Corazoncito míoCreí que su vida y la mía sería clara como el cristal. Quizá irrompible. Y ahí, juntitos los dos, habríamos danzado toda la noche, pero ni él ni yo sabíamos que sería la última vez. ¿O es que acaso no lo ves?, que cuando comenzó este diluvio, necesitaba enredarme nuevamente entre tus brazos para salir a flote. Y aunque cueste confesarlo, siempre fuiste bueno para acurrucar mi alma desnuda.Entonces, desde aquí, ¿hacia dónde voy?, porque ya no encuentro el punto de partida. Tal vez lo pase por alto cuando me perdí en lo caótico de tu presencia y, de nuevo, apunté demasiado lejos.Solo por hoy, me gustaría ya no escuchar de tus latidos que me susurran a la distancia. Incluso me gustaría olvidar que existes, aunque yaces clavado en lo profundo de este corazon doliente.