LA VIDA EST SERVIDA
Publicado en Mar 19, 2019
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LA VIDA ESTA SERVIDA.
De Carlos Gutiérrez.
Comedia de lo cotidiano para tres actores cualquiera.
 
1.             obertura. Música cabaret.
 
LOS PRESENTADORES BAILAN UN POCO. HABLAN APASIONADOS.
 
Él:                                 Bienvenidos damas y caballeros a la casa de la magia, dónde el espíritu y la ilusión se filtran entre las paredes.
 
Ella:                    y la fiesta de la pasión explota entre los recuerdos y las nostalgias.
 
El:                        Usted señora, usted señor ¿cuánto hace  que no piensa en usted, cuanto hace que la vida no le regala un beso desinteresado.
 
Ella:                      ¿Cuánto hace que unos ojos vivaces no los transportan en el tren de las sonrisas, de las tiernas caricias y las añoranzas?
 
El:                        ¿Cuándo fue la última vez que repartió sus besos y abrazos tan solo por estar aquí, caminando entre la gente zambullida en sus ocupaciones?
 
Ella:                    ¿Cuándo se tomó un espacio para olvidarse de las riñas, de las cuentas, de las lágrimas de amor para pensar en lo verdaderamente importante?
 
El:                        Besar a su compañera, hablar con sus hijos, comerse una paleta o simplemente haraganear en un verde prado arrullado por el recital de un ruiseñor.
 
Ella:                      Recuerde por favor aquel lejano día en que empacó en una bolsa de basura todas esas cosas que no le permiten sonreír, que no le permiten explayarse y decir sus verdades.
 
EL:                       Cómo que dos más dos son seis, como que el cielo está aquí, al lado izquierdo del pecho.
 
Ella:                      Esto es fantasía y si el cielo quiere: un sueño; pero a pesar de todo estamos aquí para vernos y establecer si todo aquello por lo que sufrimos, gritamos y pataleamos.
 
El:                        Es tan importante.
 
SALEN DE ESCENA SE ENFRENTAN COMO VAQUEROS EN DUELO. MÚSICA.
 
2. LA NIÑEZ:
 
HOMBRE:             Ser niño es una delicia uno nunca es uno, siempre se parece a alguien, la familia del papá, al papá, si es niño. Y si es niña... también.
 
MUJER:                A la de la mamá, también se le parece al papá; porque temen: pudo existir un desliz y es mejor evitar las dudas.
 
HOMBRE:             Mi abuelo decía: “los hijos de mi hija, son mis nietos los de mi hijo... Se parecen a él”.
 
MUJER:                Pero eso al fin de cuentas no importa, uno está ahí y no tiene la culpa, es más te castigan al llegar, ¿Qué es lo primero que recibes?... 
 
SE DAN MUTUAMENTE UN GOLPE EN LAS NALGAS. A LO PAYASO.
 
HOMBRE:             Si, un golpe, es el presagio de una carrera incesante por ganar centímetros para poder vivir.
 
MUJER:                Lo que vas a hacer esta escrito: Jardín, colegio, universidad, esposa, hijos, nietos, tierra.
 
HOMBRE:             Siempre y cuando no te mueras de muerte natural – un balazo o una bomba – Así está el mundo.
 
MUJER:                El ciclo podría ser deprimente, pero no, entre esos grandes apartes florece el segundo, Ese segundo que nos da valor y entereza para continuar.
 
MÚSICA
 
3. EN BLANCO Y NEGRO.
 
DESDE EXTREMOS DIFERENTES APARECEN ÉL Y ELLA, ÉL LA INVITA A BAILAR, SE ESTUDIAN SE MIRAN, SE HUELEN SE TOCAN SE PEGAN SE ALEJAN CUANDO ELLA DESCUBRE TODO LO QUE AL ÉL LE FALTA. (MÁS SEXO, DINERO, ETC.) SE QUEDAN MIRÁNDOSE DE LEJOS. ÉL HACE LA MÍMICA DE SACARSE EL CORAZÓN QUE LE PALMITA EN LA MANO SE LO OFRECE. ELLA LE SUGIERE BODA, EL NIEGA, ELLA LE ROMPE EL CORAZÓN EL CORAZÓN Y LO TIRA. LA MÚSICA SE DETIENE. ÉL LO RECOGE Y LO GUARDA EN SU PECHO.
 
Ella:                      ¿Qué quiere?
 
El:                        ¿Qué?
 
Ella:                      ¿Qué quiere?
 
El:                        ¿Yo?
 
Ella:                      No, yo.
 
El:                        ¿Qué quiere usted?
 
Ella:                      ¿Qué?
 
El:                        ¿Qué quiere?
 
Ella:                      ¿Yo?
 
El:                        Si, usted.
 
Ella:                      No sé. Y usted.
 
El:                        (Señalándole el sexo) Eso.
 
Ella:                      ¿Esto? (El asiente) ¿Para qué?
 
El:                        Para ser idiotizado, manipulado, poseído, extorsionado, humillado, desfalcado, abrazado, exaltado, idealizado, deseado, amado, aplastado.
Ella:                      Miente.
 
El:                        Sería incapaz de un acto semejante.
 
Ella:                      Usted es capaz de cualquier cosa por esto (sexo), ¿y qué pasa con esto (cabeza), y con esto? (corazón)
 
El:                        (Analítico) Acabo de entender que usted es un ser muy extraño.
 
Ella:                      Usted es el ser extraño.
 
