Estación
Publicado en Aug 20, 2019
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CAPITULO I 
Tras finalizar mi turno en el hospital como interno rotativo, me predispuse a descansar en mi departamento, fue un largo día de trabajo. Me encontraba parado en la estación del autobús, esperando a que el autobús pase y pueda dirigirme a mi departamento. Aun recuerdo el turno que tuve en el servicio de emergencia del hospital de la ciudad. Estuvo abarrotado hasta más no poder. Tuve que atender, junto al medico residente de turno seis casos de cirugía menor, todos iguales, heridas abiertas, laceraciones no mayores a cuatro centímetros de longitud, curaciones de heridas quirúrgicas, todo el trabajo normal que haría un interno de medicina. Fue tan frustrante el servicio.
El residente de turno me pidió que realizara un ingreso a un paciente que, aparentemente se encontraba en estado crítico. Aun me encontraba atareado en el área de cirugía menor, pero tuve que ausentarme por un corto periodo de tiempo para realizar el ingreso de dicho paciente. Camine por el largo y ostentoso pasillo de emergencia, llena de pacientes durante la tarde de aquel día de invierno. -Si para colmo era invierno en aquel entonces, vaya mi suerte.
Llegue hasta el área de críticos en emergencia, entre y hable con la enfermera.
- Disculpe, me enviaron al área a realizar el ingreso de este paciente. Con permiso.
Era la primera vez que veía a aquella enfermera. De las cuatro semanas que permanecí rotando por el área de emergencia nunca había visto a aquella enfermera de 1.55 metros de altura de tez blanca, rostro hermoso, ojos oscuros y una voz que encantaría a cualquiera.
-Claro, puede realizar el ingreso del paciente. Estoy de turno hasta el día de mañana – fue lo que me dijo aquella enfermera. No me atreví a preguntarle su nombre. Comúnmente soy muy tímido al hablar con personas en una primera instancia. Sin embargo, como en toda casa de salud, el personal ya sea del hospital y la clínica suelen tener bordados sus nombres en la camiseta del uniforme, lo que me parecía extraño al ver a aquella enfermera, ya que al mirar la camiseta de su uniforme no llevaba bordado su nombre, probablemente seria porque ella es nueva en el hospital. En fin, decidí realizar mi trabajo y hacer el ingreso que me encomendaron.
Me tardé alrededor de 20 minutos en realizar el ingreso del paciente. Me resultaba difícil ya que aquella paciente tenía una gran dificultad para hablar. Probablemente presente una disartria*. A lo mejor sufrió una caída desde una gran altura y por ende sufrió un trauma craneal.
-Señor, disculpe me podría decir su nombre.
-E…ee….steban – supo manifestarme. Tras hablar con aquel paciente por un lapso de tiempo y preguntarle los datos correspondientes para el ingreso llegaron sus familiares y junto al médico residente de turno procedimos a derivar a Rx** y TC*** para corroborar la situación del paciente.
A partir de ese punto el médico residente de turno y el especialista tratante realizaron el procedimiento correspondiente.
Regrese al área de cirugía menor a seguir con mi trabajo asignado en un principio, pero al parecer mi compañero lo hizo todo por mí.
-Wahoo. Terminaste tu solo todas las suturas que debimos hacer – le expresé con gran admiración, ya que en 20 minutos que estuve ausente teníamos alrededor de seis suturas que realizar a seis pacientes diferentes.
-A que no crees que lo realice todo yo. Mis manos son prodigiosas.
-No te creo. Se que Anahi te ayudo por eso terminaste rápido. Ella tenia una gran habilidad con las suturas.
-Ahh… Como lo supiste. Rayos quería sentirme importante – Tras escuchar eso se me dibujó una pequeña sonrisa en el rostro. Siempre me ha costado sonreír. Luego perder a mis padres hace ya un año en aquel trágico accidente de transito he perdido todo. Era hijo único. Mis padres era lo único que tenía. Ahora me encuentro solo. Pero mi mejor amigo ha estado conmigo siempre. Y, por azares de la vida pude realizar el internado junto a él.
