EL CHAMULLO
Publicado en Aug 22, 2019
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                                                           EL CHAMULLO               Flor de María Dávila
 
Gracias a la envidia de Moshaco y la mentira de manué, acabaron en una brutal paliza por don Juan Quispe.
 
-¡Oé huambrillo! ¿A dónde te juistes ayer? ¿Por qué estás jueliz? -preguntó Moshaco.
 
- ¿Ayé? Ete…  pué ayé manué etaba con niña marilú, po eso mi felicidá- contestó Manuel.
 
-Ya vuelta, más llullampero eres, un lenguasapa a todo dar, que vas a tener jale con esa huambra, si tú eres un betún, mírate al espejo eres una sombra, un cuchisma - le dijo Moshaco evidenciando su total incredulidad.
 
Manué, sintiéndose herido en su amor propio, sólo atinó a sonreír mientras pensaba en las mil maneras que elegiría para vengarse ante semejante comentario cruel y demasiado humillante que había propinado su apócrifo amigo del alma.
 
-¡Sin rencores mañuco!- agregó Moshaco, sin parar de carcajear.
 
¡É la purita vedá, Moshaco!, ¡cómo crees que podría engañarte!- contestó el muchacho- si tú me conoces muy bien amigo.
 
Precisamente porque te conozco mañuco, sé que estás llullampeando -agregó Moshaco y continuó- la Mari luz pues, es como  diría poéticamente el Neruda; “una luna resplandeciente, el arte hecho mujer, una miss, aún más diría yo, es una diosa”. Pero además de estar buenaza es una mocosa presumida, ni cuenta se ha dado de que existimos, sólo si fuéramos blanquiñosos, de buen apellido y con harto cushqui, ella se dignaría siquiera a contestarnos el saludo; ves, y con todo eso tú vienes a tirarme flauta diciéndome que estuviste con ella ajajay. Aunque en todo caso si los dos fuéramos los únicos sobrevivientes en la tierra y ella tuviera que elegir a uno, estoy seguro que a mí me escogería, pues aunque soy charapa y hablo un poquito jueo, tiro mi pinta, viviendo un tiempo en Lima pulo mi habla y ni cuenta se daría de que soy de la selva, pero tú mañuco ni cómo, huambrillo; sólo pidiéndole a Maycol llacson la fórmula secreta nomás jajaja. Finalizó el pendenciero Moshaco, quien no tenía reparo en hacer sentir mal a Manuel siempre que podía.
 
Manuel quien lo escuchaba siempre con los ojos clavados en el suelo al igual que su orgullo, deseaba intensamente romperle la cara a puñetazos por insultar reiteradamente a su raza. Sentía ardor en su sangre cada vez que Moshaco osaba hacer escarnio del color de su piel comparándolo con el hollín de las ollas quemadas de doña camucha, de su nariz ancha y labios grandes.
 
-Tené razón amigo Moshaco en todo lo que me has dicho- finalmente pronunció Manuel- la niña Marilú jamá pondría sus grandes ojos miel en un chabaco nego como yo, pensé pué que podría conquistá el corazón de mi niña, pero gracias a ti,
 
 
he comprendido que alguien como yo, no se merece nada y sé que eso no cambiará nunca. Por eso mi niña jamás me mirará ni en mis  sueños.
 
Manuel y Moshaco llegaron a la hacienda Quispe siendo muy pequeños, huérfanos de padres, solo se tenían el uno al otro, sin embargo el selvático guardaba cierta envidia al moreno niño, ya que las señoras se detenían a apreciar el alegre estilo de zapateo de Manuel, quien se contorneaba de un lado a otro igual que un trompo, muchas de ellas, también, admiraban las largas y curveadas pestañas del niño-¡Qué lindura de niño, caray! Decían y continuaban con su trajín.
 
Manuel por su parte, sabiéndose el predilecto y el más querido entre los empleados, siempre inventaba mentiras para que las señoras se  enfadaran y así castigaran severamente a Moshaco, por ser un malvado niño. Una vez corrió la voz en el pueblo, atribuyéndole al charapa, el chisme de que doña Carmela, la mujer del capataz, estaba en amoríos con el viejo Justo; El capataz al enterarse de la noticia arremetió contra los supuestos amantes. Quienes negaron de mil formas vínculo alguno, y, al enterarse de que Moshaco era el infame embustero, lo azotaron con ishanga y le dieron a beber verbena, para que así botara el veneno de su lengua.
 
Con todo esto se podría decir que entre Manuel y Moshaco existía  una relación de amor-odio.
 
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sin embargo, vaya uté a sabé, que mi patrón, el señó Juan, etá buscando un güen chabaco para matrimoniá a bella niña.
-¿Tú? Ajajá,  alao, cómo ya pues pudistes pensar en eso, ni que esa huambra juera cheja ¡Apota! eres una cuica quirinsha, ah, y bien shegue.
 
