La muerte de Albert Camus
Publicado en Jan 17, 2020
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Por Roberto Gutiérrez Alcalá

El lunes 4 de enero de 1960, por la tarde, Albert Camus, novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista argelino-francés, viajaba sentado en el asiento del copiloto de un Facel Vega FV3B conducido por Michel Gallimard, sobrino del famoso editor Gastón Gallimard (en el asiento trasero iban la esposa y la hija de Michel).
Tres años antes, en 1957, Camus había obtenido el Premio Nobel de Literatura por “el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de la actualidad”.
El autor de novelas como El extranjero (1942), La peste (1947) y La caída (1956), de libros de ensayos como El revés y el derecho (1937), El mito de Sísifo (1942) y El hombre rebelde (1951), y de obras de teatro como Calígula (1944), El malentendido (1944) y Los justos (1950), gozaba de un prestigio enorme en el mundo intelectual francés.
Fundador de la llamada filosofía del absurdo, que expuso en El mito de Sísifo, Camus era un hombre cuya rebeldía y lucidez le habían otorgado una absoluta libertad en todos los planos de su existencia.
En dicha obra escribió: “La sensación de absurdo a la vuelta de cualquier esquina puede sentirla cualquier hombre. Como tal, en su desnudez desoladora, en su luz sin brillo, es inasible.”
El Facel Vega FV3B circulaba a gran velocidad por la ruta nacional número 5, en Villeblevin, localidad situada en la región francesa de la Borgoña.
El día anterior, a propósito de la noticia de la muerte del célebre ciclista italiano Fausto Coppi, ocurrida veinticuatro horas antes, Camus había comentado: “No hay nada más idiota que morir en un accidente de tráfico” (luego se sabría que Coppi había muerto, en efecto, pero no en un accidente de tráfico, sino como consecuencia de la malaria que adquirió en Alto Volta, hoy Burkina Faso…).
Entonces, una llanta del Facel Vega FV3B estalló de repente. Michell Gallimard perdió el control del vehículo, el cual se estrelló con tal fuerza contra el tronco de un árbol que quedó seccionado en tres partes.
Camus perdió la vida de manera instantánea. Gallimard fue trasladado a un hospital, donde falleció cinco días después (su esposa y su hija sólo sufrieron heridas y contusiones leves).
Fueron necesarias varias horas para rescatar el cadáver de Camus de entre los hierros retorcidos del auto. Junto a él se encontró el manuscrito inconcluso de su novela El primer hombre.
El absurdo lo alcanzó esa tarde de hace ya sesenta años.
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Foto del autor Roberto Gutirrez Alcal
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