-Cambiando de tema. Recuerdas si había ingresado una nueva enfermera a trabajar en el hospital.
-Yo que recuerde, no. En la última reunión que teníamos con el personal de docencia no nos informaron que había nuevo personal para emergencia. ¿Por qué lo dices?
*Dificultad para articular sonidos y palabras.
**Rayos X.
***Tomografía computarizada.
-Acabo de ver a una nueva enfermera. Hermosa y con una voz linda. Se me hacia raro verla. Probablemente creí que era de nuevo ingreso.
-Que extraño. No recuerdo haber oído que se uniría nuevo personal a emergencia. A lo mejor es una enfermera de otro servicio. No me digas que te enamoraste de ella.
-No, pero me parecía linda.
-Oye, no es aquella enfermera que esta en el consultorio 7.
-Si es ella. Verdad que esta linda.
-Siento un aura extraña alrededor de ella. La tenía un sentido sobrenatural sobre las cosas. Desde que lo conocí presentaba aquel sexto sentido sobrehumano sobre las demás personas, algo así como ver el interior de su ser ver su aura. Era una habilidad extraña pero interesante a la vez. Al principio me encontraba escéptico, pero luego de descubrir uno de mis secretos de mi infancia, me encontraba estupefacto ante sus habilidades “sobrenaturales”. Fue como su hubiera nadado en el mar de mis pensamientos, en la oscuridad de mi mente y en lo profundo de mi alma.
-De verdad lo crees. Yo no lo veo así. Es una enfermera normal común y corriente como tu y yo. No creo que tenga nada de malo.
-En fin, debes de tener cuidado hoy tenemos turno hasta el día siguiente.
-Te tomo la palabra.   
Llego la hora de la cena y como es costumbre, no suelo comer mucho. A veces pienso que mi estomago es la de una pequeña ardilla. La comida del hospital para el personal de salud es idéntica a la que sirven a los pacientes. Tenia un sabor rancio. No me hacía gusto comer, pero no tenia de otra más que hacerlo. No podíamos ir a comer fuera del hospital, ya que nuestro trabajo era permanecer allí internado por turnos de 36 horas. Solo faltaba 12 horas mas para que mi turno terminara. Veía el reloj, un reloj viejo que colgaba de la pared del comedor. Tras cada cucharada de sopa miraba fijamente el reloj. A veces sentía que el tiempo retrocedía. A lo mejor era mi imaginación.
Tras unos minutos de permanecer mirando fijamente aquel reloj, escuche a lo lejos del comedor unos pasos que se iban acercando cada vez a la mesa en la cual me encontraba. Aparte la mirada del reloj y vi a mi alrededor. Era aquella enfermera nueva y desconocida que se acercaba paso a paso hacia mi mesa. Llevaba consigo una charola de comida. Algo sencillo, un par de sándwiches de pan blanco con lechuga, una rodaja de mortadela y un par de tomates. Todo acompañado de una taza de café. Algo que a mi me gustaba era tomar café y leer libros, lo cual realizaba en mis tiempos libres. Aunque no tenia tiempos libres en el hospital, me tomaba unos minutos libres, una escapadilla para leer y tomar una taza de café.
-Disculpa, ¿esta silla esta ocupada? No creía que aquella enfermera linda, de tez blanca y de voz cálida iba a hablarme.
-Ehh… Claro puedes tomarla.
-No la voy a llevar a ningún lado. Quería sentarme aquí. ¿Te molesta?
-Claro que no. Es agradable tener algo de compañía a estas horas de la noche.
-Debes estar muy cansado. Yo empecé mi turno el día de hoy. Creo que nadie supo de mi llegada a esta nueva área. Verdad.
-Estas en lo cierto. Me sorprendió ver una nueva cara. Yo y mi compañero creíamos que pertenecías a otro servicio del hospital.   
-A decir verdad, si pertenecía a otro servicio. Aunque no fue en este hospital.
