Mi madre.
Como comenzar a describirla, no es la típica mujer sumisa, es una guerrera que sin duda alguna daría todo por sus hijos.
Ella lucha internamente con su ansiedad, una enfermedad que le ha quitado ciertos privilegios pero no obstante no le ha impedido ser feliz, me llena de orgullo ver cada día superar los episodios que la invaden, segundos solo segundos bastan para tener la crisis, los más largos para alguien que lo padece.
De niña no entendía porque a veces nos teníamos que ir de un lugar casi a minutos de llegar, o porque mamá a veces no salía a pasear, para una niña de 6 años de edad, no era algo que fuera relevante, en reuniones familiares solo pasábamos un rato y después nos teníamos que marchar, mi padre siempre fue comprensible con ella, a veces ausente en las reuniones escolares, pasaba el tiempo y poco a poco la iba comprendiendo.
Ella siempre ha estado para nosotros, para su familia. Siempre haciendo un esfuerzo para tener su vida normal. Es una persona increíble. Una muy buena lectora, y escritora también de ahí mi gusto por la escritura. Su sentido del humor la hace agradable a quienes conversan con ella. Dedicada a DIOS, trabajadora, y así podría seguir escribiendo todas sus cualidades, pero hay algo que me parece más importante, que toda madre estoy seguro que lo hace, poner siempre a sus hijos por delante.
La primera vez que vi a mi madre vencer un poco su ansiedad fue el día que mi padre falleció, a pesar de la tristeza que nos invadía ese día, ella se movía de un lado a otro, para los preparativos del funeral, no le dio tiempo de hacer luto, fue un cosa de admirar, para quien no la conoce le pudo a  ver dado igual, pero yo no solo siendo su hija si no quien ha vivido con su enfermedad, era algo realmente de admirar. Si bien aun teniendo episodios, aunque ya no tan seguido como antes, ella sola hace para salir adelante.
Mi madre es una gran consejera, como toda madre siempre nos da los jalones de orejas que a veces necesitamos, la comunicación es algo que siempre nos impartió, no hay mejor felicidad que contarle a tu madre tus logros, escucharla, verla sonreír es inexplicable. Siempre nos apoya, y nos ama más que nada en este mundo. Yo no cambiaría nada, solo me queda decir gracias.
A todas las madres, les quiero decir que ustedes son las mejores guerreras que DIOS pudo mandar. Y espero las aprecien como yo aprecio a mi mama.