Caminaba por la vía, motivo por el cual se despertó la imaginación, la profundización y la metáfora. ¿La vía? El camino, ¿El tren? La vida. ¿El motorman? Nosotros mismos, que debemos saber hacia donde nos dirijimos, y si no es así y nos dificulta la visión la niebla y el pasado, tarde o temprano encontraremos el rumbo, con trabajo y persiguiendo nuestros deseos, claro. ¿Los pasajeros? Las personas que nos acompañan a lo largo de nuestro viaje diario, en donde algunos se bajarán en alguna estación y no los volveremos a ver nunca más, o si, pero como extraños, otros se irán porque su viaje se ve interrumpido y los lloraremos y extrañaremos a futuro..y otros tantos, nos seguirán acompañando. Las amistades y la familia que nos generan bienestar, van a ocupar el primer vagón, bien cerca de nosotros en cada tramo que hacemos, ya que son los que nos deben brindar seguridad y confianza siempre, y reciprocamente, nosotros a ellos. Cierto tramo del viaje, es importante mencionar, lo haremos sin encontrarnos a nosotros mismos, perdidos, dolidos, extrañando quizás algún amor que tuvimos que dejar bajar por más que nos hubiera gustado que siga a nuestro lado y ocupara también un lugar en el primer vagón, donde están las personas que nos hacen crecer. Lo realmente importante es que cada pasajero nos va a dejar algo de sí mismo, y frente a esto, siempre debemos lograr verlo como aprendizaje para que cuando lleguemos a destino, tengamos historias que contar, alegres y tristes, pero historias al fin, pensamientos, anécdotas propias de cada uno, propias de nosotros mismos, de nuestro viaje..en fin, de nuestra vida.