-Lo dices enserio.
-Si. Pertenecía al servicio de neurocirugía de un hospital prestigioso de tercer nivel en la capital. Pero por azares del destino aquel hospital tuvo un gran incidente y la mayoría del personal fue despedido.
-Entonces también fuiste incluida entre esos despidos, verdad.
-Si, estas en lo cierto.
-Es una pena. Pero te encuentras ahora en un nuevo hospital, lejos de la capital. Dudo mucho que aun sigas recordando aquel incidente.
-Sucedió hace ya más de un año. No salió a la luz debido a que afectaría completamente la reputación del hospital. Fue un embrollo bastante grande.
-Que fue lo que sucedió.
-…….. Debo irme necesito cubrir mi turno de la noche ha sido un gusto charlar contigo.
-Podrías decirme al menos tu nombre. Ella se levanto y una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro.
-Me llamo…….
-A todo el personal de enfermería y médicos residentes reportarse en el área de críticos tenemos un código azul.
-Debo irme. Hasta luego.
En ese instante la jefa de enfermería, a través del megáfono manifestó a todo el personal la presencia de un código azul, lo que significaría una mujer embarazada con hipertensión arterial no controlada, lo que seria preeclamsia como el personal de salud lo conociéramos. Regrese a cubrir mi puesto en el área de observaciones y junto a mi mejor amigo veíamos como los médicos residentes de ginecología y los especialistas de turno de terapia intensiva se congregaban en el área de críticos por el código emitido desde la estación de enfermería.
-Esta va a ser una larga noche verdad.
-Solo espero no tener que presenciar otra muerte en emergencia. Aun me queda un mal recuerdo lo que sucedió con aquella niña que murió.
-Si fue algo triste. Me recordó la muerte de mis padres luego del accidente.
Mis padres sufrieron un accidente hace un año, viajaban en un autobús de regreso. Salieron en visita de uno de mis tíos que vivían en la capital. Una costumbre que fue común cuando era pequeño, pero desde que ingrese a la universidad no participaba en aquella tradición. En esa ocasión me encontraba en mi ultimo semestre de la medicina en la universidad, y como es costumbre en aquella carrera, teníamos que realizar turnos de 12 horas durante la noche. De repente sonaron las sirenas de la ambulancia. Primero una y luego otra se acercaba al estacionamiento, específicamente al estacionamiento de emergencia. En aquel entonces nos encontrábamos con un especialista en traumatología que al mismo tiempo era nuestro profesor. Al bajar al servicio de emergencia junto al especialista, oí la sirena de una segunda ambulancia. Luego de unos 15 minutos oí la sirena de una tercera ambulancia. Al momento que ingresaron a los pacientes de la tercera ambulancia no creí encontrarme con un escenario trágico.
Mis padres yacían en aquella ambulancia, en estado crítico. Requerían de oxígeno. Rápidamente el personal de primeros auxilios de la ambulancia traslado las camillas en donde se encontraban mis padres. Fueron llevados al área de críticos.
-Papá. Mamá – manifesté.
No reaccionaban. Sentí como lentamente mi rostro se iba llenando de lágrimas. Mis padres fueron al área de críticos. Mi mejor amigo me detuvo ya que yo quería entrar ahí a como de lugar. No me importaba lo que sucediera, ya que era un área restringida para nosotros los estudiantes. Al ver el estado en el que me encontraba, decidí alejarme de ese lugar esperando lo peor. Los médicos intubaron a mis padres, lo conectaron a una máquina de respiración artificial, realizaron múltiples exámenes y yo me encontraba en la sala de espera, saltándome mi turno de clases que tenía en ese momento. Poco a poco toda expresión se me iba borrando de la cara. Mis lagrimas dejaron de salir. El llanto ya no estaba presente. De repente, escuche a lo lejos que los médicos debían realizar resucitación cardiopulmonar ya que mis padres estaban muriendo.
