Nada ni nadieMientras los minutos se queman a la luz de las velas, un pensamiento se mantiene en el tintero, y es que aún no estoy listo para que te vayas de mi lado. Sigo corriendo entre la calle sin nombre y mirándote en cada recoveco. Te miro también entre rincones, sereno de noche oscura, y temo que ya no te encuentre, aunque el tiempo dé vueltas en reversa.Prometo perdonar esa mirada esquiva y el desgarro de las caricias de un domingo sin asunto. Y mi corazón se agita ante ti, en un solo segundo, cuando te siento más lejano, casi perdido entre los astros que se van apagando. Así te pido que por favor, des vuelta la cara y digas que me amas. Quizá si me mientes con la mirada podré ver que todo es un mal sueño y decida despertar.La noche eclipsada te va protegiendo con su brumoso manto. Y sé que es muy tarde para comenzar, pero aun así, vuelvo a tu casa como si fuera el único camino al paraíso. Ya me encuentro justo fuera de tu pórtico, sollozando desconsolado, y me pregunto: ¿en qué momento se enamoró de ti?