El:                        Si yo quiero esto (cabeza) y esto (sexo) de usted, primero tengo que conquistar esto. (Corazón).
 
Ella:                      Y si yo quiero esto (cabeza) y esto (corazón), solo tengo que enloquecer eso (sexo).
 
Los dos:                (Estupefactos) Somos diferentes, pensamos diferente, tenemos objetivos diferentes.
 
El:                        ¿Qué nos une?
 
Ella:                      Las diferencias.
 
El:                        Blanco.
 
Ella:                      Negro.
 
El:                        Arriba.
 
Ella:                      Abajo.
 
El:                        Fútbol.
 
Ella:                      Sexo.
 
El:                        Sexo.
 
Ella:                      Amor.
 
El:                        La quiero.
 
Ella:                      Lo quiero. Haría todo por usted.
 
El:                        Yo también... bueno, menos perderme una carrera de Montoya, jamás despreciaría a la Toti Vergara, bueno, la verdad me costaría mucho trabajo despreciar un bomboncito que me abordara, claro que eso sería físico, sin importancia, usted sería la única en mi corazón, con usted gastaría mi sueldo, tendría hijos y la haría llamar: señora.
 
Ella:                      Yo dejaría la familia, mis amigos, mis aficiones, mis amigas, no necesitaría de absolutamente nada ni nadie, siempre y cuando fuera amada, necesitada, valorada.
 
El:                        Mentira.
 
ELLA SE VA Y SE PREPARA PARA LA MARQUESA.
 
4. FRACASO. DE TENNESSEE WILLIAMS.
“LA     MARQUESA DE THREE CORNER.”
 
El:                        Las diferencias se están acabando, fuera los géneros, adiós a las nacionalidades y en últimas quedan dos grandes grupos: Los exitosos y los fracasados.
 
ELLA ESCUCHA UNA VOZ EN ALEMAN, ACUSA LA IDA DEL PERSONAJE, REACCIONA HISTERICA Y POR ERROR PISA UNA CUCARACHA, LE DUELE Y REZA POR EL BICHO, TOCAN A LA PUERTA.
 
SRA:                     (En un tono agudo, afectado) ¿Quién es, por favor?
 
SR:                       (Desde afuera, bruscamente): ¡Soy yo! (con una expresión momentánea de terror en la cara, la señora Hardwicke- Moore , se levanta muy tiesa).
 
SRA:                     ¡Oh…Señor Wire pase. (Entra el patrón, un hombre frío.) Precisamente iba a pasar por su habitación para hablar con usted.
 
SR:                       ¿Sí?  ¿De qué?
 
SRA:                     (Con una sonrisa que quiere ser jovial, pero que resulta forzada): Sr. Wire lamento decirle que no creo que estas cucarachas sean los compañeros de cuarto más gratos, ¿Y usted?
 
SR:                       Cucarachas ¿eh?
 
SRA:                     Sí, exactamente. No es que haya tenido muchos contactos con cucarachas en mi vida, pero las pocas que había visto hasta ahora eran pedestres, de las que andan. ¡Estás Sr. Wire, son cucarachas voladoras! Me quedé asombrada, en realidad me quedé literalmente pasmada cuando una de ellas despegó del suelo y empezó a zumbar por el aire, describiendo un circulo apenas a dos pulgadas de mi cara, Sr. Wire, me senté en el borde de esa cama y lloré ¡tan horrorizada y asqueada me sentía! ¡Imagínese! ¡Cucarachas voladoras, algo que nunca se me ocurrió que existiera zumbando y dando vueltas a mí alrededor! Mire, Sr. Wire quiero que sepa...
 
SR:                       (Interrumpiéndola) Las cucarachas voladoras no tienen nada de extraño. Las hay en todas partes, incluso en el barrio elegante las tienen. Pero no era eso lo que yo quería...
 
SRA:                     (Interrumpiéndolo) Es posible, Sr. Wire, pero yo también puedo decirle que me horrorizan las cucarachas, incluso las simples cucarachas tradicionales las pedestres; y en cuanto a este otro tipo, las que vuelan... ¡Si he de quedarme aquí, estas cucarachas voladoras han de desaparecer, y han de desaparecer inmediatamente!
 
SR:                       ¿Cómo voy a impedir yo que las cucarachas voladoras entren por la ventana!, pero no es eso lo que yo...
 
SRA:                     (Interrumpiéndolo) Yo no sé cómo, Sr. Wire, pero tiene que haber un procedimiento. Lo único que sé es que tienen que desaparecer antes de que yo pasé aquí una noche más, Sr. Wire. ¡Oiga, si me despierto por la noche y me encuentro una en la cama me dará un ataque; le juro que, sencillamente, me moriré de convulsiones!
 
SR:                       Perdóneme que le diga, Sra. Hardwicke- Moore, que es mucho más probable que se muera usted de beber demasiado que de convulsiones provocadas por cucarachas. (Coge una botella de la cómoda) Qué es esto? ¡Trhee corner! ¡Vaya!
 
SRA:                     (Enrojeciendo) Lo uso para quitarme el esmalte de las uñas.
 
SR:                       ¡Muy delicada, sí!
 
SRA:                     ¿Qué quiere usted decir?
 
SR:                       No hay una casa vieja en el barrio que no tenga cucarachas.
 
SRA:                     Pero no en cantidades tan enormes ¿No? ¡Le aseguro que esta habitación está realmente infestada!
 
SR:                       No hay que exagerar; a propósito no me ha pagado usted todavía el alquiler de esta semana. No pretendo cambiar de conversación, pero sí necesito cobrar ese dinero.
 
