Las aventuras de Yilmaz
Publicado en Oct 16, 2018
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CAPÍTULO I


Se acercó. Sabía que allí siempre escondían algo, en el último cajón. Había: esperado mucho tiempo: días, meeeses, aaaññooooossss; y el momento Llegó. Había saludado a sus padres recibiendo todas las recomendaciones y prometiendo que le haría caso a su abuela Marta. Cuando la pobre se quedó dormida él corrió rápido hasta el placard, derechito al último cajón:
-Al último cajón no. Ya nos tuvimos que quedar toda la tarde en la pieza la última vez que nos zambullimos en este placard.
-Callate Erbil. No te peinés que en esta foto no salís.
-Claro, cuando me querés me llamás. Erbil, Erbil, vení a la cama que tengo miedo. Pero ahora que quiero evitar alguna desgracia...
-Si querés estar, callate y mirá.
Y abrió el cajón: medias viejas, fotos del casamiento de sus padres, suyas de bebé, un chupete y de repente: ¡El mapa! Había escuchado hablar de un tesoro, en esas reuniones de grandes, cuando se hace tarde y hay risas, gritos y uno desde allí abajo, casi dormido, resistiendo estoicamente los embates del sueño ve como en una película las imágenes que se desprenden de las palabras. Nadaba en esos recuerdos cuando de repente la abuela pegó un ronquido de ultratumba. En un segundo estaba todo en su lugar... menos el mapa. Erbil desapareció instantáneamente. Sí, el amigo de nuestro héroe era bastante cobarde.
Ya en su cuarto, Yilmaz observó detenidamente el mapa. Era amarillo, parecía muy viejo, como el de los cuentos de piratas. ¡Cuántas veces se había imaginado buscando un tesoro escondido! ¡Cuántas veces habremos soñado con un mapa como ese! Que nos dijera hacia donde ir, que con una flecha nos indicara el lugar donde se encontraba enterrada nuestra felicidad. Qué facil sería cavar un pozo, por grande que tuviera que ser para extraerla en forma de riquezas, de mujer, de un auto, o de goleador del equipo campeón. Pero nos tenemos que conformar con vivir y equivocarnos para poder encontrarla.
El mapa tenía dibujado un árbol, enorme, con su copa blanca, como si una gran tormenta de nieve hubiese caído sobre él, líneas punteadas y una cruz en el centro, una cruz roja enorme que ocupaba casi toda la hoja. Lo miró tantas veces que ya lo conocía de memoria. Se le ocurrió que el mejor lugar para esconderlo era debajo de su colchón; ahí lo puso mientras su abuela lo llamaba para tomar la leche:-Yilmaz, bajá que se enfría la leche. Mientras bajaba por la escalera caracol sintió un mareo y una voz que le hablaba: "Un gran tesoro te espera en la cruz roja". Del susto se tropezó con el último escalón y planeó a ras del suelo hasta los pies de la abuela. Cuando abrió los ojos su mamá le llevaba la cena a la cama y su papá llamaba por teléfono al médico.
-El médico no, me siento bien...
-Sí, hay que llamar al médico así te cura rápido...
-Callate Erbil, siempre tan metido...yo me voy...vos quedate y mandale saludos al médico.
-El médico no, el médico no-repetía Yilmaz durmiéndose por el golpe...
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Foto del autor Marcos D. Sastre
Textos Publicados: 2
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Descripción

Les comparto el primer capitulo de mi novela para chicos. Espero les guste. Se aceptan sugerencias.

Palabras Clave: tesoro bsqueda literatura infanto juvenil

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Infantiles



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