Era de tenerte bajo la guarda de mi baùl,
Descartarte como una sombra traviesa,
En la esquina comùn, carente de artificios,
De indefinidas lìneas, mayùsculas de lo ungido,
Y singulares, de besos apresurados ...
Donde las horas repiten los que nos mentimos,
Lo que nos hablamos,
Lo que nos aturdimos ... dividiendo lo sano,
Deseando olvidar, indecisos,
Lo que, posesos,
Tenemos punzante bajo el brazo.
 
Eranse de los cuentos que una vez detuviste,
En medio de las caricias pertinentes ... 
... Esas correspondencias, sabor a miel y sal ....
Donde no falla la memoria, por ahora pertinaz.
Aumentaban las caretas de las lagùnas oxidadas,
Entre noches deseadas, y rostros carentes.
Cuando el capricho se detuvo en tus labios, 
Y hablabas de mi, encipiente,
Todo cuanto querìas, y aun sin pudor ... 
Aguda sobre el inclinado sopor,
Derramando la metàfora que llenàbamos,
Desde el nocturno al alba consumida,
Con aquellas gotas de inocencia,
Y aparente malicia.
 
¡Como buscabas mas de mì!
Como me ausentabas de mi cuerpo, 
Llenàndo ànforas del agua,
Que dabas a mi alma de bebèr ... 
Querìas tanto como yò. Lo anhelabas ... 
Tenemos una noche, 
Por cada hilo de la seda que nos cubra.
Tan solo una, porque no hemos de tenernos gula ... 
Dirìas: ¡Equivocaciòn la tuya!
¡Diràs lujuria!
Pero lo negarè ante todo, y la angustia ... 
Para callar los tèrminos,
Y acusarte del quiebre lexical ... 
Porque hambre es y sed de mi respiro,
De mi cuerpo,
De esta alma mìa ... 
De todo cuanto nos mentimos, 
Mientras el amor juega con las disputas ... 
Pierdo yò, pierdes tu ... 
Se confrontan las debilidades, 
Cuando me has de ti: Debil, sigiloso, avaro,
De compartirte lo que dejas en mi,
De esa piedra y ese remanzo ... 
De las ausencias,
Y los fugaces encuentros ... 
¡Te deseo ahora!
¡Por què ahora en mis tormentos!
 
Cuando alcancè el pasillo ... 
Nada dijiste,
Nos escondimos ... 
Dejaste el baùl para mi ... 
Dejàste el secreto y mi confesiòn,
Esclava de lo que nos prometimos ... 
¡Còmo prometer bajo la cuerda en vilo!
¿Còmo? Porque no huiste ... 
Quedaste aquì conmigo,
Y no eras poesìa ... 
No eras papèl ... 
Y tinta, ni la corrida en tu prenda ...
Real eras para calmàr mi ficciòn.
Real para cuando el amòr,
Càlido y hecho leña ardiente en invierno insistente,
Dejaste el aroma a la ambiguedad,
De nuestras formas ... 
¡Te pienso ahora! 
En el legado de lo quimero ...
No lo lamento ... Lo justifico.
Diràs que mis palabras nada guardaron,
Se retaron solas y las disfrazaste.
¿Còmo guardar lo que llave te llevaste,
Y vulnerables huyen descalsos? 
 
Luis J. Cabrè.