A veces, cuando pienso en ti, siento que la memoria se derrama como un charco que puede ser tan profundo y que me llenaría por completo. Y quiero sumergirme, ver qué es esconde tras mi mente, pero esta vida que se ha construido para mí, me empuja. A ratos me envuelve.Realmente quiero tirarme un piquero, de cabeza, pero me detengo. Inhalo lentamente y vuelvo a contar hasta diez.De pronto, una voz dulce me va guiando para que contemple mi figura frente al espejo y aún no entiendo por qué se siente este vacío. Siento mis brazos incompletos y, quiero, tengo ganas de mecer el mundo que se me ha olvidado, pero ya no sé cómo recordar.¿Acaso fue el miedo lo que me hizo olvidarte, querida mía? Porque sentí que se fueron esparciendo todos los recuerdos como piezas rotas del otro lado del espejo. Sé que es la vida que se me ha arrebatado con una sola bocanada de duda, esa que se disipa frente a mí y aborrezco el día que dije basta. Ya no lo quiero.Quisiera regresar por esa puerta. Dejar atrás esta vida, esta rutina que me ahorca y volver a ti, mi Valentina.