SRA:                   ¡Le pagaré el resto del alquiler tan pronto como haya acabado usted con las cucarachas!
 
SR:                       Tendrá usted que pagármelo ahora mismo o marcharse.
 
SRA:                     ¡Estoy decidida a marcharme si no se van las cucarachas!
 
SR:                       Entonces márchese y deje de hablar de ellas.
 
SRA:                     ¡Debe usted haber perdido en juicio, no puedo marcharme ahora mismo!
 
SR:                       Entonces a qué viene lo de las cucarachas?
 
SRA:                     ¡Viene a lo que ya le he dicho, que no creo que sean los seres más indicados para compartir con ellos un cuarto!
 
SR:                       ¡De acuerdo no lo comparta!  Haga la maleta y múdese a otro sitio donde no haya cucarachas!
 
SRA:                     ¿Quiere usted decir que insiste en tener cucarachas?
 
SR:                       No, lo que quiero decir es que insisto en que me pague usted el alquiler que me debe
 
SRA:                     Ahora mismo es imposible
 
SR:                       Imposible, ¿eh?
 
SRA:                     Sí y le diré por qué. No me han girado todavía la suma que trimestralmente me manda la persona que regenta la plantación de caucho. Hace ya varias semanas que la estoy esperando, pero según la carta que recibí esta mañana parece que ha habido un pequeño error en los impuestos del año pasado y...
 
SR:                       ¡Oh, basta ya! ¡Otra vez la maldita plantación de caucho! ¡La plantación de caucho del Brasil! ¿Cree usted que los diecisiete años que llevo en este negocio no he aprendido nada sobre las mujeres de su clase?
 
SRA:                     ¿Qué insinúa usted?
 
SR:                       Supongo que los hombres que recibe usted por las noches vienen hablar de la plantación de caucho del Brasil ¿No?
 
SRA:                     ¡Debe usted estar loco para decir una cosa así!
 
SR:                       ¡Oigo lo que oigo y sé lo que pasa!
 
SRA:                     ¡Ya sé que es usted un fisgón que escucha detrás de las puertas!
 
SR:                       ¡No soy un fisgón, ni escucho detrás de las puertas! ¡Lo primero que aprende uno como patrón del barrio francés es que no tiene que ver ni oír, sino limitarse a cobrar su dinero! ¡Mientras me pagan conforme soy ciego, sordo y mudo! Pero cuando el dinero no llega recupero mi oído, la vista y el habla. Sí hace falta cojo el teléfono y llamo al jefe de policía, que es pariente de mi hermana. Anoche oí aquella discusión sobre dinero.
 
SRA:                     ¿Qué discusión?  ¿Qué dinero?
 
SR:                       ¡El gritaba de tal modo que tuve que cerrar la ventana de delante para impedir que el ruido  llegará a la calle!¡Y no oí nada de ninguna plantación en el Brasil!. ¡En cambio, se habló de otras muchas cosas con tanta claridad en esa conversación de medianoche que tuvieron ustedes! ¡Trhee corner... para quitarse el esmalte de las uñas! ¿Se figura usted que soy un niño? ¡Es lo mismo que la maravillosa plantación de caucho!
 
(SE ABRE LA PUERTA DE PAR EN PAR Y ENTRA EL ESCRITOR, QUE LLEVA UNA VIEJA CAPA COLOR PÚRPURA)
 
ESCRITOR:          ¡Basta!
 
SR:                       ¡Oh! ¡Es usted!
 
ESCRITOR:          ¡Deje de importunar a esta mujer!
 
SR:                       ¡El segundo señor Shakespeare entra en escena!
 
ESCRITOR:          ¡Oí endemoniados aullidos entre sueños!
 
SR:                       Sueño? ¡Ja, ja! ¡Querrá usted decir en el sopor de la borrachera!
 
ESCRITOR:          Mi enfermedad me obliga a descansar ¿Acaso no tengo derecho?
 
SR:                       (interrumpiéndole) ¡Enfermedad... alcohólica ¡No me venga con cuentos! Me alegro de que haya venido. Voy a repetir para que usted lo oiga lo que acabo de decirle a la señora. ¡Estoy harto de tramposos! ¿Está claro? ¡Hasta la coronilla de todos ustedes, ratas de barril, mestiza, borracha, degenerada, que tratan de ir tirando con promesas, mentiras, embelecos!
 
SRA:                     (Tapándose los oídos) oh, por favor, por favor, por favor!, ¡Deje de chillar! ¡No es necesario!
 
SR:                       (Volviéndose a ella) Usted con su plantación de caucho en el Brasil. ¡Sus aires de nobleza! ¡La marquesa de Trhee corner! ¡Ese es su título!
(LA HARDWICK-MOORE da un grito desgarrador y se arroja bocabajo en la hundida cama)
 
ESCRITOR:          (Con un gesto de compasión) Deje de atormentar a esta desdichada mujer ¿Ya no queda piedad en el mundo? ¿Dónde está la compasión y la comprensión? ¿Qué se ha hecho de ellas? ¡Dónde está Dios? ¡Dónde está Cristo? (Se apoya temblando en el ropero) ¡Y qué pasa si no existe la plantación de caucho en el Brasil?
 
SRA:                    (Enderezándose vivamente) ¡Le aseguro que sí existe!
 
ESCRITOR:          ¿Y qué si no hay ningún rey del caucho en su vida? ¿Tiene que haber reyes del caucho en su vida? ¿Se le ha de reprochar que necesite compensar las crueles deficiencias de la realidad con el ejercicio de un poco de imaginación?... ¿cómo diré?... ¿Dada por Dios?
 
