Las dos oportunidades
Publicado en Oct 18, 2020
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Cuando estuvo frente al público y el silencio total de este le hizo sentir el frío de una tolerancia obligatoria, decidió improvisar, además, después de lo sucedido, ya no tenía opción. Sin embargo, sacó de su bolsillo izquierdo tres papeles escritos a mano en tinta verde. Recordó que lo había hecho así, porque en un momento del discurso, el que había planeado, levantaría alguno de los papeles, mostraría la tinta verde y diría, "He escrito este discurso con esperanza.". Ahora agradecía no haber hecho tal cursilería.Acomodó los papeles frente a él y empezó  a hablar, "Soy Leopoldo Godinez Zúñiga y la oportunidad que tengo de estar hoy frente a ustedes me fue otorgada en otras circunstancias."El público mantuvo su silencio congelado, lo que contribuyó a mantener el frío del salón y la impenetrabilidad del ambiente.El auditorio veía a Leopoldo, ¡todos lo miraban fijamente! De frente, con la expresión de quien reta a otro a atreverse a hacer una barbaridad.Leopoldo estaba intimidado, pero no lo demostraba. Continúo con su improvisación,"Las circunstancias me colocaban en la soñada posición de convertirme en el nuevo ministro que conduciría a este país a alcanzar sus ideales y donde cada uno de sus ciudadanos tuviera al menos dos oportunidades para ser mejor. ¿Por qué dos? Porque las primera, por la sorpresa de que apareció, la incredulidad que sea nuestra o lo que ustedes gusten, en la mayoría  de los casos no se aprovechan. Sin embargo, en el país que visualice, sí habría segundas oportunidades, para que la mayoría de estas, fueran  aprovechadas.".Se detuvo esperando una reacción, pero no hubo ninguna, a tal grado lo impresionó la magnitud del silencio, que imaginó que hablaba frente a un auditorio vacío. Esto lo intimidó aún más, por eso buscó en sus notas si tenía algún tema que pudiera hacerlos reaccionar. No encontró nada. Todo hablaba de esfuerzo, de trabajo, de amor a lo que se hace, de altruismo y demás  conceptos tan intangibles que se podrían borrar con un soplido. No había escrito nada de regalar metálico o comida. De reducir o quitar obligaciones, de cambiar leyes o de consentir a unos a costa de otros. No mencionaba quitar riqueza y repartirla. No, hablaba de más obligaciones para los ciudadanos que tendrían que estudiar y obtener buenas calificaciones forzosamente por la sencilla razón de que ya no les costaría un céntimo. Hablaba de que los maestros se prepararían, tendrían un título y la capacidad inagotable de transmitir conocimientos en sus especialidades. A cambio de lo anterior, tendrían un salario digno y junto con los médicos, serían los miembros de la sociedad más admirados, apoyados y mejor remunerados por prestar, con la máxima calidad posible, sus servicios profesionales.Continuó el discurso, "La oportunidad, al surgir, ya es en sí un éxito, en cualquier sentido, tanto la que surge para el desarrollo, entiéndase educación, como la surge para mantenerla viva, entiéndase salud y acceso inmediato a otros servicios de abasto, como agua, energía, etc."Silencio. Al parecer sabían lo que implicaba llegar a tener esto y no les gustaba. Preferían ser cuidados y tratados como mascotas de un gobierno que les daría lo mínimo que requirieran (¿según quién?) sin tener que trabajar por ello. Lo único que se pedía es que hubiera lealtad al que les regalaba y se debía reflejar en las votaciones, mientras estas aún existieran. La posición del público, era la esperada en un país donde se decía que hablar de comunismo era una exageración.Continué y dije con atrevimiento, "Podemos tener lo mejor todos, pero tenemos que trabajar mucho." Surgió el cuchicheo como un reclamo indirecto. Iba en sentido contrario de lo prometido por el gobierno y la realidad no les gustaba. "Hay mucho dinero, pero muy mal distribuido, los menos tienen más, pero mucho más, y no es justo. Lo tenemos que repartir.". Es lo que les dijo el gobierno, que se encargaría de hacerlo. Los pobres, desesperados, los apoyaron. Era la opción salvadora de una situación ya insostenible para ellos. Así ganó el gobierno. No con planes de generación de riqueza, no, prometiendo quitar y repartir. Por lo anterior, mi planteamiento, de crear las opciones para generar riqueza fue repudiado y ridiculizado. Lo entiendo, la desesperación te lleva a preferir soluciones inmediatas, lo terrible es cuando son un engaño, un fraude que en algún momento pueden dejarte en una situación peor de la que te encontrabas.¿Cómo convencer a alguien que lo que vale la pena toma tiempo, pero perdura, cuando no come todos los días o no tiene un techo fijo? Hablas con la verdad, presentas la realidad. Mencionas esfuerzo, trabajo y recompensa, pero cuando tu auditorio está desesperado, el silencio marca la pauta.Terminé mi improvisación diciendo, "Estoy convencido de lo que se debe hacer y seguro que mi solución es la correcta, pero también entiendo su inviabilidad en un país donde 70% de su población vive una pobreza desesperante. Renunció."Bajé del estrado y en ese momento el estruendo de los aplausos me confirmó que mi país estaba perdido.
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Foto del autor Juan Carlos Maldonado García
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Descripción

descripción breve de lo que destruye y empobrece el Populismo, hoy una manera de gobernar que con facilidad engaña al desesperado y bajo la promesa de recuperación, casi mágica, engaña a los más necesitados.

Palabras Clave: Poulismo engaño progreso realidad

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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