Conclusiones Imaginarias
Publicado en Jul 25, 2018
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“Demasiados pensamientos respecto al poco sentido que tiene planear. Después de medio de siglo de vida, ¿no acepto que en esta vida lo válido son sólo hechos? Es infantil no poder aceptar que las intenciones no son nada, porque el único que las valora, es el que las tiene.”.
Así finalizó Mateo otra rebuscada reflexión. Caminaba hacia el Centro, huyendo de la mala leche de Patricia.
“¡Carajo! Sólo busco motivarme y compartirlo. No quiero aplausos. Una sonrisa bastaría, aunque sea fingida, pero no, siempre tiene un comentario desgarrador y destructivo.” 
Pateó una piedra que fue a estrellarse en el parabrisas de un Chevy, haciéndolo añicos. En dos segundos tomó la decisión que cambiaría todo, correr.  De Edison corrió a Reforma, pero justo al voltear la esquina, se estrelló con un policía, este cayó de espaldas golpeándose la cabeza irremediablemente perdiendo el sentido. Intentó ayudarlo, pero no hizo mucho. No tardaron en llegar sus compañeros y como suele ocurrir en esta bendita ciudad, lo arrestaron por sospechoso, ¿de qué? Nadie tenía la claro.
Sin ninguna acusación ni acusador, fue llevado a los separos de la delegación Cuauhtémoc. El Ministerio Público sólo le dijo,
“Aquí ser sospechoso es lo peor. Por eso, por si son peras o manzanas…”.
Había dos hombres en la celda que siguieron su entrada con la mirada. Aunque la iluminación era escasa, pudo distinguir sus rostros y retrete al fondo. Cerraron la reja detrás de él. Mateo avanzó hasta el centro de la jaula, transmitiendo inmediata e inconscientemente su vulnerabilidad.
“Tranquilo. Soy Joel y él, el putón, es Martín. Todo va a salir bien, ¿o qué hiciste?”, le dijo uno de los hombres.
Mateo no respondió, confirmando su pánico. Joel, que era un manipulador, no dijo más, sólo lo invitó a sentarse junto a él. Mateo obedeció para terminar la incomodidad de estar parado. De inmediato Joel lo tomó del cuello con mucha fuerza en un supuesto gesto de aprecio. A Mateo no le gustó, disparó su miedo y aunque lo liberó después de unos segundos, sonriendo, fue la confirmación de que ya lo consideraba un ente a su merced.
Seis horas transcurrieron en medio de la monotonía total, porque ni siquiera Joel y Martín hablaban.
Joel como todo buen manipulador, lo observaba. Veía a Mateo inmerso en sus pensamientos, por lo que, agresivamente preguntó,
“¿Qué piensas de mí cabrón?”.
La respuesta sencilla era, “Nada”, pero hubiera confirmado el pánico que sentía. Por eso mismo tomó unos segundos antes de responder.
“En que sabes mucho de esto…”, le dijo “…y quiero saber qué esperar.”, respondió con aparente tranquilidad.
Joel sonrió para disfrazar su sorpresa por la inesperada respuesta.
“Depende qué hayas hecho.”
“Me estrellé con un policía y se rompió la cabeza.”
“¿Accidentalmente?”, preguntó Joel.
Mateo asintió con la cabeza.
 “Bueno, eso no importa. Estás frito. Van a chingarte.”
“¿Así nada más?”
“¿Eres famoso o influyente?”
“No.”
“Entonces, sí. Así nada más”, concluyó Joel.
Para cuando anocheció, por más vueltas que Mateo daba al asunto, sabía que Joel tenía razón. Su tensión creció y se hizo notoria. Joel lo notó inmediatamente y sólo dijo,
“Nos vamos mañana.”.
Martín, que no había dicho una sola palabra en casi ocho horas, complementó,
“A los sospechosos nunca nos pueden comprobar nada.”
Joel lo vio con molestia y continuó,
“Nos vamos, porque nadie corroboró la acusación, pero no iba a eso. Tú situación es grave. Atacaste a uno de los suyos…”
“No lo hice.”, interrumpió Mateo.
“No les importa. Ni siquiera si no fuiste tú. Sólo importa que alguien pague.”
Mateo lo miró fijamente a Joel con el reflejo del terror en sus ojos. Joel cerró los ojos y aún con los cerrados, le dijo,
 “Mi consejo, no aceptes tu culpabilidad, pase lo que pase.”.
Ahora Mateo no sabía qué pensar,
“¿A qué venía ahora la recomendación?”
Llegó la cena, pero ninguno de los tres la probó. El policía sólo sonrió cuando vio que ninguno había tocado su plato. Para Mateo, era como si les dijera,
“No saben lo que les espera.”
Vino la obscuridad y con ella los pensamientos catastróficos para Mateo. Imaginaba una golpiza, una tortura, pero Joel tenía razón, no era culpable. Sudaba frío y la angustia se desbordaba. No durmió.
Al otro día, temprano, un guardia se llevó a Joel y Martín. Mateo fingía dormir. Todo ocurría en completo silencio, lo cual se le hizo muy extraño.
Ahora estaba completamente solo, sintiéndose más vulnerable. Podría ser atacado en cualquier momento, además notó que no había otros reclusos, lo cual no detectó mientras estaban Joel y Martín. Pareciera que todo estaba preparado para atacarlo.
Un guardia llevó su comida. Mateo agradeció con una sonrisa. Al verlo el guardia, le pidió que se alejara, recogió el plato y cerró la reja.
“Me van a matar de hambre y sed.”, pensó.
Hasta la noche apareció otro guardia. No traía nada consigo.
“¿Te diste el lujo de no comer ayer? Vamos a ver cuánto resistes.”.
Llegó la mañana del día en Mateo que cumpliría cuarenta y ocho horas encerrado. Ya no pensaba en comida, sino en agua. Estaba tirado en el medio de la celda, tan débil que no alcanzó a levantarse cuando otro guardia se acercó con un plato y una jarra.
“¿No la quieres? Perfecto.”
El guarda se retiró dejando a Mateo tirado y suplicante.
Entre sus alucinaciones apareció el rostro de Joel uniformado llevándose el plato y la jarra de agua.
“Era él.”, se dijo así mismo.
Recordó el “nunca aceptes la culpabilidad”, pero ahora como una maldición que completó con un, “porque terminarías con nuestra diversión.”.
No había más que hacer, estaba perdido.
Patricia dejó de verlo dos días, pero no lo extrañó. Lo buscó pasados cinco, pero para ese entonces, Mateo llevaba dos días muerto.
       
 
 
 
 
 
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Foto del autor Juan Carlos Maldonado García
Textos Publicados: 109
Miembro desde: Jul 09, 2009
2 Comentarios 363 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Un ejemplo, desafortunadamente cada vez más común, de los errores de la justicia por los prejuicios de imagen, condiciones o situaciones extraordinarias.

Palabras Clave: Injusticia error venganza

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (2)add comment
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Daniel Florentino Lpez

Excelente relato
Felicitaciones!
Un abrazo
Responder
July 26, 2018
 

Juan Carlos Maldonado Garca

Muchas gracias Daniel. Muy motivante tu comentario.

Saludos,
Responder
July 27, 2018

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