SRA:                     ¡No, no, no, no! ¡No es... imaginación!
 
SR:                       ¡No me venga con pomposos discursos! ¡Usted con su obra maestra de setecientas ochenta páginas corre parejas con la marquesa de Trhee corner en cuanto al uso de la imaginación!
 
ESCRITOR:          ¡Márchese y deje en paz a esta mujer! ¡Déjela sola. ¡Vamos, váyase, fuera!
 
SR:                       (Gritando desde fuera) ¡Mañana por la mañana! ¡O pagan o se van! Los dos. ¡Juntos! ¡La obra maestra de setecientas ochenta páginas y la plantación de caucho del Brasil! ¡Pamplinas!
 
ESCRITOR.          Ah, muy bien, ¡Y qué? Suponga que no existe ninguna obra maestra de setecientas ochenta páginas. ¡Suponga que no existe obra ninguna! ¡Qué le parece Sr. Wire? ¡Que sólo hay unas cuantas, muy pocas, páginas sin valor, mal escritas, en el fondo del viejo baúl!... ¡Suponga que yo quise ser un gran artista, pero que me faltó energía y capacidad! ¡Suponga que mis libros no tuvieron capítulo final que incluso mis versos languidecieron incompletos ¡Suponga que los telones de mi exaltada fantasía, se alzaron sobre dramas magníficos, pero con las candilejas se apagaron antes de caer el telón! ¡Suponga que todas estas tristes cosas son ciertas!  ¡Y suponga que yo-dando traspiés de bar en bar, de copa en copa, hasta hacer finalmente en el colchón infestado de piojos de este burdel-, suponga que yo, para hacer soportable esta pesadilla mientras tenga que seguir siendo su impotente protagonista, suponga que yo la adorno, la ilumino, la sublimo! ¡Con sueño y ficciones y fantasías! ¡Como la existencia de una obra maestra de setecientas ochenta páginas..., inminentes estrenos de Broadway... maravillosos libros de poemas en manos de los editores que, que sólo esperan unas firmas para ser publicados! ¡Suponga que vivo en este mundo de piadosa ficción! ¿Qué satisfacción puede procurarle a usted, buena mujer, hacerlo pedazos, aplastarlo, decir que es mentira? ¡Escuche lo que le digo! ¡No hay más mentiras que las que mete en la boca la mano nudosa de la necesidad, el frío puño de hierro de la miseria, Sr. Wire! ¡Así que soy un embustero, sí! ¡Pero su mundo está edificado sobre una mentira, su mundo es una espantosa construcción hecha de mentiras!
 
SRA:                     ¡Mentiras, mentiras!...
 
ESCRITOR:          Ahora estoy cansado y ya he dicho lo que tenía que decir y no tengo dinero para pagarle.
 
Lentamente el escritor fracasado y la mujer fracasada se afrontan. A través de la claraboya la luz disminuye, agrisándose. El escritor extiende lenta y rígidamente sus brazos en un gesto de impotencia
 
SRA:                     (Volviéndose para evitar su Mirada) Cucarachas! ¡Por todas partes! ¡Por las paredes, por el techo, por el suelo! ¡Lo llenan todo!
 
ESCRITOR:          (Con dulzura. Música, tango) Lo sé. Supongo que no había cucarachas en la plantación de caucho del Brasil.
 
SRA:                     (Animándose) No, claro que no. Todo estaba siempre inmaculado, siempre. Inmaculado. ¡Los suelos estaban tan limpios y lustrosos que brillaban como espejos!
 
ESCRITOR:          Ya. ¡Y las ventanas... supongo que se abrían sobre un hermoso paisaje!
 
SRA:                     ¡Indescriptiblemente hermoso!
 
ESCRITOR:          ¿Estaba muy lejos del Mediterráneo?
 
SRA:                     (Insegura) ¿Del Mediterráneo? ¡Una milla o dos tan solo!
 
ESCRITOR:          En una mañana muy clara me atrevería a decir que era posible distinguir los blancos acantilados, calcáreos de Diver..., al otro lado del canal, ¿verdad?
 
SRA:                                    Sí, en un día muy claro, sí... Gracias, señor...
 
ESCRITOR:          ¡Chejov! ¡Antón Pavlovich Chejov!
 
SRA:                     (Sonriendo con un gesto de coquetería) ¡Gracias, señor Chejov!
  OSCURO. MUSICA  
5. CONQUISTA HOMBRE Y MUJER.
 
(En otro rol. Ella es una mujer que espera transporte.)
 
El:                               (Gangoso) Hola... ¿eres nueva en el barrio?...
 
Ella:                            Si.
 
El:                        Ah... ¿Te gusta?
 
Ella:                      Ajá.
 
El:                        Este es un barrio muy bonito y tranquilo, uno puede llegar y salir a cualquier hora, nunca pasa nada, quiero decir nada malo.
 
Ella:                      Ajá.
 
El:                        Pues sí. Yo conozco a todas las personas del barrio.
 
Ella:                      ¿Ah, sí?
 
El:                        Si, y usted es la más bonita de todas.
 
Ella:                      Gracias.
 
El:                        De nada. Yo crecí en este barrio y tuve una novia.
 
Ella:                      Me alegra.
 
El:                        ¿Está esperando transporte?
 
Ella:                      Si.
 
El:                        Mmm. ¿Para dónde vas?
 
