Hace algunos días, se cumplieron exactamente cien años del nacimiento del Papa Juan Pablo II, Karol Józef Wojtyła, en Wadowice, Polonia. Este hombre, junto con otro hombre destacado de nuestra historia, tuvo una gran trascendencia en nuestro país en los años de la dictadura, como se narra en el escrito adjunto que publico, como homenaje a su santidad innegable.
El Milagro de Los Andes.
Corrían los años ochenta. En ese pequeño país que se caía al mar desde la cordillera había tristezas y alegrías, amarguras y satisfacciones, recuerdos amargos y temores por el futuro. ¿Por qué? Pues…porque hacía ya varios años que en ese pequeño país que se caía al mar desde la cordillera no se sabía de esperanzas; los pobres no tenían esperanzas, solamente sabían que tenían que poner el hombro por migajas, mientras veían que algunos se apropiaban de las riquezas que deberían haber sido compartidas por todos los nacidos en ese pequeño país que se caía al mar desde la cordillera. Había algunos que disentían, pero a la mayoría de ellos los habían callado, ya sea degollándolos, o atentando contra sus vidas en el extranjero, o envenenándolos en clínicas adictas al orden imperante. Pero Dios había dispuesto otros derroteros para ese pequeño país que se caía al mar desde la cordillera y le encargó a uno de sus Ministros la misión de hacer ver a las autoridades fácticas que había que enmendar rumbos; pero no era escuchado, no le hacían caso en sus duras palabras, lo ridiculizaban, lo insultaban, lo amenazaban, hasta que se le ocurrió acudir a un Santo que miraba desde los Apeninos… y lo invitó a visitar a ese pequeño país que se caía al mar desde la cordillera y el Santo aceptó, y vino, y fue recibido con las alegrías contenidas de años de opresión y miedos y conversó en privado con el pseudo enviado de Dios y le dijo que Dios no lo había enviado a él y que si creía en Dios, que depusiera autoritarismos, que se volviera humilde y que aceptara lo que en ese pequeño país que se caía al mar desde la cordillera quisieran sus habitantes. La historia dice que luego de la visita del Santo, el pseudo enviado de Dios se convenció de sus palabras y consejos y decidió dar un paso al costado y puso fin a su reinado, no sin antes dejar todas aquellas riquezas en manos de unos pocos. Y a ese pequeño país que se caía al mar desde la cordillera volvieron alegrías, libertades y cantos populares, junto con un sinnúmero de otros vicios y libertinajes… pero esa es otra historia.
Lo que queremos destacar en nuestro cuento es el milagro de Los Andes imaginado por ese rebelde Ministro campesino don Raúl Silva Henríquez y obrado por ese gran hombre santo, nacido en Cracovia que ya nos dejó.