestras glorificaciones

Nuestros licenciados vidriera



Están incluidos también un discurso “política y religión” dos cartas en que explica los motivos principales de su alejamiento de la “unión nacional” y una serie de conferencias y discursos, cuyos títulos son “los partidos y la unión nacional” “libre pensamiento en acción” “el intelectual y el obrero” las esclavas de la iglesia” “Italia y el papado”.

En “paginas libres” se presenta más moderado, es un libro en que priman las doctrinas del autor, su parte principal la componen conferencias y discursos, ahí están los más famosos de todos sus escritos, los que le dieron momentos de gloria y actualidad nacionales, incluye también este tomo algunos estudios sobre grandes hombres, páginas de crítica y dos capítulos de “la revolución francesa” y “la vida y la muerte” que son la expresión sucinta de sus pensamientos e ideologías, “paginas libres” comprende lo más importante que produjo entre 1885 y 1900 “horas de lucha” fue posterior.

La lectura de sus escritos para algunos podría dar la creencia de que miraba con desprecio a la patria, porque grande fue su odio contra la ineptitud, las ambiciones y las medianías, cuando públicamente dice:

“Chile se llevó el guano y el salitre y largos tirones del territorio, pero nos deja el amilanamiento y la pequeñez de espíritu y la conformidad con la derrota, se nota en los ánimos apatía que subleva, pereza que produce rabia y envilecimiento que mueve a nauseas”

En otra parte dice:

“Pueblo, congreso, poder judicial y gobierno, todo fermenta y despide un enervante olor a mediocridad, abunda la pequeñez en todo, pequeñez en los caracteres, pequeñez en los corazones, pequeñez en vicios y crímenes, el Perú es un organismo enfermo; cuando así se expresa pensaría ese alguien que Prada debe sentir un profundo desprecio por su patria, desprecio por su patria no, pero si desprecio por sus defectos, por lo malo ¿Quién no lo siente?

Si poco le importo la suerte del Perú, si fue un indiferente frente a ella, de donde entonces su cólera, sus desvelos, sus acervas críticas contra las corrupciones públicas, contra los males hereditarios de la nación, la justicia de sus luchas, sus decisiones, algunas de sus ideas y ese aire de líder que emanaba de su persona le dieron algunos amigos, que se mostraron dispuestos a colaborar con él, no había mejor forma de propagar la evolución intelectual ni de hacer obra patriótica, que constituyendo una entidad, así nació la “unión nacional” de carácter político, cívico y educativo, Prada nunca quiso plegarse a ningún partido de los ya existentes, porque todos ellos eran conservadores aunque se llamasen liberales, también porque su espíritu no podía asociarse con movimientos sin personalidad ni independencia, además Prada sentía el gran horror de sus historias, el gran desprecio de sus costumbres, partidos se llamaban porque agrupaciones civiles deben terciar en la política de un país, pero en realidad no eran más que cabecillas con sus grupos, él no podía agregarse a esos partidos viejos, a esos grupos de individuos que aclamaban un nombre, como hombre honrado sentía el más altivo desdén por la silla presidencial tantas veces atropellada y salpicada de sangre, tampoco por la curul parlamentaria victima también de mil ultrajes, así es la política sin pensamientos, sin doctrinas, sin ideales, los ciudadanos recorren los partidos en un continuo ir y venir como los transeúntes por un puente.

No me atrevo a afirmar que quienes miraban mal las campañas de Prada, pertenecían a aquellas familias de peruanos, que vivieron encasillados en sus honorables personas, esclavos de una sociedad ciega y guardadora de un ridículo sentido de aristocracia, que le impedía todo movimiento, todo vuelo libre fuera de las normas y molde hereditario; no me asombro de las rebeldías de Prada, porque bien se fueron provocadas por la vergüenza y debilidades de la patria, porque sé que sintió ofendida su conciencia de gran ciudadano, lo que indica la posesión de una virtud, de lo que sí puedo asombrarme es de ver que algunos hombres de hoy, hermanos míos en juventud, en amor a la grandeza y al sentimiento americano, impugnen la obra de aquel que dedico la mitad de su vida a fustigar negligencias y miserias.
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Foto del autor MANUEL JESUS LOPEZ GRANADOS
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En el año 1892 el matrimonio Gonzales Prada de Verneuil se trasladó a Europa, el viejo mundo culto y civilizado saboreaba los frutos intelectuales y artísticos de tres centurias fecundas, acaso sin paralelo en la historia de la humanidad, a pesar de las diversas congestiones armadas, entre las que se puede considerar a la revolución francesa por su carácter mismo, los filósofos, los sabios, los artistas, realizaron una obra múltiple, magnifica e inmortal; Prada llega a Europa cuando todavía vivía Taine, Renan, Spencer, Gladston, Sagasta, Pi I Margall y otros hombres notables que habían constituido la parte moderada y firme de los avances radicales del siglo XIX en su segunda mitad

Palabras Clave: MANUEL GONZALES PRADA EN EL VIEJO MUNDO RENAN ESPAÑA FILIPINAS PERÚ TAINE FRANCIA PENSADORES

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Análisis



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