Ella:                      Para el centro.
 
El:                        ¿Estudias o trabajas? (silencio). Yo me llamo Pablo ¿y tú?
 
Ella:                      Mire tengo prisa y no tengo tiempo de conversar.
 
El:                        Te podrías llamar Bonita. Las personas normalmente nunca tienen tiempo para hablar, a mi novia no le gustaba hablar mucho, yo le decía cosas bonitas, le hacía poesías, le regalaba flores y dulces, la invitaba a ver las estrellas, a disfrutar de las maravillas de la naturaleza.
 
Ella:                      ¿Y qué paso?
 
El:                        Conoció un tipo que la encerró en un motel con yacasi
 
Ella:                      Jacuzzi.
 
El:                        Cómo sabe... Eso, y se quedó con él. ¿Quiere un chicle?
 
Ella:                      No, gracias.
 
El:                        Mejor, porque no tengo.
 
Ella:                      ¿Qué paso con su novia?
 
El:                        Tuvo un bebe.
 
Ella:                      Qué lindo, ¿y se casó?
 
El:                        No, la dejó y él encierra a otras muchachas en el motel.
 
Ella:                      Pero, ¿no pasa no pasa ni un taxi, ni un bus, voy a llegar tarde, qué pasa?
 
El:                        Que por aquí no pasa nada, la avenida es dos cuadras más arriba.
 
Ella:                      Y hasta ahora me lo dice... ¡Imbécil! ¡Y suénese estúpido!
 
El:                        (Lo hace y habla normal) Gracias.
 
VUELVEN AL PERSONAJE INICIAL.
 
Ella:                      Todo es complemento.
 
El:                        Todo aburre. Por eso necesitamos problemas.
 
Ella:                      Nadie quiere problemas.
 
El :                       Todos quieren problemas. La idea es que tienes que tener alguna utilidad.
 
Ella:                      Utilidad. Eso suena tan... veamos eso...
 
INVIERTEN LOS PAPELES EL HACE DE ELLA Y VICEVERSA.
Ella:                      Hombre:
 
El:                        Mujer.
 
Ella:                      Hombre: Mamífero de orden de los primates, dotado de inteligencia y posición vertical...
 
El:                        Mujer: Persona de sexo femenino, hembra, la que llega a la pubertad es mujer, la que  menstrua es mujer, la que no,  es niña o menopaúsica.
 
Ella:                      Se dice que tiene cerebro grande, pero hasta hoy no lo ha demostrado, tiene pies y manos muy diferenciados, humano de sexo masculino, aunque hay algunos con ideas diferentes. Pobre hombre, infeliz de cortos alcances.
 
El:                        Mujer de bandera, bella mujer, esposa, mujer de arte, de la vida, de mal vivir, perdida, pública, prostituta.
 
Ella:                      Hombre de mundo, de pelo en pecho, ilustre, bruto, osado, soldado, de la vida, de paja.
 
El:                        Mujer:
 
Ella:                      Hombre.
 
El:                        Dicen que yo era feliz, pero no entiendo como pude serlo sin usted
 
Ella:                      Eso me parece galante, cuando aparecí encontró la felicidad.
 
El:                        No, la infelicidad. Uno sabe del día por la noche.
 
Ella:                      Usted cree que yo estoy para usted y se equivoca, yo estoy para mí y perfectamente podría vivir sin usted.
 
El:                        Pero no tendría la gran opción de ser desgraciada. Me necesita para tener a mano todo el bien y el mal que concibe.
 
Ella:                      A usted le pasa lo mismo.
 
El:                        Lo acepto, lo asumo, lo sufro, lo gozo, lo vivo.
 
Ella:                      (Burlándose) Lo acepto, lo asumo, lo sufro, lo gozo, lo vivo. Lo dice con la bocota llena, como si con eso se solucionara todo.
 
Los dos:                ¿Qué quiere?
 
CADA UNO RECUPERA SU ROL DE GENERO. MUSICA.
 
Ella:                      El hombre que me ame deberá saber descorrer las cortinas de mi piel, encontrar la profundidad de mis ojos y conocer lo que anida en mí, la golondrina transparente de la ternura. El hombre que me ame no querrá poseerme como una mercancía, ni exhibirme como un trofeo de caza. El hombre que me ame no dudará de mi sonrisa, ni temerá la abundancia de mi pelo. El hombre que me ame hará poesía con su vida, construyendo cada día con la mirada puesta en el futuro.
 
El:                        La mujer que me ame deberá saber descorrer las cortinas de mi piel, encontrar la profundidad de mis ojos y conocer lo que anida en mí, la golondrina transparente de la ternura. La mujer que me ame no querrá poseerme como una mercancía, ni exhibirme como un trofeo de caza. La mujer que me ame no dudará de mi sonrisa, ni temerá la escasez de mi pelo. La mujer que me ame hará poesía con su vida, construyendo cada día con la mirada puesta en el futuro.
 
SE UNEN DE ESPALDAS Y SE TOMAN DE LA MANO.
 
Ella:                      Hombre, ¿quieres amarme?
 
El:                        Mujer, ¿quieres amarme?
 
Los dos:                       Me atraes. (Él se va.)
 
Ella:                            Le atraigo. (TEXTO)
 
6. TRAVIATA
 
DANZA. MARGARITA ENTRA A ESCENA SEGUIDA POR ARMANDO, TOSE Y SE RECUESTA EN EL SOFA. LA ESCENA ES CURSI.
 