Sentí un nudo en mi garganta. Quería llorar, pero mis lagrimas no salían. Luego de 10 minutos de realizar resucitación cardiopulmonar, mis padres murieron.
-Oye, te encuentras bien – dijo mi mejor amigo.
-Lo siento. Recordé lo que paso aquí hace un año atrás.
-Fue algo muy duro para ti.
-Es triste saber que la vida es efímera. El momento menos pensado pierdes a alguien importante. Tienes un vacío profundo en ti. Sientes que tu mundo llego a su fin. La soledad empieza a formar parte de ti, de tu vida, se convierte en tu única amiga. Te vuelves un contenedor vacío, tus sentimientos ya no forman parte de ti. Pierdes toda expresión. Lo pierdes todo
-Que te pasa. ¡¡¡Crees que estoy pintado!!! Estoy aquí contigo, tu mejor amigo.
-Lo sé, lo sé. No te alteres. Por cierto, hable con aquella enfermera en el comedor.
-Enserio. Y que fue lo que te dijo.
-Se acerco a mi y me pregunto y la silla que estaba frente a mi estaba ocupada. Creí en un principio que se la iba a llevar, pero se sentó en la misma mesa en la que yo me encontraba.
-Al menos pudiste preguntarle su nombre esta vez.
-No pude hacerlo. Sonó la alarma de código rojo y tuvo que irse.
-Ah… veo que no tuviste oportunidad. Desde la muerte de tus padres no te he visto hablar con ninguna mujer.
-Es verdad. Luego de ese incidente he querido estar solo, llenar el vacío que hay en mi con soledad.
-Pero no lo lograste y por eso estoy aquí contigo.
-Jaja. Es verdad. A veces siento que eres peor que una novia.
-Oye. Yo soy como tu hermano.
-Y gracias por eso. Oh ahora que lo recuerdo me dijo que ella era de nuevo ingreso aquí en el servicio. No es de ninguno de los otros servicios.
-Entonces es alguien nueva en este hospital. Ojalá no la coman viva los doctores. Ya sabes a lo que me refiero.  
-Sin embargo, hay algo que me dejo intrigado de ella. Me dijo que fue despedida de su antiguo hospital donde trabajaba.
-Enserio.
-Fue de un hospital de tercer nivel en la capital. Trabajaba en el área de neurocirugía, pero sucedió un incidente en donde todo el personal de ese servicio fue despedido. Lo ultimo que me dijo es que fue un caso puertas adentro. No fue publicado en ningún medio. No crees que es extraño.
-A decir verdad, es muy extraño. Desde que la vi sentí un aura muy pesada rodeándola.
-Aunque yo la vi normal cuando hable con ella.
-Ah mira hablando del rey de roma mira quien sale de críticos.
Vi salir a aquella enfermera sin nombre del área de críticos. Vi su rostro todo hermoso, como si brillara con luz propia. Pero luego de un instante se dibujo una pequeña sonrisa que se notaba muy poco en la comisura de sus labios. Escuche a los médicos realizar el procedimiento de resucitación cardiopulmonar a aquella paciente que llego con código rojo, luego de que la enfermera saliera de aquella área. Tras 15 minutos de procedimiento de resucitación cardiopulmonar, emergencia se lleno de una gran tristeza al saber que aquella madre y su pequeño hijo que se encontraba en el vientre, fallecieron. Fue una noche triste para el servicio.
El medico de turno de emergencia me envió junto al especialista ginecólogo a que redactara el acta de defunción de la paciente.
-A las 02:30 del día domingo, se reporta el fallecimiento de la paciente y el producto presente en ella, con motivo de código azul por preeclamsia. Se realizo resucitación cardiopulmonar por un periodo de 15 minutos, sin resultado alguno – dijo el especialista ginecólogo de turno.
Mientras bajaba por las escaleras, vi cómo se llevaban el cuerpo sin vida de aquella mujer que murió aquella noche. Sin embargo, algo extraño sucedió en ese momento. Aquella enfermera sin nombre iba junto al personal de la morgue. Al principio me parecía extraño. A lo mejor debía realizar algún procedimiento de reconocimiento para los informes de defunción. En fin, debía de regresar a mi puesto. No podía seguir perdiendo más el tiempo, aún tenía pendientes que hacer.   
