Abril 16 de 2020
 
Desde que despierta el alba, las noticias en los medios de comunicación se encuentran
desveladas. El transitar cada momento que va desenrendando  esta pandemia ya instalada
entre nosotros , es como un golpe  a las emociones que están al filo del asombro por lo nunca
vivido antes.
Las imagenes muestran el rostro de mi ciudad desolada, vacía, sitiada. Una ciudad en una
verdadera cuarentena, donde solo permite la presencia de agentes de policías que están detrás
de un vallado de metal o de cintas que impiden el paso hacia el corazón del centro, lugar que
hasta hace poco tiempo era un ir y un venir constante durante todo el día, de transúntes que
iban de compras, mirar vidriera, escuela..Etcétera . 
Hay quietud, silencio, ausencia en las calles. Hay comercios de venta de ropas cerrados con
leyendas escrita sobre cartulina u otro material , en costadito de una persiana o vidriera
cubierta con alguna tela , que dice mostrando un número de whatsaap :
" Haga su pedido , enviamos a domicilio", refiriéndose al vestido, o campera, o blusa...
También se puede observar en filmaciones en vivo y en directo por canales de televisión, a
personas que han recibido turno para cobrar sus haberes mensuales: jubilados y
pensionados con los recaudos que deben tener desde el barbijo y el alcohol en gel para las
manos y ropas , para  quienes el banco , entidad que paga, criteriosamente les proveyó de
sillas para hacer más llevadera la espera hasta que les toque entrar. Ellos en paciente espera
¡pero también en peligro latente!.
Nadie  pide nada material. No hay proyectos de compras de electro domésticos ni mucho
menos casas de ese rubro abiertas..
Hay desesperación en empleados de comercios: venta de calzados, ropas, electro domésticos,
gente que están temerosos de perder sus empleos.
Nadie se atreve a dar una fecha para nada. Las cuotas de algunas compras o de servicios
públicos están ahí ; dan datos de transacciones bancarias pero difícil de acceder ; dan datos en
cuanto a direcciones de pagos fácil o rápipagos autorizados, ¡pero se debe pagar solo con
tarjeta de débitos  y con turnos  previamente otorgados!.
Las calles están vacías. Las palomas que solían llegar en bandadas a la Plaza Independencia, se
encuentran completamente solas y abandonadas porque siempre tenían a personas que las
alimentaban ; pero ahora sumado a que la plaza está cerrada al público por refracción ,que ya
lleva varios meses y se tenía que lucir ya para Julio mes Patrio ,está este gran problema que
paraliza todo, ¡y con justa razón hay que cumplir con la cuarentena para que podamos vencer a
este temible mal!.
El sol ha salido, pero no tiene a quien iluminar. El era el que acompañaba a los transeúntes
cuando solían descansar sentados en los bancos de la plaza al frente de la hermosa fuente de
agua , delicia pura en el verano y bellamente vistosa en tiempos de frío mientras las palomas
se delitaban revoloteando bajo y comiendo los pochoclos  (palomitas de maíz ) o miguitas de
pan que solían sembrarles en el camino mientras observaban  su coqueto andar.
Silencio..! . Las calles quieren pensar y seguro que se habrán de preguntar: ¿dónde está el
bullicio de la gente al pasar?; ¿dónde han quedado la alegría de compartir y conversar?; ¿y
esas esas risas de los niños a la salida de los colegios y escuelas que siempre pudimos
escuchar?.
¿Dónde...Dónde han quedado el repicar de campanas que atraía a misa a la gente los
domingos y luego a pasear?.
¿Dónde ha quedado ese café de fraternidad?. ¿Y los cumpleaños festejados entre amigos/as
como un motivo para reír , abrazarnos, compartir , soñar, proyectar , prometerse y volverse a
encontrar..?
¿Dónde ha quedado  ese ayer de felicidad..?. Dios nos los habrá de mandar nuevamente, pero
con una lección aprendida...
EL Rostro de mi ciudad entonces , volverá a brillar..!
                               
                                 Raquel C.Zurita