Margarita:              No digas nada. No hables... Soy yo quién necesita perdón aunque te disculpe mi deseo de verte feliz. Ahora no nos separará tu padre, ¿verdad?. No encontrarás en mí la belleza que te atraía, porque las penas destruyen tanto o más que los años, pero mi corazón es el mismo: Te amo y si me amas, olvídalo todo y empecemos a vivir desde éste momento.
 
Armando:              No me separaré de tu lado.
 
Margarita:              Repítemelo, Repítemelo. Siento que tus palabras me devuelven la vida. Sí, me has traído la vida y quiero disfrutar de ella contigo. Mi capa. Quiero salir, yo... (Tambalea. En la cara del galán.) ¡Achiss!...
 
Armando:              (Limpiándose la cara.)¿Qué te pasa?
 
Margarita:              Nada, nada, no te preocupes. Hace mucho tiempo que tengo estos desvanecimientos, pero pasan pronto. ¡Achiss! Ves. Ya puedo sonreír. Me siento mejor.
 
Armando:              ¡Dios mío! ¡Señora, mía, ¿cómo pude obedecer a mi padre y abandonarte por tanto tiempo?!
 
Margarita:              Armando.
 
Armando:              ¿Sí, Margarita?
 
Margarita:              El deber de un hijo es obedecer a su padre.
 
Armando:              No, en las cosas del corazón.
 
Margarita:              ¿Y qué tiene que ver el corazón con está horrible enfermedad que me ésta destruyendo? ¡Achiss!
 
Armando:              (Tomándola en sus brazos la sacude desesperado.)¡Margarita, no te rindas, no te rindas!
 
Margarita:              ¡No me sacudas así que me desbaratas!
 
Armando:              (La suelta de repente.) Perdóname, mi bien, es que la idea de perderte me enloquece.
 
Margarita:              Cálmate, Armando o me perderás antes de tiempo.
 
Armando:              No digas eso. Jamás te perderé. (Le toma la cara) En estos quince días que has estado inconsciente estuve a punto de desfallecer.
 
Margarita:              ¡Achiss! (La suelta y se limpia el rostro con un pañuelo) Préstame tu pañuelo. (Se lo entrega) Gracias. Armando.
 
Armando:              ¿Sí, Margarita?
 
Margarita:              Tú no me amas.
 
Armando:              ¿Por qué dices eso?
 
Margarita:              Cuando se ama, se adora todo lo del ser amado; cuando se ama, la idea de fundirse en una sola piel con el ser querido es una obsesión; cuando se ama, la lluvia es sol y la tormenta pasión; pero tu lo único que has hecho desde que volviste, es despreciar mis últimos espasmos de vida.
 
Armando:              ¿Yo amada, mía? ... ¿Por qué de tus labios de rubí, de rojo carmesí, brotan esas ofensivas palabras que maltratan mi corazón?
 
Margarita:              ¡Armando, Armando, Armando, no me mientas, si lo he visto con mis propios ojos!
 
Armando:              ¿Qué has visto, Margarita, que tanto te ha ofendido?
 
Margarita:              Acércate, Armando... ¡Achiss! (Él le rapa el pañuelo y se limpia) ¡Ves, ves como separas con desprecio de tu cara mis últimos espasmos de vida!
 
Armando:              ¡Oh, vida de mi vida, alimento de mí ser, dueña de mis pensamientos! ¡Perdóname! Fue sin querer, fue sin pensarlo, fue algo instintivo, fue para poder verte ya que tus babas nublaban mi vista.
 
Margarita:              Armando, ¿llamas babas mis últimos espasmos de vida? ¡Qué dolor tan hondo! ¡Qué daga tan afilada has clavado en mi corazón!
 
Armando:              Perdóname, mi bien.
 
Margarita:              Amor, es nunca tener que pedir perdón.
 
Armando:              ¡Escúpeme!
 
Margarita:              Ya es tarde.
 
Armando:              ¡Estornuda sin compasión en mi rostro!
 
Margarita:              Ya no tengo fuerzas.
 
Armando:              ¡Dame tus últimos espasmos!
 
Margarita:              No, ¡no puedo! Por favor, que venga el medico...
 
Armando:              Se ha ido.
 
Margarita:              ¿Por qué, a dónde fue, que dijo?
 
Armando:              Fue a hacer tu certificado de defunción y me pidió que llamará al cura.
 
Margarita:              (Música) Quiero vivir. Necesito vivir... Aunque si tu vuelta no me salva, nada podrá salvarme... porque la vida y la muerte dependen de un mismo influjo. Yo vivía del amor y el amor me mata. Después de todo no es tan difícil morir. Ves... Qué extraño ... Siento como si la vida volviera de golpe. ¡Sí, me siento mejor que nunca! ¡Quisiera bailar!
 
Armando:              Margarita, no estás en condiciones de...
 
Margarita:              Aún estoy viva, estoy bien.
 
Armando:              Sí es lo que quieres.
 
Margarita:              ¡Sí!
 
TARAREAN UN VALS Y LO BAILAN, POCO A POCO ENTRA LA MUSICA, BAILAN, DE UN MOMENTO A OTRO, ELLA SE DESVANECE EN LOS BRAZOS DE ARMANDO.
 
Armando:              (La besa en la frente.)Descansa en paz. Todo te será perdonado, porque has amado tanto.
 
SUBE LA MUSICA. ESPERAME EN EL CIELO CORAZÓN. OSCURO LENTO, MIENTRAS EL SE LA LLEVA ARRASTRADA. EL FORMA AL DIVIDIR EL SOFA DOS RECLINATORIOS Y SALE.
 
