El niño que vivió... (continuará)Sé que podría volarte con un solo resoplido. Y, aun así, con mi mano trato de aferrarme a esa manita pequeña que se desvanece, lentamente, en el horizonte.Por favor, te lo imploro, no te vayas. No me dejes desolado, en este mundo tan cruel y despiadado, que sin ti... los colores se van difuminando y el impacto del dolor me deja sin aire. Entonces, te lo imploro, agárrame fuerte, como si tu vida dependiera de ese hilo del destino que tienes pendiente en esa mirada iridiscente.Por qué nuestros caminos tuvieron que partirse de una forma tan violenta, dejando de lado rincones de luz y despertando sobre ese río de oscuridad. Cómo he de seguir con este golpeteo en el pecho. Porque hoy el olvido azota con más fuerza las heridas que había cicatrizado, ¿o acaso esa es la necesidad que tienes por marcharte? Que no entiendes que necesito de la danzante alegría para gobernar este silencio y ser el rey de la triste felicidad.