Ay, dolor...Quisiera que pudieras ver todo florecer desde nuestras pupilas, que pudieses contemplar todo el prado que yace entre tus brazos y nos va cobijando a medida que te alejas, desde lo más profundo.Nadie estaba preparado para tu partida, pero cuando fuiste cerrando tus ojitos, estoy seguro que te desprendiste de la vida con regocijo, y tan frágil que es la vida bajo la sombra de la higuera.Dime, qué hay más allá, porque más tarde nos vamos a reunir todos en la misma mesa y quiero estar preparado. ¿Acaso me queda poco? Quién sabe... que solo nos queda disfrutar esta que es una sola. Así que haz que valga la pena; gocemos entre copas y celebremos con ambas manos su voluntad.