-Por eso mismo, había pensado en ti, Moshaco, tú, sí estas a su nivel, estoy seguro que mi señó etaría felí conque fueras su yerno, no  yo, un chabaco neguito y chusco, usté si es pá niña, vaya ahorita mismo a conquistá-
 
-sí verdad, un pindayo juerzudo como yo seduce  cualquier huarmi, ahora mismo me pondré mi chaylla traje, no quiero que me vea todo capasapa.
 
Manué, sabía que su patrón era un hombre bastante irascible y muy celoso con su hija, que era capaz hasta de cavar un pozo en la hacienda y allí enterrar al que osara pretenderla, sabía que el buen moshaco no la pasaría bien, pero qué importaba eso, si el infame había destruido todo en cuanto halló a su paso, sí, manué de esta forma, vengaría a todos los negros insultados y por todos esos sueños rotos gracias a amigos como el inicuo moshaco.
 
Junto al canto de gallo, Moshaco madrugó a la hacienda Quispe, se imaginaba dirigiendo aquel inmenso y fructífero terreno, era el yerno y por ende el heredero a la muerte del andino dueño.
 
 
-¿Yuju, don Fanito, ven pues y ábreme tu puerta, que quiero hablar contigo sin chamullos!
 
Acercándose el  anciano sorprendido ante esta inesperada visita matutina, abrió el cerrojo y dejó entrar al mozo.

-Deme papay, ¿Qué coseta quirie tan temprano puís?
 Me has dispirtado antes que Kikin cante, qué es eso emportante que debes decerme.
 
-Don Fan, en todo el pueblo se corre el rumor que usted, está buscando chasquinear a tu wawa, la mariluz, así que aquí estoy, soy candidato disponible, usted no mas dígueme cuando será el chasquineo-
 
-¿Qué cosa estopeda estás deciendo?
 
-Eso pues papá, que tú estás buscando Gil para tu huambra, y yo pues me ofrezco para ser su marido, total la marilucha está buenaza, no sería un sacrificio.
 
Don Juan ante semejante sandez, explotó en ira, y buscando un grueso cinto de vaca, vino encima del osado moshaco.
 
-¡Egoalado y conchodo! ¿Quin te dejo qui mi guagüita quirie maredu? Y menos a un holgazán como tú.
 
Diciendo esto y sin controlar su enojo, comenzó a propinar tremenda paliza al pobre jovenzuelo, quien adolorido suplicaba misericordia.
 
-¡Ayau, ayau! Don fanito  ya no me ishanguee, por favor, el negro hollín de tu peón me dijo que buscabas marido para tu hija, él es quien está diciendo eso en todo el pueblo de veritas lo juro,¡ayau, ayau!
 
-Así, que Manuelacha, me está haciendo tremendo mal-
 
Don Juan ordenó a dos criados que fueran en busca de manué y lo trajera para que pagara  su pecado por insultar el honor de la niña Mariluz.
 
-Mi señó, neguito Manué, solo etaba bomiando, y la verdá quise vengarme de este mal amigo por insultá a negos.
 
-No me importa, puis istu te ensiñará a no decer menteras, ni por quirir vengarte, lastimas así a las personas que te damos un techo y comeda.
 
A manué no le fue mejor que a moshaco, pues ambos quedaron tan lastimados, que demoraron tres semanas en reponerse de semejante paliza.
 
De esta manera Moshaco  y Manué aprendieron una gran lección en su vida.
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Foto del autor Florimar Davila Talepcio
Textos Publicados: 56
Miembro desde: Aug 10, 2019
2 Comentarios 294 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Este es un cuento intercultural, cuyo mensaje es el respeto hacia la diferencia y las consecuencias de decir mentiras.

Palabras Clave: Niñez

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Flor de maría Davila Talepcio

Derechos de Autor: Flor de maría Davila Talepcio


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Raquel

"El chamullo"...Leí varias veces "El chamullo" para familiarizarme con el dialecto..Y la verdad FloriMar me reí mucho y volvía a leerlo porque me causó gracia y simpatía por los dos amigos, quienes uno a otro se engañaban hablando de la niña, que según los comentarios en el pueblo, le estaban buscando marido.Uno de ellos le tiende la trampa al otro amigo , a Moshaco y lo mandó derechti para que hable con su patrón, quien sorprendido por la pretensión, no dudó en usar el cinto de vaca ..¡Y pobre MOshaco!...Y ¡pobre
Manué..! Los dos tuvieron su merecido: uno por soñar ya con ser el yerno y el otro por pícaro..Me reí con esta historia amiga...Besos Raquel
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August 26, 2019
 

FLORIMAR DAVILA

Gracias Raquelita, qué bueno que haya gustado.
Responder
August 26, 2019

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