Música.
 
7. soledad.
 
ELLA ENTRA Y HACE LA REVERENCIA AL SUPUESTO ALTAR MAYOR Y SE ARRODILLA EN EL RECLINATORIO OPUESTO A DONDE ENTRO.
 
Ella:                      Hola Chuchito, ¿cómo estás?... Bien... ¿yo? Mi vida es una desgracia, estoy sola, no hay nadie que se interese por mí, lo único que les gusta es eso. (ALUCIÓN AL SEXO). Todos son gentiles al principio, porque necesitan “eso”; pero si les das “eso” vuelan. Y si no: También. Sí, claro, hay valores importantes, la poesía, la música, los temas nacionales, el trabajo, de ellos, ¡eso les encanta! Pueden demostrar lo importantes que son. ¿La capacidad intelectual? (ENTRA ÉL.) Eso no les interesa. Ellos quieren llenar el ego; ese es el momento que hay que aprovechar: Son generosos, muy generosos y caballerosos. Una los quiere porque no hay más y hay que coger alguno, al menos para que te pregunte cómo te sientes... A propósito, ¿cómo estás? ¿No te duelen las manitos y los piecitos?... Hay como te dejaron. Hay que coger alguno... ¡Esos clavos! Y hablando de eso; Una no se puede embarazar a sabiendas que en la primera pelea lo niegan... ¿Qué me mira?
 
El:                        Disculpe.
 
Ella:                      Que ¿qué me mira?
 
El:                        Yo.
 
Ella:                      Si, usted. ¿Acaso es sordo?
 
El:                        No, ciego.
 
Los dos:                (EN MISA) En nombre del padre, del hijo y del espíritu Santo. Amen.
 
Ella:                      Pensé que me estaba mirando.
 
El:                        No puedo.
 
Ella:                      Ya me lo dijo.
 
El:                        La estaba escuchando.
 
Ella:                      ¿Por qué escucha lo que no lo importa?
 
El:                        Para eso tendría que ser sordo y soy ciego. Pero no entiendo porque se queja tanto.
 
Los dos:                Ahora y siempre por los siglos de los siglos, amen.
 
Ella:                      ¡Es qué no puedo quejarme o qué!
 
El:                        Puede hacer lo que quiera, lo que no se, es para qué le sirve.
 
Ella:                      Es que todo tiene que servir.
 
El:                        No, pero sería mejor.
 
Ella:                      Me mama que me digan lo que debo o no hacer y menos un ciego estúpido.
 
El:                        Solo soy ciego...
 
Los dos:                Santa María madre de Dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, amen.
 
El:                        ¿En qué piensa?
 
Ella:                      En nada.
 
El:                        Respuesta muy femenina.
 
Ella:                      ¿Qué quiere decir?
 
El:                        ¿Necesita explicación?
 
Ella:                      ¡No necesito ninguna explicación!
 
El:                        ¿Cómo pediría un sordo mudo unas tijeras?...
 
Ella:                      (Hace el gesto) Así.
 
El:                        Me imagino que está haciendo así. (HACE EL GESTO)
 
Ella:                      Si.
 
EL:                       ¿Y un ciego?
 
Ella:                      Lo mismo.
 
El:                        Unas tijeras... soy ciego.
 
Los dos:                Te alabamos señor.
 
Ella:                      Ustedes los hombres son lo mismo, se imaginan que son muy inteligentes muy brillantes, que son los únicos que saben manejar.
 
El:                        ¿Y eso que tiene que ver?
 
Ella:                      ¿Cómo que qué tiene que ver? Ustedes creen que manejan todo: los países, las empresas, las universidades, el congreso, los medios de comunicación, el destino del mundo, pero con nosotras no van a poder.
 
El:                        Eso ya lo sabemos.
 
Los dos:                La paz del señor sea contigo.
 
Ella:                      Y qué con que lo sepan, miren como tienen el mundo.
 
El:                        Miren como nos tienen a nosotros.
 
Ella:                      ¿Cómo?
 
EL:                       Ciegos.
 
Los dos:                (SE ACABA LA MISA) Amen.
 
SE TROPIEZAN, ELLA LO EMPUJA.
 
MUSICA.
 
8. LOS COPULADORES.
 
El:                        (GOMELO) Soy joven y tengo la vida por delante, hay mucho por hacer.
 
Ella:                      Yo también soy joven y tengo la vida por delante, aunque a muchos les gusta mí atrás.
 
El:                        A mí me pasa lo mismo, a muchos les gusta mi atrás. (NORMAL) Los géneros se multiplicaron.
 
Ella:                      Antes: Masculino y femenino.
 
El:                        Ahora: masculino, femenino, gay y bisexual.
 
Ella:                      Masculino: Le gustan las mujeres.
 
El:                        Femenino: le gustan los hombres.
 
Ella:                      Gay: no se reproducen pero se multiplican.
 
El:                        (ÑERO) Bisexual: que le aplica a cualquier estrato; uno, dos, six y seven and eight.
 
Ella:                      Nos vidrios parcero. (SALE)
 
LA ESCENA SE TRANSFORMA EN UNA CITA AL SICOLOGO.
 
Voces en off:         ¡No puede entrar hasta que no pague... déjeme entrar, necesito que el doctor me atienda...!
 
ELLA ENTRA CON UN TELEVISOR.
 
