Sin dudas es lamento y los errores siempre de alguna manera se pagan con pesar, principalmente los yerros de amor; fruto el amor que es extremadamente delicado al cual le debemos el más intenso de los cuidados y digno respeto. Bajo esta fórmula, nuestros corazones jamás acusarán dolores por pérdidas. ¿Te parece, querido amigo?
Un abrazo.

Mi queridísimo Gustavo, te saludo con enorme regocijo pues extrañaba francamente tu contacto, ya que tus palabras siempre acceden a mi con refrescantes sensaciones de sabiduría compartida. Tu sabes muy bien que somos personas que valoramos mucho cuando las cosas se dicen por su nombre y, en consecuencia, ésta particularidad bien puede ser una virtud que en definitiva vincula estrechamente.
Agradezco tu participación en esta publicación mía y me nace en respuesta el deseo franco de conocer las tuyas. Teniendo una importante referencia de tu criterio, estimo que la actualidad del mundo pone a tu disposición una variada temática para ser expuesta con tu valioso estilo.
Un virtual abrazo, mi estimado amigo.

Tú posees una sutil particularidad en la elección de las palabras que compondrán tu opinión, y ello se nota porque le llegan a uno cargadas de comprensión, más afecto. Sin embargo, en ésta oportunidad, aun cuando interpretas sin yerro la esencia de mi cuento, creo que el follaje de mis múltiples sentimientos te produjeron una equivocación, porque este clamor recién lanzado es solo ficción, uno más de muchos conceptos que tengo de las variantes del amor.
Pienso que esta relativa angustia experimentada por el personaje de ésta poesía quizás pueda llevar a confundir mi pena que arrastro por la pérdida de Constanza, el gran amor de mi vida, a la que aguardé por años en una tormentosa ausencia, pero que en la cima de mis mejores momentos la tuve definitivamente entre mis brazos y dentro de mi corazón, hasta que el destino la trasladó al mundo de la ilusión, dejándome nuevamente en espera.
Esta confusión tuya no afecta más que en la diferencia que a Constanza, nunca la perdí, pues sé que en un lugar me espera.
Besos.

Oh, por Dios amigo mío siento pena por lo sucedido y pido mil disculpas; juraba en mis adentros que se trataba de Constanza, quizá me perdí en uno de los textos anteriores y he aquí semejante error. Pero sabes? me tranquiliza saber que tus mejores momentos la tuviste definitivamente entre tus brazos y dentro de tu corazón.
Nuevamente pido me disculpes, Vale?
Abrazos
María