Al día siguiente, aun había conmoción y tristeza por la muerte de aquella madre y su hijo. Tanto los médicos residentes, las enfermeras, los internos y los familiares yacían taciturnos ante aquel terrible acontecimiento. Faltaban minutos para que pueda terminar mi turno. Termine todos mis pendientes y no tenia nuevos ingresos que hacer. Era un turno cansado y solo quería llegar a mi departamento y dormir plácidamente.
-Ah, ya mismo terminas tu turno – dijo mi mejor amigo.
-Si. Estoy muy cansado. Un poco más y hay otro muerto en este servicio.
-Te morirás de cansancio. Te parece si vamos por unas hamburguesas a lo que salgamos.
-Interno Daniel – dijo el residente de turno. Necesito que realice este ingreso a medicina interna.
-Pero yo ya terminé mi turno – dijo Daniel.
-El ultimo ingreso que realizo está mal, tuve que corregirlo y por eso debe quedarse un tiempo más y realizar este ultimo ingreso. Y no quiero un no como respuesta.
-Ah… no puede ser. Creo que dejaremos lo de la hamburguesa para otra ocasión. Nos vemos el lunes.
-Está bien termina rápido. Hasta el lunes – dije.
Eran las cuatro de la tarde a lo que termine mi turno aquel domingo. Fui a cambiarme mi uniforme y a ponerme ropa informal. Unos vaqueros negros, un buso color gris y una chaqueta abrigada. Esa tarde llovía y como era invierno tuve la suerte de llevar una chaqueta abrigada. En fin, decidí ir a comer algo, ya que estaba muy cansado para prepararme algo. Fui por una hamburguesa en un pequeño local que estaba cerca al hospital.   
-Buenas tardes. Deme una hamburguesa de queso simple y una gaseosa por favor.
-Son $2.50 – dijo el mostrador.
-Aquí tiene gracias.
Me dirigí hacia mi asiento y esperé mientras me traían mi hamburguesa. Luego de 30 minutos de haber comido decidí esperar a ver si cambiaba el clima, aunque ya iba a anochecer. Vi a la calle y aun llovía. Decidí esperar unos 15 minutos más. Al cabo de 20 minutos dejo de llover. Tomé mi mochila y me dirigí hacia la estación del autobús, ya había anochecido. No había nadie en la calle, algo que era normal en la ciudad un domingo. Mientras llegaba a la estación del autobús, una densa niebla empezó a cubrir las calles de la ciudad, la luz de los faros de luz de los coches y de los postes penetraban la densa niebla con dificultad. No había nadie en aquella estación. Espere a que el ultimo bus que salía a las 19:30 de la estación llegara. Mire mi teléfono celular y eran las 19:25 faltaban 5 minutos para que el ultimo autobús saliera.
A lo lejos escuchaba unos pasos que se acercaban lentamente hacia donde me encontraba yo. Como aquella neblina era demasiada densa no veía quien era. Decidí ver mi teléfono por una segunda ocasión. El reloj marcaba las 19:32 pero no llegaba el autobús. Comúnmente suelen ser puntuales, pero en aquella ocasión el reloj no estaba de su lado. Dejé de oír los pasos acercándose y vi a una mujer frente a mí. Era aquella enfermera sin nombre que estaba de turno conmigo. La vi al rostro y me sonrió.
-Creo que llego el momento.
 
  
  
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Foto del autor Cristian Curichumbi Cepeda
Textos Publicados: 3
Miembro desde: Aug 20, 2019
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Descripción

Tras terminar su turno en el hospital, Erick manifiesta una de sus experiencias más aterradoras al encontrarse con la enfermera sin nombre y misteriosa que trabaja con él.

Palabras Clave: Hospital Misterio Muerte Enfermera.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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