EL PRÍNCIPE DE VALAQUiA
Publicado en Nov 22, 2019
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EL PRÍNCIPE DE VALAQUIA.
DULCINEA
 
Cada Alba moría
Cada anochecer mi fría sangre ardía
Porque el Príncipe de las Tinieblas existía
Y ese era yo, el que por amor todas las noches mordía
Dormía en mi lecho de madera, con olor a tierra de Rumanía
Y con las estrellas salía a conocer  bellas mujeres, la presa fácil, si no quería luchar con otra manía
Porque sabía utilizar la telepatía, y ya que mi aspecto presumía de  elegante, solo tenía que adivinar cuál conmigo disfrutaría
 
Mi único temor: las estacas de madera, el agua bendita, el ajo, la plata y los crucifijos, porque solo otro hombre con más poder me vencía, ese que llamaban divino
Pero no era más fuerte, pues no conocía la magia del sexo viril para convencer hasta a la más pura e inocente
Y eso me hacía invencible, no había quien dominase esa arma, sin que por ello también me quisiesen
La seducción acababa con el Sol, pero el amor persistía muchas más Lunas que la Creciente
Porque era el Príncipe de la noche, quien mordía por deseo, y quien gozaba como Lucifer con el fuego
Pero con más imperio que éste, porque entendía el éxtasis de la vida, cuando se va poco a poco, al quedar solo un hilo de sangre entre ese Mundo y el existente
Tenía más dominio, era el hombre más vigoroso, no había quien se resistiese, mientras clavaba mi estaca en su sexo, y la mordía cuando el orgasmo tenía hiriente
 
Mi esbelta figura salió a las doce, sin astro que reluciese, para tomar a una joven que me rejuveneciese
El ritual que hacía que no envejeciese
La oscuridad reinaba, la luz era leve, solo alguna nube opaca daba armonía a quien se lo propusiese
Que maravillosa la vida,  no había nadie que me desfortaleciese
La seducción era el puñal que esperaba que siempre me correspondiese
No había nada que se sobreentendiese
La hombría rodeaba mi viril cuerpo, no existía doncella que lo empequeñeciese
 
Esa noche, como todas las siguientes, hice el sexo con el final correspondiente
Con el mordisco en su cuello, con la sangre dentro de mi cuerpo
No fue diferente, pero antes de morir mi bonita Dulcinea me dijo que la venganza aparecería en breve
Y sin entender su atrevimiento, dejé que cayera a un pozo, cerca del abismo, de mi reino presente
Porque había intentado herirme, a mí, a su Príncipe
No podía permitir que  mi acto fuese ordinario
Tenía que dejar claro que era El Conde Drácula, no un simple amante rechazado
 
Entró la Luna Llena, la que no me gustaba porque dejaba ver que mi tez se alejaba de la verdadera
Pero me encelaba, por descubrir a quien mordería esa noche, pues mi sangre fría se alteraba como la de una serpiente endemoniada
Salí, como siempre, con mi capa, y con  muchas ganas de comer a la más guapa
El problema surgió cuando solo pude leer la mente de un hombre, quien también me deseaba
Y a pesar de su ruda apariencia, me cautivaba, porque más que una persona, parecía un lobo fuera de su manada
Me miraba, me mostraba sus colmillos, que se asemejaban a los míos, dando miedo esa similitud de alma
Pensé que había utilizado un hechizo, porque cuanto más me observaba, más sucumbía a ese animal salvaje, tan diferente a la mujer femenina idolatrada
 
No comprendía que había pasado, gemía con un animal en medio del campo
No era  romántico, pero estaba gozando
La Luna llena brillaba tanto, que  la sombra se reflejaba en el agua del Pantano
Y de la bruma surgió mi Dulcinea vestida de blanco, con el cuello ensangrentado, riéndose con llanto, diciendo que al final había sucumbido a los salvajes encantos,  porque siempre había alguien más guapo, más bravo, más macho
Mi amado me separó de su sexo, el que ya adoraba como Don Quijote a Sancho
Nuestro dos cuerpos permanecieron quietos, desnudos, el mío frío,  el suyo ardiente como el vino
Mi asesina sacó un revólver, y con una sola bala de plata acabó con lo malvado
 
La Luna se había marchado
De aquel acto no nació nada, solo surgieron  mis cenizas con la siguiente luz del Alba
Las que rodearon a un hombre que no reconocía, porque su aspecto también había cambiado
La venganza se llevó a cabo
Muertas las dos fantásticas criaturas, por haber caído en la seducción de su adversario
La que nos hizo estar tan excitados, que no nos dimos cuenta del peligro improvisado
La mujer, con su astucia, pillo a su maltratador despistado, y ganó la dura batalla donde sus hermanas morían por amar, a quien  era malo
 
 
                                                                                       
                                                                  A todas las  mujeres maltratadas
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Foto del autor Sandra María Pérez Blázquez
Textos Publicados: 60
Miembro desde: Nov 23, 2012
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Descripción

Poesía sobre Drácula

Palabras Clave: Valaquia

Categoría: Poesía

Subcategoría: Romántica



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