Con uñas y dientes (Parte I)Al principio fue solo un vaivén de sombras que fue encauzando su camino, como río que corre, cuando caíste de una sola pieza sobre el umbral de mi investidura.Sentí los susurros alarmantes sobre el aire que te dejó perpleja y aunque me detuve a contemplar un segundo tu figura, ésta se fue difuminando con el fondo, y solo me quedé con la piel que me rechazó en un instante. Luego, una bofetada logró esclarecer el humo entre tú y yo, no así, la distancia que nos separaba. Y tan oscura que estaba la noche. Pude haberme perdido en la luz de luna hasta el amanecer, pero las lágrimas que brotaron de tus ojos me dispersaron.Adoré tus manos que empuñaron el brillo de supervivencia, cuando cada uno de tus latidos te hizo huir lejos del dolor. Aun así, mis brazos lograron atraparte y quedamos petrificados en el tiempo.