Ella:                      ¡Doctor, por favor, atiéndame, solo le pude traer el televisor, y el trabajo que me costó traerlo porque los niños estaban viendo Bob esponja, y casi no puedo, recíbamelo; le prometo que a la próxima le traigo la nevera, es que hoy, solita y desde el Simón Bolívar, me quedaba difícil, ¡por favor atiéndame!
 
El:                        Peña, recíbale el aparato y que lo revise el técnico. No sea que este dañado:
 
Peña:                     Si porque la estufa la trajo llena de agua de panela y casi no la podemos lavar.
 
Ella:                      Doctor, ¿qué debo hacer? Me siento confundida.
 
El:                        Mmm.
 
Ella:                      Tengo una amiga de estrato humilde, muy luchadora, primera en la universidad, en el trabajo dedicada y eficiente, lleva varios años en la empresa y aunque se lo merece nunca la han promovido a un cargo mejor. Los jefes que ha tenido, todos tienen menos capacidad que ella. (EL DOCTOR RONCA MUY FUERTE Y SIGUE DORMIDO) Siempre les hace los trabajos y ellos se llevan los créditos y los halagos. Nunca es reconocida. (DESPERTÁNDOLO) ¡Y nunca es reconocida!
 
El:                        ¿De estrato humilde, me dijo?
 
Ella:                      Si su madre... era la de los tintos...  a ella le tocaba levantarse a las tres de la mañana, a prender la estufa, con gasolina porque el cocinol nunca llegaba, hacía el agua de  panela y la levantaba a ella para que llevara los hermanitos a la escuela; porque tenía que irse rápido a una casa de familia a prepararles el desayuno con huevos fritos con tocineta, chocolate, café y panqueques con queso y miel... hasta que el doctor se separó de la mujer y se la llevo para la oficina a servir los tintos...
 
El:                        Mmm. ¿Y físicamente?
 
Ella:                      No es tan fea.
 
El:                        ¿Podría ser protagonista de novela?
 
Ella:                      No.
 
EL RITUAL ES ÉL AMAESTRANDO UN PERRO.
 
El:                        La terapia. (ELLA LE ENTREGA UN COLLAR DE PERRO, EL SE LO PONE.) Sit. ¿Y qué es lo que la tiene confundida?
 
Ella:                      ¿Cómo que qué? ¡Cómo es posible que una esté preparada y no sea tenida en cuenta?
 
El:                        Analicemos bien la situación de su amiga, que creo que es usted. ¿O no?
 
Ella:                      Si, está bien soy yo.
 
El:                        Miremos la sociedad en que vivimos. Esta es una sociedad de...
 
Ella:                      Consumo.
 
El:                        (HALANDO DURO LA CORREA) Copuladores. Yo copulo, tú copulas...
 
Ella:                      No mucho.
 
El:                        (HACIENDOLA SUBIR Y BAJAR EL SOFA) El copula, nosotros copulamos, vosotros copuláis, ellos copulan, todos quiere copular. ¿está claro?
 
Ella:                      Más o menos.
 
El:                        Si una sociedad quiere copular, ¿qué hay que darle?
 
Ella:                      Copulación.
 
El:                        Correcto... ¿qué estudió?
 
Ella:                      Administración de empresas.
 
El:                        ¿Cuántos administradores de empresas hay?
 
Ella:                      Muchos.
 
El:                        ¿Cuántos trabajan?
 
Ella:                      Pocos.
 
El:                        ¿Quiénes logran los cargos que quieren?
 
Ella:                      Los mejores.
 
El:                        ¡Error!... (LEVANTÁNDOLA) El poder nace, crece, se reproduce y muere bajo la cintura. Si quiere ascender vaya al gimnasio y especialícese en técnicas copulatorias.
 
Ella:                      Gracias, doctor.
 
EL LE QUITA LA CORREA, ELLA VA A SALIR.
 
EL:                       Despedida. (ELLA SE DETIENE, EL LE DA CON LA CORREA EN LA COLA, ELLA ESTA FELIZ) La terapia. (ELLA SALE MUY AGRADECIDA) ¿Peña, llamo al técnico?...
 
MUSICA DESPEDIDA.
 
Él:                        Si quieres tener éxito, copula,
Si aspiras lograr lo que quieres
Si quieres que las puertas se abran.
Y todos los sueños realizar...
 
Todos:                   Copula, copula, copula.
 
Ella:                      Con el portero, el asistente, el director,
Con el amigo, el enemigo y el competidor,
Con quien se atraviese en tu camino
 
Todos:                   Copula, copula, copula.
 
El:                        Para que estudias y te preparas,
Si en tu intelecto nadie repara,
Y servirás quieras o no
A los especialistas en copulación.
Piensa, medita, y analiza:
Si quieres triunfar
Te especializarás en copulación.
 
Peña:                     Ve al gimnasio con dedicación.
 
El:                        Y a la universidad por diversión,
 
Ella:                      La cirugía plástica no puede faltar.
 
El:                        Tu cuerpo tienes que formar.
 
Ella:                      Si en las portadas quieres estar.
 
Peña:                     Y si en la tele aspiras figurar.
 
Todos:                   A protagonista de novela hay que aspirar.
 
Ella:                      Y técnicas copulatorias entrenar:
 
Todos:                   Copula, copula, copula.
 
                            COREOGRAFÍA FINAL Y DESPEDIDA
 
 
Fin. La .vida está servida- 2003.
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Palabras Clave: TEATRO CARLOS GUTIERREZ

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Humor


Derechos de Autor: CARLOS GUTIRREZ

Enlace: GTEATRO@HOTMAIL-COM


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