Por su naturaleza, la administraciòn de Justicia deberìa tener una imagen inmaculada. Es decir, respetada, respetable y confiable. Sin embargo, no es asì. Todos sabemos que, en términos de Comunicaciòn Social, a la administraciòn de Justicia se le tiene por negligente, por inepta y por corrupta. Nada se descubre al señalarlo, aùn cuando no existan estadísticas o sondeos de opiniòn que puedan probarlo.
 Día tras dìa, los medios masivos de comunicación social nos dan cuenta de la captura, aseguramiento, se dice, en la terminologìa de las corporaciones policiacas, de las personas que seràn sometidas a juicio, luego de haber sido aprehendidas y confesàndose culpables de delito.
 
Las noticias de la llamada página roja, relatan con lujo de detalle los hechos y actos ilìcitos que son imputados a las personas que seràn sometidas a juicio. Las màs de las veces, el amarillismo de la nota o de la informaciòn policiaca, está prejuzgando a los detenidos y dando por hecho la absoluta culpabilidad de quienes seràn consignados. Sin lembargo, en no muy pocas ocasiones y en espacios reducidos se comunican los casos en que los jueces -únicas autoridades facultades para delucidar responsabilidad-, absuelven a los acusados.
 
Un grave problema de la administración de Justicia y de la Comunicación Social en Mèxico, es que, no existe providencia alguna a favor de quienes son absueltos, sobretodo, si son de condición humilde, lo que equivale a que carecen de recursos económicos.